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OPINIÓN - MARTES, 1 DE MARZO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Marrullerías deportivas
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Cada vez estoy más convencido de que esa idea de que el deporte es el lazo de unión y recta convivencia, entre las gentes, es un puro mito.

Y no hace falta más que echar un vistazo, en cualquier mes del año, mientras hay competiciones, para darte cuenta de que ahí cada uno va a lo suyo, y que, con tal de ganar, valen los métodos que se hayan utilizado.

Eso sucede en el deporte profesional, en el amateur, en partidos de solteros contra casados y en cualquier tipo de competición. Pero lo lamentable es que las marrullerías, las algaradas y todo tipo de problemas se den incluso en categorías de cadetes. Eso no debiera entrar en el guión, ni siquiera en el de los malos modos.

Esto es lamentable, es vergonzoso y define, por sí solo, a esos “chiquillos” y a quienes les orientan. Hay que cortar de raíz esto y si los chavales en cuestión, en vez de hacer deporte, se quieren quedar jugando con “la play”, lo peor será para ellos.

Hace un par de días me llamaba un amigo, desde Madrid, no era el mejor momento para mí, cuando recibí esa llamada, pero presté atención por el asunto.

Me decía mi amigo:” estoy viendo en Tele Madrid que unos chavales de la categoría de cadetes han agredido a un árbitro en Ceuta”.

La sorpresa era grande y más, cuando recorriendo emisoras de radio y canales de televisión, veo en subtítulos en Marca Televisión que hacen alusión a esto, Antena 3 TV, también, dio la noticia como algo importante, en Canal Sur, que cargaron, creo que con razón, sobre este hecho y algún otro sucedido anteriormente ... y así un largo etc.

Es la forma de vender el nombre de Ceuta, por parte de ciertos clubes y da vergüenza, o la da más, todavía, cuando estos dos chavales, “auténticos chicos del deporte”, pertenecen a un equipo que, en tiempos pasados, se han jactado de ser verdaderos promotores del deporte y de la educación, el equipo de San Agustín.

Uno que, en tiempos no muy lejanos, tuvo ciertas simpatías y todo tipo de respeto por la forma de hacer deporte en San Agustín, no pudo por menos de pensar en el Padre Casimiro, un auténtico señor, o en mi buen amigo Manolo Herrera, que era un educador nato.

Ahora, parece que es otra cosa y un escándalo de este tipo no entra en los parámetros de lo que debe ser el deporte y muy especialmente en un centro que, en tiempos, albergaba “la crema y nata” de los chavales, pero que ahora, a la vista está, más de un “macarrilla” suelto, también, parece que viste ese uniforme deportivo.

No sé como van a actuar los comités, a la hora de sancionar, pero espero y deseo que no se dejen llevar por la historia y el nombre, porque si eso lo hacen otros chavales de esa misma categoría, pero de ciertas barriadas, ya tendríamos sanciones ejemplares, a la vista, por lo que lo único que debemos pedir es equilibrio, respecto a otros. Y no conozco a los chavales, no sé sus nombres, no voy a dar, ni siquiera, sus iniciales, por lo que queda claro que nada tengo a favor de ellos, ni en contra, como tales chavales, pero sí me molestaría que no se midiera con el mismo rasero que si hubieran sido de otra parte.
 

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