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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE MARZO DE 2011

 
OPINIÓN / ANALISIS POLÍTICO

¿Una burda invención o un delirio?

Por Nuria de Madariaga


¿Existencia física real de los formularios? No existe. ¿Contenido? Se desconoce. ¿Intención? Llevar a cabo un delito electoral. ¿Y como se puede acusar sin pruebas plenas que denoten o evidencien culpabilidad?

Cuando se acusa públicamente a un partido político, en este caso al Partido Popular, de estar llevando a cabo una estrategia fraudulenta para conseguir votos por correo, los hechos ilícitos imputados hay que probarlos. Porque constituyen un delito electoral.

La secuencia se inicia con la exposición por parte de uno de los miembros de la Coalición, de una reunión que tuvo lugar en el Hotel Ulises, con miembros del Partido Popular entre otros, allí se decidió el reparto de un “formulario” para recoger los datos de filiación de los ciudadanos, sobre todo de personas mayores, para luego utilizarlos “para el voto por correo”. Y ellos, los de Caballas, denunciaban esos hechos “gravísimos” anunciando su intención de reunirse con el Delegado de Gobierno para que impidiera el “fraude electoral”. Pero no solo eso, sino que piensan destacar a personas en Correos para “vigilar” los votos.

Si califico de “auténtico estupor” la reacción de los profesionales de los medios de comunicación presentes, no llego en absoluto a definir el estado de incredulidad imperante en esa rueda de prensa. Sorpresa acrecentada cuando Mohamed Alí, a preguntas de periodistas solicitando ver un modelo del “cuerpo del delito” es decir, del formulario cuya existencia y utilización fundamentan la denuncia, declaró que “ni lo tenía ni lo había visto” y a nuevas preguntas requiriéndole para que explicara las cuestiones sobre las que trataba el formulario ya que, en los formularios se responde a determinadas cuestiones, alegó que “no lo sabía” pero “que se lo habían dicho” y por eso su Coalición iba a dirigirse al Delegado de Gobierno. Nueva cuestión: “Y las personas que le han relatado estos hechos ¿Van a ratificarse ante el Delegado de Gobierno?” Titubeos, negativa a dar el nombre de esos testigos, cosa lógica porque nadie en ningún momento se los había pedido y su opinión emitida con escasísima convicción sobre que, si los testigos se lo habían contado a él también seguramente se lo contarían al Delegado. Indefinición total dentro de la gravedad extrema de las acusaciones.

Una última pregunta “¿Usted sabe que, lo que está denunciando, es un delito muy grave?” Afirmación y reafirmación. ¿Pruebas de los hechos? El supuesto testimonio de unos desconocidos que, aparentemente, sabían de la reunión y de lo que allí se tramaba así como de los formularios que se están repartiendo para embaucar y engañar a los ciudadanos. ¿Existencia física real de los formularios? No existe ¿Contenido? Se desconoce ¿Intención? Llevar a cabo un delito electoral. Y hay veces en los que no se sabe si hablar de imprudencia o de simple estulticia en los comportamientos. Estamos en la UE siglo XXI, en un sistema de derechos y de garantías, estábamos en una rueda de prensa convocada por un partido, que no en una charla de taberna ni en un corralón de vecinos, tantos a los presentes como a los convocantes se les suponía una mínima formación y un cierto conocimiento genérico, imperativos que se acrecientan si el interlocutor, encima, es abogado.

¿Y como se puede acusar sin pruebas plenas y cumplidas que denoten o evidencien culpabilidad? ¿Cómo se puede imputar a una persona física o jurídica sin una elemental carga probatoria? Lo básicamente exigible, un modelo del famoso “formulario”. Pero no existía. Ni existe nada que pruebe lo más mínimo, ni fotos, ni grabaciones incluso ilegales por incumplir los requisitos formales, un vecino con un formulario, el testimonio de una de esas personas encargadas de “repartirlos” junto al puñado de copias a repartir. Nada.

O tal vez todo, tal vez haya sido un lapsus de memoria disculpable, si se tiene en cuenta que el socio y amigo del sr. Mohamed Alí, el sr. Aberchán de Coalición por Melilla más los socialistas melillenses se encuentran imputados, veintiocho de ellos para ser más exactos, en unas Diligencias Previas-Procedimiento Abreviado, concretamente el 552/08 del Juzgado de Instrucción número 4 de los de Melilla, acusados los veintiocho de delito electoral, dos de ellos además de falsedad y al parecer existe una nueva imputación de obstrucción a la justicia. ¿Será que Caballas ha escuchado relatar lo acontecido a sus socios en la ciudad hermana y la imputación colectiva por delito electoral y ha pensado que se hablaba de Ceuta? ¿Se trata tal vez de deformación ideológica por analogía con los socios melillenses?

La comparecencia de la Coalición Caballas denunciando las “maldades” del Partido Popular y vocalizando con claridad la acusación contra el PP por un fraude electoral, cuya comisión se encuentra en marcha con el reparto del formulario ¿Se debe a una simple patraña paranoica retrotrayendo la lastimosa situación de sus socios melillenses a la realidad ceutí? Y me pregunto ¿Es una burda invención o es un delirio?.

En todo caso, las imputaciones claramente emitidas, de que se está cometiendo un delito electoral, al tratarse de un delito perseguible de oficio entran en el apartado de la calumnia y en la calumnia existe la “exceptio veritatis”, la excepción de la verdad. Algo muy ventajoso para quien no miente ya que se le da la oportunidad de probar y demostrar la veracidad de sus acusaciones. Y esas acusaciones han sido clarísimas y no dan lugar ni a la duda ni a la interpretación.

Lógicamente ahora lo tendrán que probar.
 

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