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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE MARZO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vulgares y estúpidos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El hombre me mira con esa mirada que tienen los hombres que lo han vivido ya casi todo, y me dice: “Oiga, De la Torre, cómo es posible que le preste usted tanta atención a las cosas que dicen los jueves los de la Coalición Caballas. Pero si esas dos criaturas, el Aróstegui y el Alí, solamente dicen pamplinas de la Plaza Mina”. Y remata la faena, con el mismo aire gaditano: “Ya va siendo hora de que no se les haga el menor caso a esos panarrias”.

Muchas son las gentes que vienen catalogando de pamplinas cuanto dicen los jueves los susodichos políticos de “Caballas”. Y no pocas también las que han descubierto hace tiempo que ambos tienen los tarros repletos de vulgaridades. Sin embargo, nadie se había dado cuenta aún, quizá haya excepciones, de cómo la estupidez se ha ido apoderando de ellos hasta límites insospechados.

Así que no creo que haga falta leer el tratado del italiano Cipolla -se permite pronunciar Chipola para evitar rimas de mal gusto-, para saber a qué cuadro de estúpidos pertenecen las dos personas que vienen manejando el partido “Caballas”, surgido después de haber acabado con la UDCE, gracias a los intereses particulares de sus dos dirigentes principales: Aróstegui y Alí.

El primero, es decir, el sindicalista de CCOO llevaba ya mucho tiempo llamándonos vendidos, miserables, sanguijuelas, viles, etc., a todos los que escribimos en este periódico: El Pueblo de Ceuta. Por lo que nos habíamos acostumbrados a recibir tales insultos semanales. Por cierto, El Pueblo de Ceuta, llueva o ventee, lleguen o no los barcos o los helicópteros, siempre está a su hora en los puntos de venta. Prueba evidente de que se ha invertido en maquinarias y apostado por dar trabajo a varias personas, en tiempos donde las inversiones escasean. Perdonen la digresión.

Del segundo, Mohamed Alí, de quien nunca me cansaré de repetir lo mucho que le debe a esta Casa, para a su vez recordarle su mal proceder cada vez que asiste con el sindicalista a una conferencia de prensa los jueves, por no decir ni pío cuando se nos insulta, la verdad es que no esperábamos que fuera tan ingrato. Tan desleal. Tan desagradecido. Tan poco fiable. Pero hace tiempo que comprendimos que no se le pueden pedir peras al olmo.

Lo que no entraba en mis cálculos es que los dos dirigentes principales de “Caballas”, los que hacen y deshacen a su antojo en el partido, cayeran en el error de indisponerse con los empleados de Correos y con los profesionales de la televisión pública. Echándose encima, además, a la UGT y a la Central Sindical Independiente de Funcionarios.

Error lamentable, para ellos, propiciado por dos lumbreras que han acordado una alianza que les está sirviendo para darse a conocer cual dos estúpidos de gran relieve. Porque hay que serlo para hacer posible que sus denuncias contra Cristina Díaz, que gerencia la televisión pública y contra el jefe de los informativos, Andrés Sánchez, haya propiciado una especie de corporativismo que era casi imposible que se hubiera dado en condiciones normales.

La estupidez de estos señores, que han dado en la manía de atentar contra todo lo establecido, por sistema, encaja perfectamente en el apartado siguiente: tratan de perjudicar a los demás. Y lo único que están consiguiendo es perjudicarse a sí mismos. He aquí, pues, a dos chuflas. Que están con el polvorón.
 

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