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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 23 DE MARZO DE 2011

 
OPINIÓN / ANALISIS

El chabolismo en Ceuta (nada es lo que parece)

Por Nuria de Madariaga


El pasado domingo me lancé al tour turístico habitual ya que, para conocer las ciudades, hay que pasearlas y andarlas, de lo contrario no te enteras y para opinar o analizar hay que haber palpado las cosas sobre el terreno.

Me habían hablado en términos elogiosos del nuevo sendero de Benítez a Benzú, inaugurado por el Delegado de Gobierno, recordé haber visto unas fotos del Gato Carracao inspeccionando el terreno y como ese felino político es muy talentoso decidí alargarme. Y me topé con el primer asentamiento típico de gitanos rumanos de la ciudad por lo que exclamé educadamente ¡Hostia, rumanos aquí también! Preguntándome en mi interior si ya habrían desembarcado los albanokosavares y contábamos por tanto con una buena representación de las mafias del Este, como en la Península. Bajé cautelosamente a la playa donde se encontraba el asentamiento y pregunté a una gente que andaba por allí acerca de la zarrapastrosa macrochabola , buscando al tiempo el depósito de hilo de cobre y la chatarra habitual en esos enclaves. Pero, para mi sorpresa me informaron de que no era una chabola sino ¡una granja de pollos! ¿Y que hace una respetabilísima pero bastante precaria granja de pollos en un lugar donde se supone que debería estar un paseo marítimo?.

La curiosidad es malsana, el olor del enclave bastante pestilente y con reminiscencias de fetidez de “auténtico” asentamiento y el lugar parecía desolado, no observé ni a una gallina ni tampoco trasiego de venta de huevos.¡Que curioso! Se nota que los de Sanidad de esta ciudad tienen unos criterios muy singulares a la hora de determinar si las instalaciones de una granja cumplen con los requisitos mínimos de la Unión Europea en cuanto a higiene y demás inconvenientes de vivir en el siglo XXI en España.

¿Y “eso” se supone que forma parte del abolengoso proyecto del nuevo paseo marítimo? Me cuentan que erradicaron los bares y los chiringuitos de esa zona de playita, pero los pollos, la peste de los pollos, el patético asentamiento de los pollos y los vertidos de los pollos los debieron dejar por huevos. O puede que la cochambrosa construcción represente algún tipo de “simbolismo” o un mensaje de alguna manera esotérico que se quiera lanzar a la población en plan “esto es antes-se ve la chabola-y después-se ve la preciosa Plaza de la Marina- de votar al PePé”. Como marketing me parece de dudoso buen gusto, porque si bien en el lugar se advierte un hedorcillo chabolista, tampoco en el resto del sendero huele a Trésor de Lâncome. Aunque sí se agradece alejarse unos metros, no por las gallinas y los pollos sino porque la orografía presenta las características de un punto de encuentro de ratas y especies afines.

¿Qué si hice fotos? Por supuesto, para enviárselas a mis amistades con el lema “Vestigio arquitectónico pre-PePé en Ceuta”. Tampoco va a ser todo el enviar fotos de los lindos edificios del Paseo del Revellín con sus volutas de escayola, ni de las casas decimonónicas, ni de los elegantes ceniceros urbanos con el escudo dorado de la ciudad. ¿Qué dicen?. ¿Qué donde están “esos” aristocratosos ceniceros urbanos?. Pues digo yo que en los almacenes y mientras los instalan siempre queda la alternativa de alargarse donde los pollos a tirar la colilla del cigarro porque en esa cochambre no creo que vayan a multar por ensuciar las aceras. De hecho no hay aceras y produce muy mal vagío. Porque se imagina uno que “allí” había un restaurantito coqueto y pinturero, se lió el tsunami por la falla Atlántica, llegó la ola, asoló el lugar y al retirarse dejó esa ruina donde, que, con el tiempo, fue okupada por una tribu de pollos y de gallinas que se dedicaron al trapicheo ilegal con huevos, ante la impotencia de las autoridades y la desesperación de los servicios sociales que se topaban con la torva oposición de las gallináceas que, para irse, reclamaban gallineros sociales “dignos” y zonas verdes donde reciclarse en gallinas-picamierda ponedoras de huevos ecológicos y no en patéticas aves nutridas con piensos barateros.

Pero me ha conmovido (soy un ser sensible) toparme con el chabolismo “a la ceutí” porque, confieso sinceramente, que no me lo esperaba.
 

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