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					C reo que es injusto hacer mofa y burla de la Manzana del 
					Revellín y del arquitecto Siza. Pero creo que es peor 
					intentar desprestigiar la obra con mentiras o ejemplos 
					inexactos. Una persona a la que aprecio y valoro ha dejado 
					escrito sobre la Manzana en un periódico que no es este lo 
					siguiente: “Hasta el más profano en el asunto se da cuenta 
					que de eso nada de nada, ya que a nadie se le escapa la 
					forzada imbricación de ese mastodóntico hormigonado en una 
					zona rodeada por construcciones, muchas de ellas facturadas 
					a principio del pasado siglo, bajo esquemas arquitectónicos 
					totalmente diferentes, obviando la tendencia que en este 
					tipo de construcciones urbanas se están desarrollando en 
					Bilbao o Valencia, donde a diferencia de lo que ocurría hace 
					algunos años se busca integrar y armonizar sus elementos 
					arquitectónicos del pasado con las construcciones del 
					presente”. 
					 
					No es cierto. En Bilbao y en el periodo que se ha construido 
					la Manzana en Ceuta, más o menos, la arquitectura es tan 
					valiente que causaría espanto a los críticos (¿?) de la 
					arquitectura de Siza. No tengo duda de que los bilbaínos 
					deberían aprender muchas cosas de los ceutíes. Les vendría 
					bien. Pero en urbanismo y arquitectura, los ceutíes deberían 
					copiar algunas cosas de los bilbaínos. Recuerdo que el 
					ejemplo no lo he puesto yo, sino que ha sido publicado en un 
					periódico de Ceuta que no es este. Que alguien diga en una 
					radio de Ceuta que ni siquiera va a pasar por la plaza es 
					respetable. Que otro anuncie que va a llevar una maceta con 
					una planta a la misma plaza, pues dicho queda, y que un 
					tercero escriba que el lugar está “edulcorado con cuatro 
					árboles y maceteros” es injusto por falso. Siza ha ordenado 
					quitarlos porque no son de su obra. 
					 
					Con el deseo de enriquecer mis argumentaciones y 
					facilitarles a ustedes su opinión favorable o en contra de 
					lo que escribo pueden ver en esta página dos fotografías 
					tomadas por mi de la arquitectura que se está desarrollando 
					en Bibao para que me digan dónde esta eso de “intentar 
					armonizar sus elementos del pasado con las construcciones 
					del presente”. Hay opiniones de otros sujetos que ni comento 
					sencillamente porque los complejos personales sobre estos 
					temas sólo se arreglan viajando.  
					 
					No quiero dejar esta opinión sin hacer mención de algo sobre 
					lo que no pensaba hacerlo. Pero dado que hay gente que habla 
					de la arquitectura como dios, vamos a adentrarnos en tierra 
					sagrada para ver un ejemplo de transformación con el que 
					este modesto mortal no esta de acuerdo.  
					 
					Si van al cementerio de Santa Catalina, visiten la bonita 
					escultura que pretendía recoger las cenizas de soldados de 
					la guerra de África. En ese sitio los “fieles regulares” han 
					sido pintados con la misma pintura que la de la pared del 
					cementerio. Eso sí, le han dejado el color inicial a los 
					fusiles. Impresionante transformación de la arquitectura 
					sagrada: bote, brocha gorda y ¡zas!, así es como está bien. 
					Pues vale. No coincido en los gustos, o por lo menos no 
					comparto una arquitectura de corte ‘gamberrista’. Creo, 
					modestamente, que esta bella ciudad debe sacudirse complejos 
					de otros en lo que a urbanismo se refiere. 
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