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					El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, y el 
					consejero de Medio Ambiente, Ramón Gavilán, realizaron ayer 
					un balance de los objetivos conseguidos en los dos primeros 
					años de funcionamiento de este vertedero, que ha permitido 
					descontaminar la zona costera de los cortados de Aguadú en 
					tiempo récord. 
					 
					No en vano, Gavilán admitió que nunca pensó que esta 
					recuperación del fondo marino se fuera a conseguir tan 
					rápido, si bien este logro ha sido posible gracias al 
					arrecife artificial que suponen los cientos de bloques de 
					hormigón sumergidos en esta parte del litoral melillense. 
					 
					Gavilán e Imbroda presentaron ayer una serie de fotografías 
					y un breve documental en el que se observan numerosas 
					especies marinas que se han asentado en la zona del 
					vertedero, cuyas rocas artificiales están ya cubiertas de 
					verde y sirven como hábitat de cientos de erizos de mar, 
					lapas, pepinos de mar y diversos tipos de peces. 
					 
					El consejero de Medio Ambiente recordó que antes de 
					construir el vertedero, la Cala del Morrillo era “una zona 
					muerta” de Melilla, con un monte creado de forma artificial 
					por la acumulación de basuras que ardía prácticamente todas 
					las semanas y que obligaban a los servicios de emergencia a 
					estar permanentemente actuando. Además, el agua del mar 
					estaba llena de basuras y era imposible bucear con seguridad 
					dada la nula visibilidad. 
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