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					La Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos tiene 
					previsto presentar una renovación del ‘Plan Territorial de 
					Contigencias por contaminación marina accidental’ en Ceuta y 
					que sustituiría al que aprobó el Pleno de la Asamblea en 
					septiembre de 2006. La revisión del documento ha sido por la 
					“necesaria” integración de las disposiciones aplicables del 
					Plan Territorial de Protección Civil. El objetivo de este 
					nuevo documento será establecer las medidas para actuar 
					frente a episodios de contaminación marina accidental que 
					pudieran afectaría al litoral ceutí además de fijar el 
					ámbito de actuación y los mecanismos de coordinación. 
					 
					La Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, a 
					través de su máxima representante Yolanda Bel, tiene 
					previsto elevar en el próximo pleno el nuevo ‘Plan 
					Territorial de contingencias por contaminación marina 
					accidental’. El primero de estos documentos fue aprobado 
					mediante acuerdo del Pleno de la Asamblea que se celebró el 
					22 de mayo del año 2006. Sin embargo, desde la Consejería se 
					ha visto la necesidad de realizar una revisión para integrar 
					las disposiciones que se recogen en el Plan Territorial de 
					Protección Civil (PLATERCE) y que constituye “el marco 
					regulador básico de toda la planificación que se elabore en 
					relación con los riesgos que afectan a la ciudad de Ceuta”, 
					explica el nuevo informe.  
					 
					El objetivo fundamental del PTCCMA es establecer las medidas 
					“necesarias para actuar frente a episodios de contaminación 
					marína accidental y que pudieran afectar al litoral de 
					Ceuta”. En el mismo se fijan además los ámbitos de 
					actuación, que se resumen en la franja terrestre del litoral 
					ceutí, incluyendo los espacios naturales protegidos, las 
					áreas de valor socioeconómico, las zonas portuarias y las 
					infraesructuras urbanas susceptibles de ser afectadas. Desde 
					Medio Ambiente se señalan tres espacios de especial interés 
					integrados en la ‘Red Natura 2000’: Calamocarro-Benzú, 
					acantilados del Monte Hacho y zona marítimo-terrestre del 
					Monte Hacho.  
					 
					Niveles de riesgo 
					 
					En relación a los niveles de riesgo de contaminación marina, 
					el Plan, al que pudo acceder EL PUEBLO, incluye, de mayor a 
					menor, las operaciones de bunker, el tráfico de petroleros, 
					limpieza de sentinas y depósitos de combustible. Por otra 
					parte, en el grado de prioridad para la protección del 
					litoral se establece el nivel máximo para la planta 
					desaladora y vertiente norte de la zona del Monte Hacho y la 
					ZEPA de los acantilados del Hacho. Con prioridad alta se 
					encuentran la vertiente este y sur de la zona del Hacho y de 
					la ZEPA, la playa de Benítez y el tramo de costa entre la 
					desaladora y Punta Bermeja. En cuanto al nivel medio, Medio 
					Ambiente cataloga, según diversos estudios, desde Benzú a 
					Punta Bermeja, espigones de levante y poniente del puerto, 
					tramo de costa entre el Sarchal y la Punta del Morro. Por 
					último, los de prioridad baja serían los diques de la 
					ampliación del puerto y las playas de la Almadraba, 
					Tramaguera y Tarajal.  
					 
					El “director del plan”, que, en este caso, sería la 
					responsable del área de Medio Ambiente de la Ciudad, se 
					encargaría de activar las actuaciones necesarias y alertar a 
					los servicios de emergencia, además de dirigir las 
					operaciones que habría que llevar a cabo en caso de 
					contaminación marina.  
					 
					Por otra parte, en el documento se incluyen los 
					procedimientos de actuación en los que se recogen diferentes 
					niveles de respuesta en función de la magnitud del episodio 
					de contaminación y de los medios necesarios. Así, se 
					registrará el nivel amarillo cuando sea una emergencia de 
					nivel 1, es decir, un “suceso local”, es decir, situaciones 
					indicentales originadas por pequeños vertidos de 
					hidrocarburos u otros vertidos contaminantes, sin 
					repercusión ambiental significativa y cuya evolución no se 
					prevé que afecte más allá de la zona de origen del vertido. 
					Los medios propios de la Ciudad serían sufcientes para estos 
					trabajos. En cuanto a la respuesta de nivel naranja, el 
					vertido sería de “considerable magnitud” y demandaría la 
					participación de medios complementarios dependientes de la 
					Administración General del Estado o de otras entidades 
					privadas. En último lugar se encontraría el nivel de 
					respuesta rojo, donde se produciría un vertido de gran 
					magnitud que afectaría a una importante fracción del litoral 
					con graves efectos ambientales. En esta alerta sí que se 
					activaría el Plan Nacional.  
					 
					Por otra parte, el plan también incluye un programa de 
					“adiestramiento y formación” en el que la dirección del 
					mismo adoptará las medidas necesarias para realizar “al 
					menos un ejercicio de lucha contra la contaminación marina 
					en el plazo de vigencia del plan -3 años-”. El objetivo 
					general será evaluar la eficacia de la respuesta ante una 
					emergencia, sirviendo tanto para el adiestramiento del 
					personal como para la validación de los medios y materiales 
					adscrito al mismo.  
					 
					Así, las acciones formativas podrán consistir en la 
					impartición de cursos, realización de prácticas, edición de 
					material impreso -técnico y divulgativo- y organización de 
					seminarios o jornadas técnicas específicas cuyas materias 
					prioritarias serán tres: estructura y organización del 
					PTCCMA; seguridad y salud y procedimientos de actuación. Por 
					último, la formación se planteará en dos niveles, básico y 
					superior.  
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