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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE MARZO DE 2011

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 21


Carlos Chocrón me llama por teléfono. Y me muestro frío. Distante. Y él que no tiene un pelo de tonto se percata de que lo mío no es una pose sino que sigo molesto con él desde el día en que se inauguró el Teatro Auditorio de Ceuta. Y me pregunta el motivo de mi enfado. Y le respondo que ya se lo diré en su despacho. Pero insiste en la misma medida que yo me niego a detallarle lo ocurrido. Ya que para mí el teléfono no es el medio más adecuado para dar explicaciones de ese tipo. Carlos sabe perfectamente que mi carácter no casa en absoluto con las salidas de tono de nadie sin venir a cuento. Y él tuvo una que a mí no me agradó durante el cóctel ofrecido por Chocrón Joyeros tras la sensacional actuación de Inma Shara. Con Carlos llevo yo conversando hace ya la tira de años, y oyéndole y observando sus ganas de vivir y de hacer cosas. Si bien tampoco perdí nunca de vista sus momentos irritables. Momentos en los que pierde la compostura porque las cosas no salen como él, que es un perfeccionista, quisiera. De cualquier manera, he quedado en acudir a la cita que me ha pedido en su despacho para hablar de algo que en su día dejamos en suspenso. Y para rematar la faena, pues viene aquí, según creo yo, como anillo al dedo, diré lo siguiente: “El amor propio es un curioso animal que puede dormir bajo los golpes más crueles, pero que se despierta herido de muerte, por un simple arañazo”. No menciono al autor de la cita porque no quiero levantarme para buscar su nombre en el libro que tengo en los anaqueles.

MARTES. 22

Acudo a la comida que venimos celebrando desde hace ya varias semanas quienes nos sentimos la mar de bien conversando. Los quienes somos cinco. Y tratamos por todos los medios de exponer nuestras opiniones sin que haya motivo alguno para la discordia. A medida que avanza la tarde la charla adquiere mejor tono y aumenta el desenfado y la alegría. Hoy, cuando estamos en ese momento, a uno de los contertulios se le ocurre preguntar si conocemos a Manolo Camacho. -El cual, debido a un momento estupendo como portero, Marca le concedió el sobrenombre de El Gato de Benicarló-. Y respondimos que sí. Faltaría más. Pues bien, apenas hecha la confirmación, allá que hizo su entrada en el Restaurante el recién mencionado Camacho. Y, naturalmente, se le invitó a compartir la sobremesa. Camacho ama el fútbol por encima de muchas otras cosas. Yo le recuerdo cuando en los comienzos de los años ochenta me buscaba para ponerme al tanto de sus actuaciones como guardameta. Manolo Camacho estaba sobrado de afición y reunía cualidades para hacerse a la idea de que podía abrirse camino en una profesión siempre difícil y en un puesto tan complejo y específico como es el de guardameta. La suerte no fue su mejor aliada en lo tocante al fútbol. Pero él en vez de agriar su carácter supo aprovecharse de la profesión para mejorar como persona en todos los aspectos. Me han contado, y no es la primera vez, que MC se desvive por ayudar en cuanto puede a todos los profesionales del fútbol que llegan a esta tierra. Y, claro está, a mí me alegra destacar ese buen hacer de quien nadie le puede quitar seguir siendo recordado como El Gato de Benicarló. Porque así lo quiso un día un periodista perteneciente al Diario Marca.

MIÉRCOLES. 23


Lleva ya muchos años como funcionario municipal y se conoce los entresijos de la Casa de arriba abajo y de izquierda a derecha. Ha visto desfilar políticos de todos los colores. Algunos, como él suele decir, con muy poca lacha. O sea, carentes de vergüenza. Y dado que siempre me ha tenido tanta ley como confianza, cuando nos vemos me va citando los nombres de quienes se lo han llevado calentito. Y hay momentos en que surgen anécdotas que nos permiten a los dos reírnos a mandíbula batiente. “¿Te acuerdas de aquel día en que…?”. Y yo le respondo, con celeridad, pues claro hombre…; pero si aquel día en un sótano del Muralla presencié yo lo del innombrable con el delegado de Ciudad Limpia. Vuelve a intervenir el funcionario municipal: “Pero seguro que tú no presenciaste nunca lo que sucedía, un día sí y otro también, en la cafetería de la plaza de África cuando se citaban allí a las personas que andaban buscando casas subvencionadas”. Que sí, hombre, que sí. Que esa situación era de dominio público. Y cuando nos damos cuenta llevamos más de media hora dándole a la mui. Así que damos la charla por concluida. Y a vivir que son días.

JUEVES. 24


Voy leyendo El Pueblo de Ceuta y cuando llego a la página 41 hallo una información en la que Mariano Rajoy anima a sus diputados a que redoblen los esfuerzos en esta época electoral y les recomienda que no caigan en la euforia. Lo cual me parece muy bien. Pero sigo leyendo y me encuentro con el siguiente párrafo: En resumen, Rajoy ha exhortado a los diputados a que trabajen más, a que “cojan la maleta y recorran la geografía…”. Y, rápidamente, me he acordado Fernando Lázaro Carreter. Quien le habría dicho: ¡Tú también, hijo; tú también dándole vida a un tópico que produce rubor mencionarlo! Y menos mal que al presidente del Partido Popular no se le ha ocurrido cometer aun mayor desatino indicándoles a los suyos que hagan el viaje a todo lo largo y lo ancho de la geografía española. Pues hubiera sido ya el colmo del despropósito. Con lo fácil que es -¿o no, don Mariano?- decirles a los suyos: recorran España. Y sanseacabó.

VIERNES. 25


Ayer se me ocurrió sentarme a comer en un restaurante que estaba más solo que un cementerio nocturno. O como suele decir alguien a quien aprecio: más solo que las oficinas de un ministerio a la hora del café. El vacío que presentaba el establecimiento me hizo mucha ilusión. Así que no pude menos que decirme: vaya, hoy no me toca aguantar a ningún pelmazo. Y me equivoqué: en principio, porque pronto se sentaron a otra mesa tres individuos que comenzaron a presumir de estar comiendo cigalas. Los tres, dos de ellos muy conocidos en su casa, seguramente, y un tercero que se ha hecho un nombre en esta tierra. Y estuve tentado, en un momento determinado, de decirles una guasa de las que se acostumbran a decir por la Caleta gaditana. Pero me contuve. Y lo hice pensando en que lo mejor sería seguir disfrutando, al menos una vez, de comer sin que nadie me molestara. Pero que si quiere arroz, Catalina. Cuando menos lo esperaba llegaron tres personas que decidieron compartir conmigo mesa y mantel. Y allá que tuve que aguantar las impertinencias de una de ellas: una que vive convencida, no sé por qué motivo y razón, que lo mejor para mí sería convertirme en un continuo alzafuelles de sus caprichos. Y, claro está, no tuve más remedio que agitarme de manera ficticia para que creyera que había conseguido ofuscarme. (alzafuelles es palabra que viene en el diccionario).

SÁBADO. 26


Estoy dentro de una profesión en la que aun en el mejor de los casos, me encuentro en libertad vigilada. Menos mal que asumo la situación con buen talante. También es cierto que un columnista sería libre de escribir lo que quisiera en el caso de que fuera el dueño del medio de comunicación. Y ni siquiera así lo veo tan claro. Pero a pesar de los pesares, mentiría si no dijera que en estos momentos me lo estoy pasando la mar de bien. Sobre todo leyendo las tonterías que se vienen escribiendo y diciendo, desde todos los frentes, cuando todavía no ha comenzado la campaña electoral de unas elecciones que tiene ganadas el Partido Popular con el menor esfuerzo. Lo cual no significa que el triunfo absoluto que obtendrá en mayo el PP, gracias al tirón de Juan Vivas, sea para que algunos diputados populares vayan escupiendo por un colmillo. Y más que sacar pecho en lugares públicos, los tales diputados, lo que tendrían que hacer es invocar a su santo predilecto para que Vivas llegue en perfecta forma física a la cita. Porque sin éste en forma, tengo la certeza de que el PP sería menos PP.
 

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