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                     ¿Ustedes sabían que el toro de 
					Osborne que han instalado los melillenses, apropiándose de 
					nuestra idea, se llama “Gurugú”? Pues así lo han bautizado 
					con grandes alharacas. Los de Melilla están que se salen, 
					están que no se les puede aguantar, se burlan de nosotros y 
					entre otras lindezas nos llaman “pringáos” y dicen que 
					cuando comenzaron a reclamar el toro el Gobierno de ellos se 
					partió el culo por complacerles y que a nosotros el nuestro 
					no nos hace ni puto caso. 
					 
					¡Mienten como bellacos esos melillitas! Solo tienen que ver 
					a la peña facebukera de defensa del astado que ya ha colgado 
					en internet una antigua foto donde se ve a “nuestro” toro, 
					es decir, que en el fondo y en la forma nos adelantamos y no 
					hicieron sino copiarnos para darse pisto. Y por cierto 
					¿Dónde está el toro Hacho? Porque un bicho de esas 
					dimensiones no desaparece de la noche a la mañana sin dejar 
					rastro ¿Lo tendrían apalancado en algún lugar y se lo habrán 
					dado a Imbroda en plan regalón?. Los facebukeros echan las 
					túrdigas de puro reivindicativos, iniciativas como recogida 
					de firmas, pegatinas con la bandera de Ceuta adornada con el 
					toro, pedir que construyan una plaza de toros como la 
					melillense ¿Por qué ellos sí y nosotros no, es que son más 
					españoles?, exigir al Presidente Vivas que, en cada festejo 
					institucional suene por ordenanza municipal el pasodoble 
					“Francisco Alegre y olé”, fijar una fecha como “Día del toro 
					y de la fiesta”, encargar una bella escultura en bronce de 
					“Homenaje al matador” y que venga el Paquirrín-Kiko Rivera a 
					inaugurarla y suelte un sentido pregón. A los de la peña se 
					les ocurren cien ideas ¿La menos popular? Pues que quienes 
					defienden la iniciativa lo demuestren colocándose una 
					diadema con cuernos y claro, eso a más de uno le ha causado 
					rechazo. 
					 
					Pero, por si éramos pocos el travesti de la casa parió 
					siameses y en medio de la encendida polémica llega el 
					político marroquí Omar Azziman cacareando que quiere 
					“recuperar” Ceuta y Melilla. Sí, con los cojones. 
					¿Recuperar? Me digan cuando nuestras ciudades han 
					pertenecido a Marruecos que es nunca, más derecho tenemos 
					nosotros a “recuperar” esto sí hablando con propiedad, 
					Portugal, Cerdeña, Sicilia, Nápoles, las Filipinas, Flandes 
					y toda Sudamérica ,ya entienden, todos los territorios de 
					cuando en nuestro Imperio nunca se ponía el sol ¿Van a 
					comparar? ¡Más quisiera el gato lamer el plato!. 
					 
					Pero existen razones geopolíticas para que Omar Azziman se 
					ponga conquistador y es para picarnos y pincharnos. El tipo 
					conoce lo de que nuestra España tiene forma de piel de toro 
					y que Ceuta y Melilla ocupan el lugar de los testículos del 
					noble animal, al Azziman le enseñan fotos del toro 
					melillense, el altivo Gurugú y se pone malo de la envidia, 
					entonces le entran malas ideas y sueña con mandar a un 
					propio para que, con nocturnidad, al menos le arranque al 
					orgulloso Gurugú sus negros cojoncillos de Osborne pero, 
					como nadie se atreve por si llega la Benemérita, entonces 
					fantasea con una España capada sin Ceuta y sin Melilla, 
					capada y sin huevos. ¿Dónde es capaz de llegar la mente 
					humana? ¿Despertará nuestra futura mascota el noble toro 
					Hacho idénticas inquinas? Pues más va a despertar, porque ya 
					ha convenido la peña que nuestro astado llevará entre los 
					cuernos la airosa virgulilla de la eñe de España a modo de 
					peineta horizontal y los melillenses y el Azziman van a 
					flipar de pura sobredosis de españolidad. 
					 
					¿Y para que diantres querrá el Azziman Ceuta y Melilla con 
					la que tiene liada en su casa? Pienso yo que mayormente para 
					disponer de más kilómetros de costa para que salgan las 
					pateras o para crear una polémica artificial y distraer a su 
					gente, o en represalia porque nosotros tenemos al gallardo 
					Gurugú y al futuro nobilísimo Hacho con su peineta cañí y él 
					no tiene ninguna mascota. 
					 
					Pero como somos generosos y buenos vecinos no nos importa 
					que mire y fotografíe las nuestras, bien destacadas en el 
					horizonte, mirando a las costas de Andalucía, alzando si un 
					caso la pata y meándose en las columnas de Hércules para 
					demostrar que es “su” territorio, eso es lo que tiene que 
					hacer. Y callarse. Porque ¿Ven ustedes lo bien diseñados que 
					tienen los toros de Osborne los cojones? Pues esos se los 
					regalan a pares en España a cada español que nace, van 
					incluidos en la canastilla de los bebés y llevan varios de 
					repuesto, por si se desgastan de tanto usarlos. 
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