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ACTUALIDAD - VIERNES, 1 DE ABRIL DE 2011


dos inmigrantes, ocultos entre la maleza. fidel raso.

inmigracion
 

Los inmigrantes perfeccionan sus rutas de acceso a la Planta de Transferencia

Los empleados se sienten impotentes ante las
avalanchas que se producen de forma puntual por parte de residentes del CETI que buscan colarse en los camiones
 

CEUTA
Tamara Crespo / Antonio Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nada parece detener a los inmigrantes que tratan de llegar a territorio peninsular ocultos en alguno de los camiones que a diario trasladan la basura de Ceuta desde la Planta de Transferencia de Residuos de Urbaser hasta Algeciras. Ni la construcción de un muro que protege parte de las instalaciones ni la presencia más intensa de la Guardia Civil disuaden a los residentes del CETI que tienen marcada una ruta cotidiana hasta el Hacho y, una vez allí, a través del monte, hacia el interior de la planta. Además de aumentar su presencia, también es creciente su agresividad, según los empleados de Urbaser, que se sienten impotentes.

Los inmigrantes que buscan cruzar a la península ocultos en los camiones de basura han intensificado no sólo sus intentos de colarse en la Planta de Transferencia del Hacho, sino también el grado de intimidación o de agresividad que emplean con los trabajadores de Urbaser cuando son descubiertos o intentan echarles de las instalaciones. “Ya no pueden hacer nada, aunque les vean esconderse, les dejan porque se ponen agresivos, han llegado a venir incluso con navajas”, afirma uno de los responsables de la planta.

EL PUEBLO informaba ayer del repunte en las incursiones de los inmigrantes en la planta a la hora del almuerzo, aprovechando la ausencia momentánea de los operarios, pero por la tarde, se produjeron, tal como informaron ayer los representantes de la empresa, incidentes de mayor gravedad, de los que se dio aviso a la Guardia Civil. “A eso de las cinco de la tarde fue mucho peor que a mediodía; empezaron a aparecer por todos los lados, entran muchos y ya no sabemos qué hacer”, aseguraban las mismas fuentes.

Lo cierto es que los inmigrantes, en su mayoría, subsaharianos, que intentan esta huida a la desesperada de Ceuta han “perfeccionado” sus estrategias de acceso a la Planta de Transferencia. Tal como pudo comprobar ayer este diario, los residentes del CETI tienen trazada una “ruta” común de acceso a las instalaciones. Tras llegar a pie hasta la zona de Santa Catalina, la mayoría accede a la carretera de circunvalación del Hacho a través del nuevo vial que la enlaza con los cementerios y la EDAR. Una vez allí, trepan por una escarpada pared del margen interior de la carretera y, a través de una vereda y de espacios abiertos en medio de la vegetación, se acercan hasta una zona próxima a la planta. En este punto, descienden hacia los acantilados que bordean las instalaciones gestionadas por Urbaser por una parte del terreno que forma otro camino desde el arcén de la carretera.

Un muro insuficiente

Después de los sucesos más graves, que en diciembre del pasado año dieron lugar a la muerte de un joven camerunés, Paul Charles, al volcar el camión en el que se había ocultado, se construyó un muro de hormigón que, sin embargo, no protege la totalidad de las instalaciones. Hay una zona en la que los inmigrantes han roto la valla metálica de protección y acceden directamente a una zona de contenedores. “Ayer -por el miércoles- retiramos de ahí a un montón de ellos”, señalaba uno de los trabajadores en referencia a una zona alta de vegetación situada entre el área protegida con el muro y la que no lo está, una especie de “oteadero” desde el que esperar el momento oportuno para tratar de introducirse en las instalaciones.

Salvo en este caso, la presencia de los inmigrantes en el entorno de la planta es muy difícil de detectar. La espesa vegetación del Hacho y las ropas oscuras que visten les sirven para camuflarse. Además, se construyen observatorios que ocultan entre la maleza a base de ramas y hojas de árboles. Con paciencia, en solitario o en pequeños grupos, esperan escondidos la oportunidad de subirse a un camión.

Muchos inmigrantes, algunos identificados en varias ocasiones por la Guardia Civil, repiten sus intentos una y otra vez, a pesar del peligro, pues además de a morir asfixiados en los huecos de los camiones se exponen a ser aplastados por la carga cuando se introducen en los contenedores. Hay quien como el guineano Amara Kamara, entrevistado por este diario en marzo pasado, se arriesgan además a despeñarse por los acantilados.
 


Algunos se han ocultado con trajes de neopreno en los contenedores cerrados

Testigos directos de la difícil situación que se vive en la Planta de Transferencia de Residuos, trabajadores de Urbaser han señalado a este diario que en alguna ocasión han encontrado a inmigrantes vestidos “con traje de neopreno” ocultos en los contenedores cerrados.

Aunque no existen cifras oficiales de cuántos residentes del Centro de Estancia Teporal de Inmigrantes (CETI) logran llegar a la península mediante este procedimiento, los responsables de la planta aseguran que en Algeciras se ha detectado al menos a media docena de ellos.

Con anterioridad a la planta de basura del Hacho, la zona más “caliente” en cuanto a los intentos de colarse en camiones con dirección a la península se encontraba en el Muelle de la Puntilla. Las escolleras estuvieron en algunos momentos repletas de extranjeros en situación irregular que esperaban allí la oportunidad de esconderse en los bajos o en cualquier otro hueco de los vehículos antes del preembarque. Los controles y operaciones de desalojo llevados a cabo por la Guardia Civil lograron disolver este foco de un problema que parece haberse trasladado.
 

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