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                     Es lo que parece que está 
					sucediendo este año que, tras un largo invierno, la 
					primavera viene como a plazos o por cuenta gotas. Ahora 
					también. 
					 
					La pasada semana había habido de todo, pero muy 
					especialmente muchos problemas de temporal, con agua a 
					ratos, y casi a diario con el mar endemoniado. 
					 
					A media semana cambió la situación, y cambiar ahora, en 
					Ceuta, implica que la playa empieza a estar concurrida, cosa 
					que sucedió, especialmente, el jueves y el viernes, con un 
					anticipo de lo que, algún día, deberá ser la primavera, de 
					verdad. 
					 
					Con todo, se resisten a llegar por un tiempo duradero las 
					buenas condiciones para seguir estando cerca de la playa, 
					con lo que este fin de semana, otra vez, se nos ha vuelto a 
					poner más a tono con lo que era marzo, que con lo que 
					debiera ser abril. 
					 
					Para otra vez será, es lo que podemos decir, porque ahora 
					mismo, ni siquiera, con tantos colorines como se nos 
					presenta el pronóstico del tiempo en los telediarios, son 
					capaces de acertar, de verdad, por lo que tras los dos 
					primeros días de avance, donde sí suelen dar en la diana, al 
					tercero nos quedamos a medio camino de lo que nos anunciaron 
					y lo que es. 
					 
					Particularmente, aquí en Ceuta, lo que más me incomoda, por 
					encima de todo, es ver, desde por la mañana, como se 
					estrellan las fuertes olas contra las playas, lo que nos 
					hace adivinar, ya desde ese momento que, los barcos ese día 
					van a salir con dificultades y los viajeros que se dirijan 
					al otro lado del estrecho lo van a pasar poco bien. 
					 
					Posiblemente, ese día no viajo yo, pero sólo el hecho de una 
					posible salida, por causas de fuerza mayor, me aterra. Por 
					eso más que por nada prefiero ver un buen tiempo en Ceuta, 
					más que en mi propia tierra. 
					 
					Hace muy pocos días me decía uno de los miembros de cierta 
					cofradía de las célebres de Ceuta:” Lo que más nervioso me 
					pone es que se anuncie mal tiempo, especialmente lluvias, 
					para la Semana Santa”. Y yo comprendo ese enfado o ese 
					miedo, porque ya es mala suerte que haya docenas de personas 
					que se han pasado días y días, a lo largo del año, 
					trabajando como sólo ellos lo saben hacer y que ese día y a 
					esa hora de la procesión se ponga a llover. 
					 
					¿Qué es más rentable que caiga baja la Semana Santa o que 
					caiga como este año, en la segunda quincena de abril?. Lo de 
					las fechas si es que influye en unos días o en otros es más 
					para perjudicar que para beneficiar, antes o después, pero 
					lo curioso es que en cuanto han terminado esos días llegue 
					el buen tiempo, mientras que durante la Semana Santa son 
					contados los años que el tiempo es bueno. 
					 
					Todo esto lo estamos diciendo a dos semanas de ese período 
					vacacional y cuando los “frentes” han vuelto a hacer acto de 
					presencia, con lo que se nos corta, de momento, seguir en la 
					playa, podremos volver a lo largo de algún día de la semana 
					y queda aún especio de tiempo para volver a ponernos la 
					gabardina o a coger el paraguas. 
					 
					Cada vez me fijo ya menos en los pronósticos del tiempo de 
					cada día y casi me parecían más serios aquellos mapas que 
					nos presentaba Mariano Medina, auténticos jeroglíficos que 
					él y pocos más entendían pero que daban un pronóstico con 
					bastante acierto. Ahora bien, entonces y ahora, la primavera 
					llegaba y llega a plazos. 
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