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ACTUALIDAD - LUNES, 4 DE ABRIL DE 2011


Juan Saavedra. CEDIDA

JUAN SAAVEDRA / Presidente de la Sala II de lo Penal del Tribunal Supremo
 

«La reforma del Código Penal ha adaptado nuestro marco jurídico a la realidad social española»

El presidente de la Sala II de lo Penal del Tribunal Supremo, Juan Saavedra, inaugura hoy las II Jornadas Jurídicas, en las que dará a conocer los contrastes legislativos que, en menos de un año, se han dado en materia penal

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Sobre la reciente reforma del Código Penal hablará como primer ponente en las II Jornadas Jurídicas de la ciudad, el presidente de la Sala II de lo Penal del Tribunal Supremo, Juan Saavedra, para el que dicho cambio en la normativa se ha traducido en una adaptación del “marco jurídico a la realidad social” de nuestro país, entre otros aspectos. Pese a mirar con buenos ojos el nuevo modelo de Oficina Judicial, el magistrado considera que “lo esencial” es que se produzca un cambio en la cultura de organización del servicio público de la Justicia. Con respecto a retos afrontados tan trascendentes como la sentencia del ‘11-M’, Saavedra asegura que su Sala “tiene capacidad para resolver” causas de tal calibre.

Pregunta.- ¿Qué funciones son propias de la Sala que preside dentro de las competencias atribuidas por nuestro ordenamiento jurídico al Tribunal Supremo?

Respuesta.- El Tribunal Supremo es, ante todo, un tribunal de casación que tiene como misión fundamental asegurar el principio de igualdad en la aplicación de la ley en todo el territorio donde está vigente. Por ello es función esencial de esa Sala II resolver los recursos de casación frente a las sentencias dictadas en materia penal por las audiencias y los tribunales superiores de justicia en relación con el jurado. Además de otras competencias, como los recursos de revisión, queja, cuestiones de competencia, también corresponde a la Sala Segunda, pero no ya como tribunal de casación sino como instancia única que conoce las causas contra aquellas personas que están aforadas.

P.- ¿Cuándo y por qué decidió dedicarse a la Magistratura?, ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?, ¿Y lo que menos?, ¿Cómo es un día con Juan Saavedra?

R.- Decidí hacer oposiciones a judicatura cuando cursaba los últimos años de la carrera de derecho, confluyendo diversos factores y circunstancias, ante todo la idea de preferir servir al Estado que a la empresa privada, lo cual conlleva consigo una especial vocación por lo público. También el prestigio de la oposición e incluso razones personales. Lo más interesante de nuestro trabajo es la aplicación del derecho dentro de un colegio de profesionales altamente cualificados y el debate que ello genera. Como Presidente debo ocuparme también de la vertiente burocrática y gubernativa de la Sala, que muchas veces suscita más problemas que el ejercicio de jurisdicción. La presidencia de una Sala del Tribunal Supremo exige una dedicación exclusiva y total.

P.- Ha podido ser testigo en el tiempo de la historia española dentro del Poder Judicial ya que durante la dictadura franquista ya ejercía como juez, ¿Cuáles han sido los aspectos más relevantes que han marcado la transición democrática en la carrera judicial?

R.- En primer lugar, el cambio de modelo del gobierno del poder judicial, es decir, la instauración del Consejo General del Poder Judicial; en segundo lugar, yo diría que al hilo de lo que es y representó la Constitución Española, la puesta en funcionamiento del Tribunal Constitucional y su doctrina a propósito del juez constitucional y la clave constitucional en la interpretación de la legalidad ordinaria; por último, también el extraordinario aumento de la plantilla y la incorporación de la mujer al ejercicio de la jurisdicción.

P.- ¿Ve con buenos ojos la reforma de la Administración de Justicia y la implantación del nuevo modelo de Oficina Judicial?

R.- Esto es un avance positivo, pero lo esencial es que se produzca un cambio en nuestra cultura de organización del servicio público de la justicia, que debe acogerse a criterios mucho más racionales y eficientes, cambio de cultura aplicable no sólo a los funcionarios sino también a los jueces y fiscales en la gestión de dicho servicio.

P.- Viene a Ceuta con el objetivo de dar a conocer y explicar la reciente reforma del Código Penal. Además de la excarcelación de miles de presos en toda España, ¿Qué necesita saber el ciudadano de a pie sobre la nueva norma?, ¿En qué le repercute en su vida diaria?

R.- La última reforma del Código Penal ha sido la más extensa del texto aprobado en el año 1995. Es difícil establecer una línea común que responda a todas las innovaciones que lleva consigo. Por una parte, incluye las reformas exigidas por las Directivas europeas y los Convenios internacionales, incidiendo sobre todo en la corrupción en el sector privado, explotación sexual de niños y pornografía infantil, tráfico ilícito de drogas, lucha contra la trata de seres humanos, protección del medio ambiente o información privilegiada y manipulación del mercado; por otra, ha servido para resolver cuestiones técnicas o controversias Tribunal Supremo-Tribunal Constitucional, como sucede en el caso de la prescripción; por último, en general para adaptar nuestro marco jurídico penal a la realidad social. También ha introducido una novedad que se ha erigido en estrella de la reforma como es la responsabilidad penal de las personas jurídicas.

P.- Tradicionalmente, la Sala Segunda del TS tenía problemas de atasco por los miles de asuntos que llegaban a ella. ¿Cómo se encuentra en estos momentos el nivel de pendencia, y cuánto tiempo tardan en resolverse los recursos?, ¿Ha llegado a sus manos alguna concreta de Ceuta?

R.- La Sala Segunda lleva ya varios años sin problemas de atasco y resolviendo los asuntos que le competen en plazo inferior a un año, incluso seis meses cuando se trata de causas con preso, lo que se considera conforme a los protocolos “estar al día”. Naturalmente que han llegado causas que proceden de la sección de la Audiencia Provincial que tiene su sede en Ceuta, pues la sentencias penales dictadas por la misma son directamente recurribles en casación ante el Tribunal Supremo.

P.- En estos momentos, ¿es realmente el TS un órgano unificador de doctrina, o por el contrario se utiliza demasiado a menudo como una segunda o tercera instancia?

R.- Mientras no se generalice la segunda instancia penal, es decir, el recurso de apelación frente a todas las sentencias dictadas por las audiencias, la función casacional del Tribunal Supremo se desborda en la medida que es preciso por exigencias de los Convenios internacionales revisar también desde la perspectiva de la presunción de inocencia las causas que nos llegan.

P.- Uno de los principales problemas de la Administración de Justicia es, muchas veces, la falta de agilidad en su funcionamiento. Por su experiencia como ma­gistrado, ¿ha constatado que la presencia del procurador agiliza el proceso?

R.- Indudablemente, porque la vida procesal exige profesionales y sin ellos no se puede trabajar correctamente. Las funciones desempeñadas por los procuradores son difícilmente sustituibles y la comunicación rápida, eficiente y cierta constituye uno de los instrumentos imprescindibles para alcanzar la agilidad necesaria.

P.- ¿Cabría, a su juicio, alguna reforma legal para agilizar el funcionamiento del TS? ¿Qué le parece la idea de dotar de más competencias a los Tribunales Superiores de Justicia?

R.- Los Tribunales Superiores de Justicia deben ser órganos de apelación, pero el recurso de casación debe estar exclusivamente residenciado en el Tribunal Supremo, pues de lo contrario no es posible garantizar el principio de igualdad en la aplicación de la Ley y por alcance los de seguridad jurídica y legalidad.

P.- La presidencia de esta Sala es un observatorio magnífico para diagnosticar los principales problemas, o disfunciones, de la Justicia. ¿Dónde se hallan, a su juicio, esos puntos negros? ¿Y a qué son debidos, en su opinión, esos tiempos muertos?

R.- A la falta de agilidad del sistema en sí mismo. Vuelvo a la respuesta dada a la pregunta cuarta: necesitamos una nueva cultura en materia de organización y gestión del servicio público y, en cuanto a los jueces, es preciso mejorar constantemente la calidad y la formación continua. Los puntos negros o lapsus en la gestión cuanto mayor sea el nivel profesional de los gestores serán menores.

P.- Uno de los retos más importantes, sin duda, a los que se ha enfrentado su Sala es la sentencia del 11-M. ¿Cómo se vivieron los meses previos y posteriores a la misma en el seno del Tribunal Supremo?

R.- La Sala Segunda, sus Secretarías y el Gabinete Técnico que le sirven de apoyo, tiene capacidad para resolver estos retos judiciales marcados por el volumen de la propia causa y la trascendencia que conllevan.

P.- ¿Cree que prosperará la demanda interpuesta por Baltasar Garzón ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por considerar que la causa abierta contra él en el Supremo, por investigar los crímenes franquistas, ha violado sus derechos fundamentales?

R.- Mientras la Sala Segunda no dicte una sentencia no es posible establecer un juicio “a priori”.

P.- ¿Recuerda algún caso que le dejara una huella especial, en el que es consciente de que pudo reparar alguna injusticia?

R.- Son muchos pequeños casos.

P.- Por último, ¿es justa nuestra Justicia?

R.- La justicia es justa siempre que se haga con estricto respeto al sistema democrático que tenemos. Esa es la única respuesta, porque el concepto material de justicia puede ser objeto de otras valoraciones al margen de la solución jurídica del caso.
 

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