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					Otra tanda de ocho indios, de los que acampaban en el monte, 
					fuera del CETI, parte hoy hacia el Centro de Internamiento 
					de Algeciras después de que el pasado viernes se niciara la 
					salida del grupo con los primeros ocho traslados. El último 
					grupo de cuatro indios partirá, según las previsiones, a 
					final de esta semana para completar el traslado de los 
					veinte inmigrantes. 
					 
					Cuatro años después de entrar ilegalmente en Ceuta y tras 
					pasar 970 días durmiendo en el monte de la ciudad en señal 
					de protesta, hoy ha terminado la historia para otro grupo de 
					ocho inmigrantes indios que había pedido su salida a la 
					península.  
					 
					El final se ha producido después de que la titular del 
					Juzgado de Instrucción número 1 de Ceuta haya autorizado 
					durante la jornada de ayer la salida hacia la península de 
					este grupo, que ha sido trasladado hacia el centro de 
					internamientos de extranjeros ubicado en Algeciras. 
					 
					Los inmigrantes indios permanecerán en el CIE algecireño 
					hasta que se decida su destino final, que podrían ser 
					acogidos por alguna organización no gubernamental. 
					 
					Hoy parte un nuevo grupo de ocho, el viernes lo hizo el 
					primero de ellos y será a final de semana cuando culmine el 
					proceso con los cuatro restantes que aguardan noticias en el 
					CETI de Ceuta. 
					 
					Un 7 de abril de 2008 los 67 indios que residían en el CETI 
					decidieron marcharse al monte cansados de la falta de 
					soluciones respecto de su futuro. 
					 
					Los 67 inmigrantes comenzaban, de esta forma, una medida de 
					protesta durmiendo en el monte que duró cerca de 1.000 días, 
					hasta que optaron por volver al Centro Temporal de 
					Inmigrantes con la promesa de resolver la situación. 
					 
					En estos últimos meses los 20 indios han protagonizado una 
					serie de protestas pacíficas en la ciudad con 
					concentraciones pacíficas ante la Delegación del Gobierno y 
					el encendido de velas ante las puertas de la Iglesia de 
					África. 
					 
					Ahora por fin, pisarán Europa, aunque en un centro cerrado, 
					sin posibilidad de salir al exterior como cuando vivían en 
					Ceuta. Lo que ocurra en el futuro está aún por ver, pero se 
					aferran a su sueño. 
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