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					Luis Cayo Pérez Bueno nació en Murcia en el año 1967, es 
					presidente del Comité Español de Representantes de Personas 
					con Discapacidad (CERMI). Ha realizado estudios de Derecho, 
					especializándose en filosofía moral y jurídica. También es 
					Máster en gestión de empresas por la Escuela Libre de 
					Derecho y Economía. Desde 1994, trabaja en el sector social 
					de la discapacidad. Es Editor de cermi.es,, ‘Telefónica 
					Accesible’, ‘Convención ONU’ y ‘Barclays Diversidad ‘y Vocal 
					del Real Patronato sobre Discapacidad y ONGs de Acción 
					Social. En 2008, le fue concedida por el Ministerio de 
					Justicia la Cruz Distinguida de la Orden de San Raimundo de 
					Peñafort, al mérito en el Derecho y la Justicia. 
					 
					Pregunta.- El estudio sobre discapacidad en las ciudades de 
					Ceuta y Melilla ha adoptado formato libro, que será el que 
					usted presente el próximo miércoles en la Ciudad Autónoma de 
					Ceuta. ¿Qué nos puede adelantar sobre él en cuestiones como 
					ejemplares, paginación y edición? 
					 
					Respuesta.- En efecto, se ha editado en una de las 
					colecciones del CERMI, en concreto en la de Telefónica 
					Accesible, que patrocina esta compañía de 
					telecomunicaciones. Es el número 12 de la colección y 
					alcanza las 214 páginas. Está disponible en formato papel, 
					tradicional, y en formato digital, para que cualquier 
					persona con y sin discapacidad pueda acceder al contenido 
					del mismo, sin restricciones. La versión digital está al 
					alcance de los internautas en la página “http://www.cermi.es”, 
					www.cermi.es. Hemos preferido editarlo como libro, para 
					contribuir a su difusión entre todas las instancias con 
					responsabilidad e interés en las políticas de discapacidad 
					de las ciudades de Ceuta y Melilla. Nunca antes se había 
					hecho una esfuerzo de aproximación similar, por lo que la 
					edición en forma de libro contribuirá a esta finalidad, que 
					sirva para orientar y mejorar la acción pública en materia 
					de discapacidad en las ciudades autónomas 
					 
					P.- Concretamente, ¿qué conclusiones se pueden extraer 
					del estudio?, ¿cuáles son los datos más relevantes o 
					preocupantes? 
					 
					R.- Las conclusiones, como la realidad que investiga, son 
					numerosas y variadas, a la par que muy matizadas. La 
					principal es que el fenómeno de la discapacidad en las 
					ciudades autónomas está condicionado por la singularidad, de 
					todo orden, de los territorios en cuestión. Si bien hay 
					afinidades, como no podía dejar de suceder, con la situación 
					general de la discapacidad en la Península, el factor de 
					enclaves territoriales determina en buena medida ciertos 
					aspectos de la realidad de la discapacidad en Ceuta y 
					Melilla. Esto resulta evidente. Y esa singularidad, que el 
					estudio aflora, precisa de políticas de acción reforzada 
					para luchar contra los factores de exclusión que impiden 
					específicamente la participación regular y normalizada de 
					las personas con discapacidad y sus familias en la vida en 
					comunidad en Ceuta y en Melilla.  
					 
					P.- Sobre la discapacidad en general, ¿cree que se está 
					avanzando en las técnicas de investigación sobre 
					metodologías y tratamientos? 
					 
					R.- La discapacidad es un fenómeno complejo y multivariante, 
					lo que dificulta su examen y aprehensión, qué duda cabe. 
					Pero en los últimos decenios se ha avanzado de modo muy 
					alentador en la sociología de la discapacidad; contamos con 
					técnicas y metodologías que bien aplicadas revelan 
					información muy rica. Este estudio ha sido coordinado por 
					Agustín Huete, quizás el sociólogo más reputado de habla 
					hispana en investigación sobre discapacidad, por lo que el 
					resultado es el mejor que podríamos esperar. 
					 
					P.- Sobre los índices de accesibilidad de las autonomías 
					españolas, ¿cree que la sociedad en su conjunto está 
					sensibilizada sobre esta problemática?, ¿quedan muchas 
					barreras arquitectónicas por derribar? 
					 
					R.- La accesibilidad universal, a todo tipo de entornos, 
					productos, bienes y servicios, y para todas las personas, 
					eso significa universal, no es ya una cuestión de 
					sensibilidad, sino de derechos. Si existe sensibilidad, 
					estupendo, pero los derechos, los derechos humanos, la falta 
					de accesibilidad es una violación de los mismos, no puede 
					depender de la mayor o menor sensibilidad de los sujetos 
					obligados, que son los poderes públicos, por supuesto, pero 
					también, los ciudadanos, las empresas, los particulares. 
					Quien erige una barrera nueva o no borra o suprime una 
					barrera ya existente, discrimina a las personas con 
					discapacidad y empeora objetivamente las condiciones de vida 
					de toda la comunidad, tengan o no discapacidad. Las 
					barreras, de todo tipo y condición, son un delito de lesa 
					humanidad.  
					 
					P.- La nueva Ley de Autonomía Personal y Dependencia ha 
					supuesto una nueva prestación para millones de españoles, 
					tanto por sus servicios humanos como por la cotización en la 
					Seguridad Social de los cuidadores no profesionales, ¿cómo 
					la valora?, ¿cree que se podrían introducir mejoras? 
					 
					R.- Que los derechos sociales referidos a personas con 
					discapacidad y personas mayores, como es este caso, pero 
					también en general, comiencen a ser eso derechos, genuinos 
					derechos, es ya algo muy relevante, desde un punto de vista 
					cualitativo. Esto es el gran viraje de la Ley de Autonomía 
					Personal en la orientación de nuestra legislación y de 
					nuestras políticas sociales, hacer de los derechos sociales, 
					auténticamente derechos, no algo graciable, discrecional, 
					precario, como venía siendo, lamentablemente, a lo largo de 
					nuestra historia. Esto es lo que aporta la Ley, aunque de un 
					modo no definitivo ni completo, y lo consideramos como 
					positivo. Es la senda que debemos transitar, a no dudar. 
					Ahora bien, si entramos a examinar cuestiones de modelo, 
					ritmo de despliegue, expectativas generadas y no 
					satisfechas, el balance es más censurable. Cuatro años 
					después de su puesta en marcha, el resultado es de una 
					esperanza de dudosa concreción. Como sector lo hemos 
					señalado, y hemos planteado medidas de reorientación, 
					ampliación y mejora. 
					 
					P.- ¿Qué conoce de la gestión del CERMI en Ceuta?, ¿qué 
					aspectos podrían mejorarse? 
					 
					R.- El CERMI Ceuta es una entidad viva, dinámica, con 
					aspiraciones a ser un agente de cambio e innovación social 
					para el universo de la discapacidad (personas y familias) en 
					la ciudad autónoma. Ha conseguido aglutinar a la inmensa 
					mayor parte del tejido social de la discapacidad del 
					territorio y actuar como casa común de la discapacidad para 
					el cambio social necesario. Mi impresión es muy favorable 
					respecto de su capacidad de incidencia política, 
					interlocución, propuesta y prescripción. Podría ser más 
					eficaz y eficiente si contara con más ayuda pública para el 
					funcionamiento de su estructura. No hay que olvidar que la 
					sociedad civil es el motor de las políticas públicas, a 
					mayor capacidad del CERMI Ceuta mejores políticas de 
					discapacidad en la ciudad. Es una inversión absolutamente 
					rentable. 
					 
					P.- ¿Cómo nació su interés por las personas con 
					discapacidad y la reivindicación de sus derechos? 
					 
					R.- Nació conmigo, permítaseme la frase. Yo mismo soy una 
					persona con discapacidad y experimenté en propia piel el 
					acoso silente del entorno social, a veces muy hostil, que te 
					señala como diferente, de menor valor, secundario. Percibes 
					en ti y en los que se te asemejan, la exclusión, la 
					discriminación, la ausencia de igualdad básica. Eso te hace 
					cobrar conciencia de que el entorno ha de cambiar, que ha de 
					aceptar y hasta celebrar la diferencia, la diversidad 
					humana, siempre valiosa, y que si lo hace será mejor, más 
					rico. Eso te lleva al activismo cívico. Mi caso no es 
					especialmente notable, es el de miles de personas que no les 
					gusta la vida que les ha tocado en suerte y no cejan en su 
					empeño de alterarla. 
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