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					Ahora no es el momento de las preocupaciones por el juego 
					bonito y las florituras, con los que los partidos se pueden 
					sacar adelante, o pueden perderse los puntos que resultan 
					ser los más necesarios, en la situación que se encuentra 
					ahora el Ceuta. 
					 
					Ahora mismo, tras su victoria fuera de casa, el Ceuta está a 
					tiro de piedra de uno de esos puestos de play off de 
					ascenso, y eso que los dos puntos perdidos ante el Almería 
					hicieron mucho daño. Es de suponer que, ante el Estepona, 
					las cosas irán por otro camino, aunque no se nos debe 
					ocultar que el Estepona se juega la vida en este partido, 
					aquí en Ceuta. 
					 
					Un campo muy pequeño 
					 
					Eso ya se sabía, desde que comenzó el campeonato, con lo que 
					el campo de La Constitución podía ser un handicap para 
					cualquiera. 
					 
					En el fondo, creó complicaciones, especialmente en lo que 
					fue el juego pero, en lo tocante al resultado, las cosas 
					salieron bien y al descanso ya había una ventaja suficiente, 
					de 0-2, como para no tener demasiado miedo, en la segunda 
					parte, hasta el final. 
					 
					Y al tamaño del campo había que unir la concepción que el 
					colegiado valenciano tenía del fútbol, al mostrar más 
					cartulinas amarillas que faltas hubo en el encuentro. 
					 
					Gil Coscolla ha sido, sin lugar a dudas, el árbitro más 
					tarjetero, sin motivos aparentes para ello, de todo el 
					campeonato. Está claro que en arbitraje, si escarbamos un 
					poco, nos encontramos con lo mejor de cada casa, y éste 
					parece uno de ellos. 
					 
					Al Yeclano lo estuvo asaeteando a “cartulinazos” desde el 
					comienzo mismo del encuentro y al Ceuta las dos cartulinas 
					que le mostró, dejando de lado el banquillo, fueron para el 
					mismo jugador, con lo que Aridane, otra vez, tendrá que 
					“guardar reposo” el domingo, en la grada, por haber visto en 
					Yecla dos cartulinas amarillas que le impiden poderse 
					alinear. 
					 
					Los dos goles 
					 
					La mala realización de la retransmisión televisiva, desde 
					Yecla, no me permite, habiendo pasado ya más de 24 horas, 
					poder decir, con exactitud, como fue el primer gol. 
					 
					Es cierto que con una cámara o con dos no se pueden hacer 
					milagros en las retransmisiones, pero en este caso lo único 
					que puedo decir es que el jugador Añete aguantó bien el 
					balón en el área y clavó la pelota en las redes adversarias, 
					cuando iba un cuarto de hora de partido jugado. 
					 
					El segundo fue otro cantar, con una contra rápida de Modeste, 
					el jugador que no tiene “prensa”, y que en esta ocasión, 
					aprovechando un rechace, a la salida de un corner contra el 
					Ceuta, en dos zancadas, se plantó en el área contraria. 
					 
					Era el 0-2 y el partido estaba sentenciado, porque si bien 
					es cierto que en el Ceuta no había punch, en el equipo de 
					Yecla no había nada y, ni jugando ocho horas seguidas, 
					hubieran sido capaces de marcar un tanto. 
					 
					Segundo tiempo aburrido 
					 
					Con ventaja suficiente para traerse los tres puntos para 
					casa, parecía que el Ceuta no tenía la mordiente que en 
					estos partidos se necesita. 
					 
					Habían marcado, por partida doble, y con ir controlando el 
					balón tenían suficiente para estar a gusto sobre el terreno 
					de juego y para no correr riesgos en el resultado final. 
					 
					Había alternativas, pero no era ni siquiera “amagar”, cuanto 
					más dar, en todo el partido. 
					 
					En estos 45 minutos anotamos seis o siete balones a las 
					áreas y de todos ellos la ocasión más clara llegaba, para 
					los locales, en el minuto 68, pero Modeste desvió a córner. 
					 
					Todo lo demás eran “fuegos artificiales”, sin control, por 
					parte de nadie, ni claras ocasiones de gol. 
					 
					La expulsión 
					 
					También el domingo, a las doce de la mañana, el Ceuta tendrá 
					que reestructurar el equipo, puesto que Aridane, que en el 
					minuto 20 había visto una cartulina amarilla, volvió a ver 
					otra en el 85 y el Ceuta, unos cinco minutos antes del final 
					del encuentro, se quedó con un hombre menos. 
					 
					Esto viene siendo una norma, el no terminar el Ceuta con el 
					equipo completo, pero si se sacan los puntos tanto mejor, 
					aunque sea con sólo 10 jugadores sobre el césped. 
					 
					Sin centro del campo 
					 
					Y es que el terreno de juego, muy estrecho, no daba para 
					casi nada normal. 
					 
					El uno y el otro, desde el pitido inicial del árbitro, se 
					dedicaron a tirar balones largos al área contraria, sin 
					llevar las jugadas hilvanadas. 
					 
					La única jugada que fue por su justo sitio, fue la del 
					segundo gol, con más velocidad de Modeste que los 
					adversarios que le seguían y con la velocidad final, 
					favorable a sus intereses. 
					 
					Todo lo demás era ir alejando el balón de la propia portería 
					y enviándola a la parte contraria, desde donde se hacía la 
					misma operación. 
					 
					A partir de ahora, de este partido lo único que queda es el 
					resultado que fue favorable al Ceuta. Mejor así, con poco 
					juego, ganar, mientras que si se hubieran dedicado a 
					gambetear podría haber llegado cualquier descalabro. 
					 
					Para concluir, una victoria fuera, que hacía muchas jornadas 
					que no se había logrado. A partir de aquí que venga lo que 
					tenga que venir. 
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