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					La Ciudad Autónoma no ha sustituido los badenes antiguos, en 
					mal estado y con más altura de la establecida por el 
					Ministerio de Fomento, pese a que han pasado seis meses 
					desde que acabó el plazo de dos años dado a todos los 
					municipios para sustituirlos. EL PUEBLO denunció en marzo la 
					deficiente situación de numerosos reductores de velocidad en 
					las calles de la ciudad. Ayer, la ‘Plataforma Motera’ de 
					Ceuta volvió a recordar que pasan los meses y no se han 
					reparado, ni sustituido los badenes en mal estado. 
					Profesionales del 061, taxistas y conductores de autobuses 
					cuentan sus problemas en la conducción diaria. 
					 
					El responsable de la ‘Plataforma Motera’ de Ceuta, Quique 
					Rodríguez mostró ayer la “decepción” de este colectivo por 
					el hecho de que seis meses después de que finalizara el 
					plazo dado por el Ministerio de Fomento a todos los 
					municipios españoles para suprimir los reductores de 
					velocidad no homologados muchos de ellos siguen en las 
					calles de la Ciudad Autónoma. 
					 
					Rodríguez recordó que la necesidad de la sustitución de 
					badenes de más de diez centímetros de altura y en mal estado 
					por otros que tengan una altura menor a ese nivel, el 
					asfaltado uniforme y estén bien pintados fue transmitida por 
					su colectivo al Gobierno de la Ciudad en una reunión en 
					enero. “Nos reunimos con Juan Vivas, Yolanda Bel, Juan 
					Manuel Doncel y dos viceconsejeros. Nos dijeron que se iba a 
					sustituir los badenes y que tendríamos una reunión de 
					seguimiento y no se ha hecho nada”, se lamentó Rodríguez. 
					 
					Seis meses después de que Fomento exigiera el cumplimiento 
					de su Instrucción Ténica para la instalación de reductores 
					de velocidad y bandas transversales de alerta el panorama en 
					varias calles de Ceuta ayer era desolador. Dos de los 
					‘puntos negros’ por el mal estado o la excesiva altura de 
					los reductores de velocidad son la Avenida de África y la 
					Avenida de Lisboa. 
					 
					Dos profesionales del Servicio de Emergencias 061 explicaron 
					a EL PUEBLO las molestias que acarrea el paso con sus 
					ambulancias por estos badenes, especialmente cuando acuden a 
					cubrir un servicio de forma urgente. “Mira, acabamos de 
					llegar y hemos tenido que recoger los sueros y los cajetines 
					con medicamentos que se nos han caído al suelo”, explica 
					Pelayo Díaz, enfermero. Este sanitario detalla que poco 
					antes de llegar al Parque de San Amaro han instalado otro y 
					“el otro día pasamos por allí y el vehículo levantó las 
					cuatro ruedas. Yo voy detrás y lo noto mucho más. Faltó poco 
					para que se me cayeran las bombonas de oxígeno encima”. 
					 
					Miguel Díaz, conductor del 061, lamenta que el paso con las 
					ambulancias por los badenes perjudica a los enfermos y 
					accidentados lo que les obliga a “ir muy despacio para que 
					no les influya más en su situación. Los que han sufrido 
					traumatismos lo notan enseguida”.  
					 
					Los taxistas son otro colectivo que sufre a diario el paso 
					por reductores altos, agujereados y hasta con los hierros al 
					aire como se pueden ver en la Avenida de África a la altura 
					del polideportivo y un poco más arriba junto a la entrada a 
					un aparcamiento. Los profesionales, hartos de los destrozos 
					en los amortiguadores, “evitamos esa calle y subimos por 
					Manzanera porque como vayas más fuerte de lo normal golpeas 
					en la parte de abajo”, se queja Eduardo. Otro compañero, 
					José Antonio, pone el dedo en la llaga sobre la situación en 
					la Avenida de Lisboa. Nada menos que seis reductores de 
					velocidad con un altura superior a los diez centímetros que 
					alcanzan el nivel de la acera. “Uno de ellos tiene el lado 
					izquierdo más bajo a la altura del carril contrario y yo 
					prefiero bajar por ahí cuando no viene nadie”, reconoce José 
					Antonio. 
					 
					“Como vayas un poquito más fuerte de lo normal, notas cómo 
					das con el suelo. Tenemos diez vehículos nuevos y ya se les 
					nota que tienen la suspensión mal”, asegura Hamido, 
					conductor de un autobús de la empresa Hadú-Almadraba”. 
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