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					Lüleburgaz. Ciudad turca de la región de Marmara. A priori, 
					un pequeño enclave desconocido para muchos. Sin embargo un 
					grupo del Colegio de La Inmaculada jamás podrá olvidarlo. 
					Porque en él han vivido unos días apasionantes, a medio 
					camino entre el turismo y la enseñanza. Pero, por encima de 
					todo, una experiencia de hermandad dentro del programa de 
					aprendizaje europeo ‘Comenius’.  
					 
					29 de marzo. Día de la partida. Primera parada: Madrid. Un 
					poco de turismo antes de coger el avión que les lleva a 
					Estambul, capital en la que se reunirán con el resto de 
					países participantes: Lituania, Portugal, Italia, Alemania, 
					Holanda, Polonia y el propio Turquía. Un autobús los recoge 
					y, dos horas después, alcanzan por fin Lüleburgaz.  
					 
					Así lo relataban los representantes del centro ceutí, 
					conformado por cuatro estudiantes de 4º de ESO y otros 
					cuatro docentes. La idea del proyecto que se está realizando 
					en Comenius surgió de un seminario, explicaba una de las 
					profesoras, Vanessa Rodríguez, quien también formó parte en 
					el primer viaje que el colegio realizó a Litunia el pasado 
					mes de enero. Se eligió un título muy sugerente, ‘Heal the 
					world, Yes we can’ (‘En efecto, se puede salvar el mundo’) 
					para tratar la cuestión de la conservación y cuidado del 
					medio ambiente.  
					 
					Sin embargo, en el proyecto se ha pretendido ser “realista”, 
					puesto que “muchos países llevan bastante ventaja a España 
					en estos temas”. Por ello, se han centrado en medidas “muy 
					sencillas” que pueden ser útiles para preservar el medio 
					ambiente. Así, el primer bloque del Comenius se centró en el 
					reciclaje. Tras esta primera fase, se pasó al desarrollo 
					sostenible energético basado en el uso responsable de la luz 
					y el agua centrándose, especialmente, en las fórmulas que 
					pueden realizarse en el propio colegio para ahorrar energía. 
					De esta manera, si se realiza un recorrido por las 
					dependencias son muchas las clases en las que se han 
					colocado carteles concienciándose de la utilidad de apagar 
					las luces o de no gastar demasiada agua.  
					 
					Durante los días que pasaron en Turquía los estudiantes 
					tuvieron que realizar diversas exposiciones para comprobar 
					que se habían asimilado los contenidos, y mostrar también 
					los avances que se han realizado en este primer año de 
					proyecto. Las intervenciones fueron en inglés, circunstancia 
					muy alabada por los docentes dados “los grandes textos que 
					tuvieron que aprenderse”. Sin embargo, “lo hicieron genial”, 
					afirmaba José Luis Tendero, otro de los profesores 
					presentes.  
					 
					Aunque el trabajo desempeñado durante la estancia fue arduo, 
					también se dejó un apartado a la diversión. Y ahí, los 
					españoles tomaron ventaja con respecto al resto de 
					nacionalidades, “fuimos los más divertidos, la gente ha 
					disfrutado mucho”, afirmaban algunos de los estudiantes. 
					Así, fueron muchas las anécdotas a lo largo de los días, y 
					la música fue la principal protagonista, así como los 
					‘bailes tradicionales de España’, “les enseñamos a bailar la 
					‘Macarena’, el ‘Aserejé’ y el ya famoso baile del ‘tiri tiri 
					tiriiiii, cuyo ‘autor’ es el personaje de Mauricio Colmenero 
					en la serie ‘Aída’”.  
					 
					También realizaron diversas excursiones turísticas, como a 
					una fábrica de quesos cercana a Lúleburgaz. Antes de la 
					partida pudieron disfrutar de unas horas en la capital turca 
					para conocer de cerca monumentos tan emblemáticos como ‘La 
					Mezquita Azul’.Tantos momentos bonitos en apenas cuatro días 
					que hizo duro el instante del regreso, “estamos en deuda por 
					lo bien que se han portado con nosotros, la acogida que 
					tuvimos fue espectacular”, manifestaban los participantes.
					 
					 
					La ‘deuda’ podrá pagarse en breve ya que entre los días 23, 
					24 y 25 de mayo está prevista la visita de los países 
					miembros del proyecto Comenius a la ciudad autónoma, una 
					circunstancia en la que se hace necesaria la colaboración de 
					la Consejería de Turismo de la Ciudad, “nos gustaría mostrar 
					todos los atractivos de Ceuta, que son muchos. Es una 
					oportunidad para proyectarlos en Europa’, constataba 
					Rodríguez.  
					 
					Los alumnos que han participado en este viaje tendrán que 
					dar el relevo a otros compañeros. Es lo justo pero casi es 
					lo de menos. Turquía, y el resto de países, ya forma parte 
					de ellos. Han vivido algo único, comparten vivencias y 
					también el deseo de que el planeta tenga un mejor futuro. 
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