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					Con motivo del inicio de la Semana de Pasión, y como es 
					habitual en la Diócesis, el obispo monseñor Antonio Ceballos 
					Atienza, se desplazará hoy hasta la ciudad para participar 
					en diversas actividades cuaresmales y permanecer junto a los 
					feligreses y clero ceutí.  
					 
					El Obispado ha destacado que las actividades previstas en la 
					agenda de monseñor Ceballos darán comienzo con la 
					celebración hoy a partir de las 20.00 horas en la Santa 
					Iglesia Catedral con un acto comunitario de penitencia, 
					mientras que a las 22.00 horas participará junto a todas ls 
					hermandades y cofradías de Ceuta en el tradicional Vía 
					Crucis que organiza el Consejo de Hermandades. 
					 
					Para el domingo, a partir de las 12.30 horas, celebrará en 
					la Santa Iglesia Catedral la Santa Misa con procesión y 
					bendición de los ramos y olivos, acompañado por todos los 
					sacerdotes de la ciudad. 
					 
					La estancia en Ceuta concluirá con la celebración, a partir 
					de las 20.00 horas en la Catedral, de la Misa Crismal. 
					 
					Con respecto a la Misa Crismal hay que resaltar que es una 
					de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal 
					del obispo y como signo de la unión estrecha de los 
					presbíteros con él. En ella el obispo Antonio Ceballos 
					Atienza consagró el Santo Crisma, bendiciendo posteriormente 
					los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. 
					 
					El Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa 
					al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas 
					el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la 
					ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos. 
					 
					La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa 
					unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que 
					el obispo consagra para ungir a los nuevos bautizados y 
					signar a los confirmados. También son ungidos los obispos y 
					los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental. 
					 
					La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo 
					Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la 
					consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos 
					prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa “el ungido del 
					Señor”. 
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