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OPINIÓN - VIERNES, 15 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Comenzó la Semana Santa
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Aunque teóricamente, hasta el domingo, o el lunes, no es el comienzo, en la práctica, desde el Viernes de Dolores ya estamos viviendo, a pleno pulmón, lo que representa la fiesta más grande o la segunda más grande del calendario cristiano.

Sin la Navidad, o sea el nacimiento de Jesús, el calendario cristiano ni tendría sentido, ni sería nada, pero en correlación con esto, sin la muerte y la “resurrección”-para los creyentes – de Cristo, el cristianismo estaría agotado, no habría llegado a su cima y no habría cumplido el objetivo básico, en busca de la propia salvación del Mundo.

Así comenzamos, mañana, Domingo de Ramos, es una fecha gozosa, la entrada de Cristo a lomos de una borriquilla, prestada. El rey de reyes envuelto en la humildad, sólo en eso, para luego, a lo largo de los días ir pasando por todo tipo de escarnios y ser conducido de sacerdote a sumo sacerdote, sin piedad y sin la protección de las fuerzas imperiales, cuando más lo hubiera necesitado.

Todo ese recorrido, las idas y venidas, con andanzas de todo tipo y estando deseosos los unos de condenarlo y los otros de salvar a un hombre inocente, fue la tragedia, “en vivo”, más grande que se ha dado en la historia de la humanidad.

Voy a dejar las creencias particulares de lado, en torno a la muerte y la “resurrección”, para quedarme en la muerte.

Y no debió ser nada baladí cuando, al correr los años, en tono de dolor y de piedad, o en tono de algo más festivo, todos esos acontecimientos han movido y siguen moviendo a una gran parte de la humanidad, de una forma regular cada año.

Sólo este movimiento de personas, de todas las edades y de cientos y miles de localidades, festejando o apiadándose de lo que allí sucedió, justifica, por sí solo, el recuerdo que sigue manteniéndose, el escándalo de Cristo en la cruz.

La Semana Santa está entrando, los muy creyentes viven con intensidad lo que cada paso representa. Los creyentes, pero menos, se duelen de aquella trágica muerte y festejan, desde sus creencias el que Cristo haya muerto, pero haya “resucitado”.

Ahora bien, de los que se habla poco, en todas estas fechas es de los que más duramente intervinieron en la “masacre”, especialmente se habla poco del sumo sacerdote.

Y hay una explicación, aquella iglesia, como muchas otras iglesias, tiene como principal telón de fondo la economía que se gestionaba en torno al Templo, economía que se dejaría resentir si Cristo seguía “espantando” de allí a posibles negociantes.

Por eso, especialmente por eso, más que por las creencias, Cristo murió y como en aquella zona del Imperio, Roma el principal interés que mantenía era el puramente económico, con unas gentes complicadas que vivían al margen de todo lo que era el Imperio, aun estando dentro de él, por eso, digo, nadie quiso meterse en el meollo de aquel problema y con eso nos ha legado lo que estamos viviendo estos días.

Días de piedad, pero de vacaciones, de recogimiento y con muchas fórmulas para pasarlo bien. Y no son contra sentidos, es lo que representa y lo que es, el recuerdo de una muerte, en la que el dinero fluctuaba por allí y el deseo de que con aquel dramático ejemplo las gentes tomen conciencia de lo que son y de lo que deben ser.
 

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