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					Si el PP consigue no solo ganar las elecciones locales y 
					autonómicas, sino obtener en las posteriores elecciones 
					legislativas, sean estas anticipadas o no, una mayoría 
					suficiente para gobernar sin hipotecas, tendrá que buscar 
					soluciones para gravísimos problemas. Problemas de cuya 
					magnitud y alcance real en nuestras vidas diarias, la 
					población no ha sido informada, y para los que tampoco ha 
					sido preparada. 
					 
					El primero de esos problemas es eso que, metafóricamente, 
					acabo de llamar “gobernar sin hipotecas”, es decir gobernar 
					sin tener que pagar favores políticos a ningún partido a 
					cambio de mantenerse en el poder. En caso contrario los 
					intereses serian tan altos en términos de cesiones a los 
					habituales chantajes de nacionalistas (puros, semi puros, 
					nacionalistas ocasionales, social demócratas, radicales de 
					todo pelaje, verdes, progrelistos, en fin, cualquiera 
					interesado en la política de una manera exclusivamente 
					sectaria), que el caos actual seria agua mineral en 
					comparación con el que se formaría. 
					 
					Sin embargo, seamos positivos y pensemos que el Partido 
					Popular consigue la mayoría absoluta. En ese caso habrá que 
					aceptar además, que se necesitará una alta dosis de valor 
					para aceptar un puesto en la administración Rajoy. 
					 
					Valor para empezar por el principio e informar a la nación 
					española de nuestra situación real en lo económico, en lo 
					social y en lo administrativo. Es decir, qué es lo que 
					debemos; a quién se lo debemos y cómo podemos, no solo 
					ahorrar, sino incrementar nuestros ingresos: o lo que es lo 
					mismo cómo ser mas productivos. En lo social habrá que ser 
					valiente para redefinir nuestros principios y contar con la 
					sociedad civil para hacerlo. Tendremos que reflexionar sobre 
					quienes somos y qué es lo que nos une en vez de lo que nos 
					separa. 
					 
					El PP tiene que encontrar la fuerza moral suficiente para 
					plantarle cara a la destrucción de la identidad nacional, 
					tiene que hacer frente al proyecto mas perverso de 
					ingeniería social laicista, que se ha puesto en marcha en 
					Europa Occidental desde la década de los treinta del siglo 
					pasado. Tiene que ser capaz de recuperar los valores que dan 
					un sentido a la vida humana: el respeto a la vida, la 
					integridad como base para el desarrollo económico, la 
					garantía de las libertades civiles individuales frente al 
					abuso de poder del estado, la promoción de la administración 
					central del estado frente a los intentos federalistas o 
					confederales, la reconstrucción de la división de poderes 
					del estado; así como la definitiva revisión de nuestra 
					política exterior y de defensa, situándonos de forma que 
					podamos tutelar nuestros legítimos intereses como país y 
					hacérselo entender a nuestros aliados europeos, generalmente 
					tendentes a hacer oídos sordos a nuestras necesidades. 
					Resolver la consideración de las ciudades autónomas de Ceuta 
					y Melilla tanto en el marco de la Unión Europea como en el 
					de la NATO, no pueden admitirse mas ambiguedades y mucho 
					menos en la actual situación del Magreb. 
					 
					Necesitamos crear una mentalidad nueva de trabajo en equipo 
					y espíritu emprendedor. Necesitamos reinventar nuestra 
					economía productiva abordando nuevas áreas de trabajo. 
					Necesitamos invertir de manera decisiva en nuestro sistema 
					de educativo en base a los principios de exigencia, calidad 
					y eficacia. 
					 
					La del PP es una lucha sin vuelta atrás, o lo consiguen y se 
					hacen cargo de los restos de este país, y convencen al 
					electorado de que el centro y la derecha liberales son los 
					únicos capaces de resolver los problemas económicos, limpiar 
					las arterias del estado de los restos del Gal, del Faisán y 
					del 11M, y acabar con décadas de atraso social y división 
					nacional. O volveremos a caer en el pozo sin fondo en el que 
					llevamos ya dos legislaturas. 
					 
					Es imprescindible recuperar la perspectiva de nuestra 
					estatura, debemos mirar alrededor sin miedo y para ello y le 
					duela a quien le duela hay que aclarar definitivamente los 
					muchos aspectos oscuros del 11M; para nuestro país este es 
					un aspecto irrenunciable de nuestra propia seguridad. 
					Confiemos en que el PP sepa extraer la fuerza necesaria de 
					la sociedad civil para salir de este escollo, la va a 
					necesitar. 
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