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                     En los últimos meses, los ceutíes 
					hemos tenido la oportunidad de rememorar algunas de las 
					decisiones acontecidas en nuestro pasado democrático más 
					reciente protagonizadas por quien hoy ocupa el número tres 
					de la candidatura presentada por la coalición Caballas, Juan 
					Luís Aróstegui, a través de una serie de artículos de 
					opinión titulados “Recordando que es gerundio”. Artículos 
					totalmente respetuosos publicados semanalmente por el 
					Partido Popular que, tan solo han compartido con la 
					ciudadanía las informaciones elaboradas y publicadas por los 
					profesionales del decano de los medios escritos de la 
					ciudad. 
					 
					Por tanto, resultan incoherentes las críticas vertidas por 
					algunos de los miembros más representativos de la formación 
					localista empecinados en desacreditar unas informaciones 
					extraídas en su totalidad del mismo medio en el que ellos 
					mismos expresan semanalmente sus opiniones en diferentes 
					columnas de opinión incluidas, las del portavoz de la 
					coalición Caballas, Juan Luís Aróstegui y las del secretario 
					general del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta, Iván 
					Chaves. ¿Deberíamos por ello los ciudadanos de Ceuta pensar 
					que los contenidos de dichas columnas solo incluyen 
					mentiras? 
					 
					Los ceutíes nacidos con antelación a los años 70 recordamos 
					perfectamente algunos de los episodios más bochornosos 
					acontecidos en nuestra historia democrática más reciente, la 
					etapa enmarcada entre octubre de 1988 y mayo de 1991. Una 
					legislatura caracterizada por la falta total de 
					transparencia en la gestión del equipo municipal, por la 
					incapacidad de sostener el equilibrio financiero entre los 
					ingresos y los gastos provocando con ello, el mayor desfase 
					en las cuentas municipales y como consecuencia, el mayor 
					incremento en las tasas municipales por la prestación de los 
					servicios públicos del Ayuntamiento cercanas al 166,67%.  
					 
					Resulta por tanto irónico comprobar como el único 
					responsable en el mayor incremento fiscal de toda nuestra 
					historia democrática ahora, se permita “vender” a los 
					ceutíes una promesa electoral que textualmente dice “¡No más 
					impuestos abusivos! Supresión de los impuestos de basura y 
					alcantarillado y reducción de los de circulación, 
					combustible y comunicación”. Quizás, los ceutíes deberíamos 
					recordarles ahora como en el primer pleno como máximo 
					responsable de la concejalía de Economía y Hacienda, Juan 
					Luís Aróstegui, presentó para su aprobación una nueva figura 
					impositiva denominada Impuesto de Radicación, declarado años 
					después ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de 
					Andalucía, que supuso para las arcas municipales, la 
					devolución posterior a todos los damnificados de una 
					cantidad superior a los 100 millones de pesetas. 
					 
					Por cierto, debo señalar que la calidad democrática de 
					quienes se autodefinen únicos defensores de las libertades 
					públicas deja muchísimo que desear puesto que, según señalan 
					ellos mismos, sus reflexiones siempre las elaboran desde la 
					defensa de los intereses de todos los ceutíes mientras, 
					quienes defendemos otros planteamientos totalmente 
					contradictorios con los suyos, somos catalogados como 
					“mercenarios de la pluma” es decir, como individuos que 
					compartimos nuestras reflexiones exclusivamente por dinero. 
					En definitiva, según nos acercamos a los comicios del 
					próximo mes de mayo el desasosiego y la desesperanza 
					atenazan el raciocinio de quienes pretenden alcanzar un 
					“sillón” a través de los votos ajenos de otra formación 
					política puesto que, todos conocemos los últimos resultados 
					electorales cosechados individualmente por la formación 
					liderada por el “iluminado” de la política ceutí. 
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