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OPINIÓN - MARTES, 19 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La primera dificultad
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es como podríamos interpretar el recibimiento del Papa, Benedicto XVI, ante la nueva embajadora de España en la Santa Sede.

Y es que María Jesús Figa López-Palop se encuentra con que el Papa, y con toda la razón, se queja de la “hostilidad hacia la fe” en España.

A lo lejos, el Papa puede verlo con una perspectiva mucho más amplia, pero no debe ser él el que más se queje de esta situación, por cuanto sus visitas a nuestro país estuvieron llenas de fervor popular hacia la persona del Papa.

“Algo tendrá el agua cuando la bendicen”, es un refrán que he oído cientos de veces, aplicado para casi todo, y que, traducido a nuestro tema de hoy, significaría que todo ese movimiento arropando a la figura del Sumo Pontífice, durante su estancia aquí, no debiera implicar la existencia de animadversión a lo eclesial, que no tiene que coincidir, necesariamente, con la fe.

Pero hay, es cierto, razones claras para que el Papa se queje, al tratar muchos asuntos de la fe como si se tratara de simples chistes o chismorreos, sin entrar en las dimensiones que merecerían.

El Papa que, como jefe del Estado Vaticano, recibió a la señora López-Palop, en la presentación de sus cartas credenciales, enfocaba esta situación hacia la “procesión laica que un grupo de ateos pretendía celebrar en Madrid el día de Jueves Santo”.

Cualquiera, en España, puede manifestar, en forma de reivindicación, sus propios ideales, pero de ahí a burlarse de aquello que conlleva una procesión, en nuestra cultura, va un abismo.

Y lo más lamentable es el “pelaje” de algunos de los aspirantes a participantes, ciertas asociaciones que podría darse el caso de que se mantengan en pie con las donaciones o subvenciones procedentes de lo que aportamos, a través de nuestros impuestos.

La participación, según confirmación de varias asociaciones, sería de la “Hermandad de la santa pedófila” o también de la “Cofradía de la virgen del mismísimo coño”.

Aquí no puedo hablar de tener respeto para todas las formas de pensar. Aquí, con tan sólo ver las nomenclaturas, tendremos que hablar de repulsa de estas dos asociaciones y de todas las que sean de similar cuño.

En Madrid, creo, a nivel de Alcaldía y a nivel de la propia Comunidad Autónoma, hay sentido de la responsabilidad y tolerar una procesión con este tipo de personajes sería caer en el más grande de los descréditos.

Afortunadamente, en las Delegaciones de Gobierno y en Madrid también hay una, suele haber sentido común y el jueves, por tanto, no habrá tal procesión laica que nada positivo podía acarrear.

Con esto, latiendo en el ambiente, no es extraño que Benedicto XVI rechine los dientes al oír hablar de situaciones como las que iban a provocar estos majaderos.

Situaciones de este tipo no pueden ser del agrado del Sumo Pontífice y, a pesar de que su cabeza, siempre, estuvo perfectamente amueblada, a sus 84 años no es la edad más apropiada para acertar a comprender tales disparates.

El Vaticano no debe ser el lugar más complicado para un señor embajador, o una señora embajadora, pero a la hora de hablar de la fe ese sería el principal “frontisterio” , para jóvenes y para otros de mucha más edad. La realidad de la fe en España debe acercarse más al recibimiento que el propio Papa tuvo en sus visitas a nuestro país.
 

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