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OPINIÓN - MARTES, 19 DE ABRIL DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

La “Mocita Feliz” ceutí


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Conscientes de la carencia espiritual y para evitar traumas a la población, en una campaña de marketing sin precedentes, se han sacado de la manga a una émula del singular Mocito, en este caso una exuberante y jacarandosa “Mocita” con mucha más apariencia y consistencia física que el original.

Me considero testigo directo y privilegiado de las andanzas del entrañable “Mocito feliz”, icono de la “España de Torrente”, alegoría de la estética intelectual del “belenestebanismo” y compañero en su momento de algunas tardes en las puertas del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre cuando albergaba entre sus rejas azules indistintamente a los Malayos y las vulneraciones de sus derechos. Mocito atendía la salida de los personajes, bien vestido de beduino, bien de paje de los Reyes Magos, con o sin turbante pero bien surtido de condecoraciones fotográficas en la pechera. De hecho, cualquier personaje que es “alguien” en la Península tiene que haber sido fotografiado teniendo como telón de fondo al Mocito Feliz que, como percibe una paga, puede materializar su vocación de “lapa barbada del famoséo” siempre pegado al culo de alguna personalidad. Ya lo he dicho: un icono del modernismo de infinita más consistencia que los de “la movida” madrileña de los años ochenta.

El trauma que teníamos es que, el Mocito no se había dignado jamás a visitar Ceuta y eso resultaba un tanto discriminatorio para la ciudadanía así que, conscientes de la carencia espiritual y para evitar traumas a la población, en una campaña de marketing sin precedentes, se sacaron de la manga a una émula del singular Mocito, en este caso una exuberante y jacarandosa “Mocita” con mucha más apariencia y consistencia física que el original. De abundante melena rubio platino, sin que nuestras fuentes nos confirmen si lleva o no lleva extensiones o si se ha hecho o no se ha hecho el alisado japonés, con o sin, la presencia de la rubia que parece un recordatoria de la época del “cine dorado” de Hollywood es sempiterna a la vera de los políticos que vienen de visita.

Se acopló usando estrategias propias de la OTAN junto a un Mayor Oreja que parecía abrumado por el maquillado poderío de nuestra “Mocita”, más tarde ha repetido “puesta en escena” con Javier Arenas con una soltura y unos ardiles que harían palidecer de envidia al Mocito feliz que, de seguir así la tesitura, va a ser clamorosamente desfenestrado por la poderosa rubia. Porque el barbudo Mocito se pone tras el personaje y se queda quieto, casi pasmado, si acaso enseña un periódico o revista y las fotos o alguna tira de cupones que se haya pillado y encima cuando va con turbante parece un mandril y está feísimo. La “Mocita ceutí” no se queda quieta sino que se adelanta, avanza, no para, avasalla al personaje, le planta el ejemplar de un periódico en la cara y ciega al personaje, sonríe deslumbrante cuando el fotógrafo “ad hoc” le echa las fotos, mueve la melena, se atusa la melena, se contonea, agarra del brazo, hace mohínes, más sonrisas “profidén”, ademán coquetuelo, el político de turno se ruboriza y a la Mocita le echan otro par de fotos. Luego permanece expectante para volver a la carga cuando acaba el acto, pura dinamita teledirigida por el cerebro gris de un diario que desempeña el papel de “maridísimo”. ¿Y ocupa esta “Mocita ceutí” de nuestras entretelas marineras algún puesto en el diario que la envía? Pues no, pero la mandan a ella porque si aparece otra lo mismo el político pega un alarido y sale corriendo, consternado y creyendo estar ante un “poltergeist” y luego denuncia al Gobierno de la ciudad por “malos tratos psicológicos” por asustarle y anonadarle. Mejor va la rubia arrolladora y risueña, aunque esperamos que imite al genuino Mocito Feliz llenándose la enhiesta pechera de fotos de ella misma posando con políticos prendidas con imperdibles ¿Será esta la estrategia de algún medio de comunicación para que nuestra Mocita local acabe sentada en el plató del “Sálvame de luxe” en un careo que el Mocito primigenio para ver quien tiene el copyright del personaje? Para nosotros que ganaría la rubia por votos si dentro del careo entra una exhibición dinámica de técnicas y tácticas para engancharse a la personalidad de turno y darle con un periódico en los morros. El Mocito no lleva periódicos, tan solo sus fotos grasientas y no arrolla sino que se queda con una especie de pasmo y con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. La sonrisa de la Mocita ceutí va llena de dientes y presenta la característica de que toda ella se emite en tres dimensiones. ¡Ni punto de comparación! ¡Cuan afortunados somos, tenemos Mocita feliz!.
 

Ceuta y Andalucía: Mismo cielo, idéntico sentimiento…


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Cierto es que hasta aquí llegaran todos los “number one” de Génova 13, pero Arenas es Arenas y tiene un arraigo fuerte con esta tierra y con este rincón de la España marinera, de la que vive mirando al mar.

La visita a Ceuta del próximo Presidente de la Junta de Andalucía, el histórico Javier Arenas, ha sido mucho más que la pura consecución de una exitosa representación de “simbolismos” de cara a la siempre bien nutrida “pasarela del PP”. Cierto es que hasta aquí llegaran todos los “number one” de Génova 13, el que más y el que menos con hechuras de estadista y excelentemente preparado para gobernar, pero Arenas es Arenas y tiene un arraigo fuerte con esta tierra y con este rincón de la España marinera, de la que vive mirando al mar.

Fue un “mano a mano” entre estadistas, porque Vivas y Arenas exceden con mucho al calificativo de “gestores de la res pública”, administradores de lo público y entran por su formación y experiencia en el exclusivo club de los “hombres de Estado”, especie inexistente en las filas socialistas desde que Pedro J. y los GAL extinguieron el felipismo con la consiguiente “era Aznar” y la irrupción en la política nacional de auténticos estadistas como Rodrigo Rato, Mayor Oreja, Zaplana o Mariano Rajoy que fueron mucho más que satélites del Presidente porque cada uno de ellos, por méritos propios, era más que capaz de asumir el timón de la Nación y hacerlo desde la excelencia intelectual que ha sido siempre un factor predominante, o mejor dicho, un requisito indispensable para avazar dentro de las filas del Partido Popular.

Javier Arenas llega desde el “territorio comanche” andaluz, abrevadero del socialismo, cantera de la escuadra de la rosa en el puño y ejemplo irrebatible de nepotismo y gestión calamitosa, con su millón y medio de parados donde el medio come parte del año emigrando a la vendimia francesa. Y el futuro Presidente de Andalucía me consta que nos ha contemplado y analizado con una sana envidia que puedo entender y comprender porque procedo de Andalucía y he vivido en vivo y en directo el desmoronamiento económico de la región, los abusos de la banca, la ruina de las familias que comían malamente con “la paguilla de Zapatero”, el crack de la construcción, el fantasma que allí acecha de la emigración masiva y el empobrecimiento radical de la pujante clase media. En la Península el estado de crisis late como un todo agobiante, de ahí la sorpresa cuando se aterriza en “esta” realidad donde la ciudadanía continúa viviendo sin tener que blindar sus casas por miedo a las mafias del Este, se puede andar por las aceras sin que te ataquen los carteristas, no hay cinturones urbanos con asentamientos de chabolas, ni asentamientos que son supermercados de la droga, ni cientos de ciudadanos que coman gracias a Cáritas y al producto rescatado de los contenedores de la basura. Tampoco roban sistemáticamente el cobre, ni saquean las cosechas y encima se puede andar por la noche sin miedo por las calles. Javier Arenas se ha encontrado, no con una parte de España, sino con lo que debería ser “toda” España, con el sueño colectivo de ejercicio de los derechos y libertades con el que sueñan todos los españoles.

Y no diré que “parece mentira” que dos ciudades como Ceuta y Melilla sean el espejo en el que desearía reflejarse toda la sociedad , porque no “parece mentira” sino que es una enorme “verdad” gestionada por gobernantes, hombres de Estado del Partido Popular y eso nos resta bastante mérito ya que, por ética y por estética, por cuestión de principios y por valores antiguos y señeros, los Populares siempre andan revolviendo y enzarzados con hacerlo todo “excelente”, esa es una leche ancestral.

El reto para Javier Arenas ante la Ceuta andaluza que comparte arquetipos curetes y atlantes con el resto del otro lado del Estrecho es lograr que ambas orillas se confundan y sean incapaces de distinguirse, hacerlas clónicas, realizar un ejercicio de abracadabra y conseguir la simbiosis total para que los españoles no sepamos si estamos aquí, allí o allá. Porque hoy por hoy las diferencias son abismales y los de allí están sufriendo penalidades y los de aquí somos muy conscientes del lugar en el que nos encontramos y el logro colectivo con el que hemos dado respuesta a nuestras expectativas.

Un mismo cielo, idénticos sentimientos, memorias genéticas siamesas, pero distintas realidades. Aquí tenemos al mando a hombres y mujeres de Estado, allí tienen a los ERES y desde los tiempos del “hermanísimo” de Alfonso Guerra una histórica tradición del nepotismo como forma de gobierno autóctona y aborrecible.Apología del “chanchulléo”. Y un político de la cuerda de Juan Vivas y del resto de los de la excelencia, Javier Arenas, para enmendar, que no parchear, la cuestión y apostamos a que utilizará sabios toques del “estilo ceutí”.
 

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