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melilla - MARTES, 19 DE ABRIL DE 2011

 

denuncia

La plantilla del CETI advirtió de la
“agresividad” de los subsaharianos

MELILLA
Paqui Sánchez T.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Tres días antes de que el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) se convirtiera en un campo de batalla el pasado viernes por la noche, los trabajadores ya habían advertido a la directora, Rabea Aomar, de que el nivel de “agresividad” que estaban mostrando algunos de los inmigrantes subsaharianos estaba aumentando en los últimos días “cada vez más” hasta el punto de que temían por su integridad.

La petición de soluciones por parte de la plantilla recibió como respuesta que se habían contratado a dos vigilantes más y que si tenían algún problema, acudieran a denunciar la situación a título particular ante la Policía Nacional o la Guardia Civil.

Una de las delegadas sindicales del CETI, arropada por el resto de sus compañeras, dijo en declaraciones a MELILLA HOY que la respuesta de Rabea Aomar era “insuficiente” porque “los vigilantes no pueden hacer nada por orden de la directora”, a diferencia de lo que ocurría hace años, cuando el CETI era dirigido por José Santed.

Según la plantilla, la actual directora prima los derechos humanos de los inmigrantes sobre los de los propios trabajadores. Para demostrarlo, una de las trabajadoras explicó con un ejemplo muy ilustrativo: “si un inmigrante me insulta recordándome a mi madre no pasa nada; pero si yo me acuerdo de su madre, entonces me puede costar el pan de mis hijos”, aludiendo a un despido o expediente disciplinario.

Las empleadas aseguraron que últimamente reciben constantes “agresiones verbales” de varios subsaharianos, además de otras muestras de desprecio como, por ejemplo, empujones y lanzamientos de comida “a nuestra propia cara”.

“Nos insultan por coger el teléfono cuando nos llaman al móvil por cosas urgentes, nos dicen que nos comamos nosotros la porquería de comida que les servimos, y hasta nos han prohibido que pongamos música en el comedor y la cocina, como hemos hecho siempre para hacer el trabajo más ameno, porque dicen que están de luto por la muerte de sus compañeros. Hasta ese extremo llegan”, denunciaron las empleadas.

“La Delegación miente”

Según manifestaron a este Diario varias de las trabajadoras, la versión que ha dado la Delegación del Gobierno respecto a que no hubo un motín contra la plantilla, sino que los altercados fueron por una pelea entre inmigrantes de varias nacionalidades, la delegada sindical aseguró rotundamente que “todo eso es mentira”.

Así, explicó que los problemas empezaron en el comedor, mientras se servía la comida, momento en que los trabajadores se vieron obligados a encerrarse en los baños y la cocina ante la crispación que empezaron a mostrar algunos de ellos. “Después de arremeter contra las trabajadoras, empezaron a pegarse unos a otros y la pelea se extendió a todo el CETI”, aclararon las trabajadoras.

En su opinión, el hecho de que la versión oficial discrepe es porque “no quieren que se sepa lo que pasa por razones políticas”. Sin embargo, todos los trabajadores están “en el mismo barco” y mantienen su versión, aseguró la delegada sindical, que reveló que ayer mismo fueron llamadas por la Delegación del Gobierno para que confirmaran si la versión que habían dado a este Periódico en su edición de ayer era verdad o no.

Tienen miedo

Las empleadas admitieron que tras los altercados del viernes, siguen teniendo “miedo”. Así, explicaron que los trabajadores del primer turno llegaron al CETI con escolta a las siete de la mañana. Además, un retén especial de la Policía Nacional y la Guardia Civil estuvo durante la mañana, aunque según las trabajadoras, por la tarde volvieron a quedarse solas. Según aseguraron, los ánimos no se han calmado en el CETI, ya que ayer por la tarde, en torno a las 18,00 horas, un subsahariano y un argelino protagonizaron una pelea “a puñetazos” por la que tuvo que intervenir la Guardia Civil.

Además, el CETI retiró ayer la televisión del comedor, donde los inmigrantes suelen ver los partidos de fútbol, para evitar posibles nuevas revueltas entre ellos con el clásico Real Madrid-F.C. Barcelona, pero “no como castigo, sino por previsión”.
 

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