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melilla - MIÉRCOLES, 20 DE ABRIL DE 2011


Antonio María Claret. melilla.

entrevista / antonio maria claret
 

“Me ha sorprendido lo amable y cariñosa que es la gente de Melilla”

Claret: “Imbroda no me ha dado motivos para hablar mal de él. Al contrario, es una persona correcta, amable y educada. Me llevaré bien con todo el mundo si puedo”
 

MELILLA
Paqui Sánchez T.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

No hace ni dos semanas que Antonio María Claret aterrizó en Melilla, una ciudad con la que se muestra encantado, pero que todavía no ha podido disfrutar totalmente porque su responsabilidad como nuevo delegado del Gobierno le absorbe todo el tiempo encerrado en su despacho. En tan pocos días, se ha encontrado de bruces con un importante problema en el CETI en el que ya se ha puesto manos a la obra junto a su equipo, al igual que en otros frentes, como el desempleo, en los que reconoce que queda aún mucho trabajo por hacer. Ganas e ilusión no le faltan a este granadino de adopción, cuyo don para las relaciones públicas puede jugar un papel clave en un ámbito político e institucional demasiado caldeado.

- Hace ya algo más de una semana que usted aterrizó en Melilla. ¿Se la imaginaba así? ¿Qué primeras impresiones le han causado?

- A mí me ha causado una sensación de ser una ciudad preciosa, digo que es Melilla La Bella. El centro de Melilla, aparte del ensanche que se construyó a principios del siglo XX y finales del siglo XIX, es de los conjuntos arquitectónicos más bonitos que yo conozco. Es un Modernismo precioso. Yo no esperaba encontrarme una ciudad tan bonita. No lo esperaba y me ha sorprendido. Pero además me ha sorprendido lo amable y lo cariñosa, lo hospitalaria que es la gente de Melilla. Eso me ha gustado muchísimo. Tengo una impresión gratísima, la primera impresión que me he llevado es magnífica.

- El cambio de delegado, ¿implicará también una renovación en la administración periférica?

- Momentáneamente todo sigue exactamente igual. Yo lo que estoy ahora es despachando absolutamente con todos y cada uno de los directores provinciales para conocer cuales son los problemas, cuáles son las actividades, quiénes son, cómo son, qué soluciones hay... y estamos estudiando todas las áreas. ¿Cambios? Pues si en algún momento hace falta hacer alguno porque se considere adecuado se hará, pero hacer cambios por hacer cambios tampoco es una medida inteligente. Si hay que hacerlos se harán, pero porque sí, no.

- Usted ha sido durante años presidente de Caja Granada. Esta experiencia que usted ha acumulado en el sector financiero, ¿puede serle útil para intentar atajar el incremento del paro en Melilla?

- Todo el bagaje cultural que tenga una persona le es útil después para afrontar sus nuevas actividades. Desde luego, la de Caja Granada me será muy útil por haber estado trabajando en una empresa de 2.600 empleados que actuaba en casi todos los ámbitos económicos. Eso me da una idea buena para que yo pueda actuar, lo que pasa es que yo tengo que actuar dentro de las competencias que tiene la Delegación del Gobierno. Y en eso sí, ayudaré todo lo que pueda porque estoy convencido de que el problema esencial de Melilla, ahora mismo, además de la inmigración, es el paro.

- ¿Cómo piensa el Gobierno solucionar o contener este problema?

- El problema del paro va ligado inevitablemente a un problema de crecimiento económico. El crecimiento económico, derivado de la crisis financiera mundial, que derivó en crisis económica mundial, ha hecho que en nuestro país se detenga de una manera importantísima la construcción y que tengamos muchas casas vacías y sin vender. El sector financiero se ve afectado por eso, con lo cual disminuye a su vez el crédito. Hasta que no se solucione el problema de las entidades financieras y no se solucione el problema de la construcción, nuestro crecimiento será algo lento. En cualquier caso, las previsiones del Gobierno están en que creceremos por encima del 1,5% este año, con una reactivación económica. Se ha empezado a reactivar el sector exterior, la exportación. Eso es un buen dato. Si además los españoles pensamos que estamos ya saliendo de la crisis, que ya se le ve el fin, y empezamos a consumir de nuevo, habremos dado otro paso más hacia la recuperación económica. Y si los mercados internacionales de capitales, como parece, están empezando a confiar en España, debemos los propios españoles empezar a confiar en ella también.

- ¿Qué medidas creen que hacen falta para ir reduciendo esa cifra de parados en Melilla?

- Melilla es una sociedad de servicios, una sociedad en la que la industria es menor. Si hay alguna industria, es la de la construcción. Probablemente sea la reactivación de ese tipo de industria la que haya que tomar. No quisiera yo dar con una varita mágica y decir ‘así se arregla el problema del paro’, porque sería falso. No la tengo ni yo ni nadie la varita mágica para acabar con el paro. Pero conociendo la actividad de Melilla, ésa puede ser una.

Esta mañana [por ayer] he escuchado en la radio una noticia que me ha parecido muy alentadora, y es que el turismo se va a activar mediante cruceros. Eso me parece que es una idea magnífica, y ése puede ser otro de los mecanismos de reactivación de la economía y consecuentemente de descenso del desempleo. Ésos son los caminos.

- Usted llegó ofreciendo y pidiendo colaboración leal entre las administraciones. Imbroda le ha dado la razón y se ha mostrado receptivo a su solicitud. En estos primeros pasos para retomar el diálogo, ¿ha visto al león tan fiero como hayan podido pintárselo, después de la tormentosa relación que tuvo con su predecesor?

- Las relaciones institucionales deben estar por encima de las personas. Independientemente de que yo sea una persona más o menos agresiva, más o menos educada, está la institución. Y la institución debe llevarse bien con el resto de las instituciones y cooperar en el beneficio común de los españoles. Eso es así. Independientemente de eso, el señor Imbroda no me ha dado motivo para hablar ni una palabra mal de él. Al contrario, es una persona correcta, amable y educada. De hecho, he de decir que nadie en Melilla me ha dado todavía motivo para decir que es una persona maleducada. Es más, considero en general a los melillenses, y todavía no he encontrado a ninguno que me lo desmienta, personas muy agradables.

- Los rifirrafes con Marruecos son constantes. De hecho, hace poco se produjo una nueva reivindicación soberanista que la Asamblea de Melilla rechazará en Pleno. ¿Se reforzarán las relaciones con el país vecino durante su etapa como delegado del Gobierno?

- Ésa no es cuestión que haga el delegado. Como usted sabe, es una cuestión del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, y el delegado en estas cosas únicamente hará las instrucciones que reciba. No está dentro de mis competencias.

- ¿Y con las autoridades marroquíes de las zonas cercanas?

- Yo, esencialmente me llevaré bien con todo el mundo, si puedo hacerlo y se deja. Pero las relaciones exteriores corresponden a otro nivel de la Administración.

- Los transportes de Melilla son uno de los talones de Aquiles de esta ciudad. Dentro de poco se adjudicará el próximo contrato marítimo. ¿Ha podido ver el pliego de condiciones?

- Sí, me lo pasaron el viernes y hablé con la directora general de la Marina Mercante.

- ¿Y van a producirse las mejoras que ansían los melillenses en el barco?

- Yo creo que sí. La directora general estuvo aquí hace poco tiempo, se comprometió a determinadas cosas, y parece que las ha cumplido. Lo que tenemos que hacer ahora es presentar a todo el mundo para que lo conozcan bien ese nuevo concurso y eso yo creo que lo haremos en cuanto podamos, posiblemente la semana inmediata después de la Semana Santa.

- No llega usted en un tiempo fácil, por así decirlo...

- (Ríe) Todos los tiempos son difíciles y todos son fáciles...

- Pues ha llegado usted en una antesala electoral, quedan pocos meses de legislatura y aún estamos sufriendo la crisis. Con todos estos frentes abiertos, ¿qué líneas maestras va a seguir al frente de la Delegación del Gobierno?

- La primera, sosiego. No buscar confrontación por confrontación, tratar de llevar a todas las administraciones, a todos los sectores políticos, la idea de que los problemas se resuelven hablando y con ofertas de programa y de soluciones. Eso es lo que debe hacer, que la política no es una actividad donde única y exclusivamente se vocifera como si fueran hooligans en un partido de fútbol, sino que hay algo más. Ahí tiene que haber un poso de ideas y que esas ideas se tienen que traducir en alternativas políticas. Que el de enfrente no es un enemigo, sino que simplemente es un adversario político que desde otra posición trata también de conseguir cosas buenas para los ciudadanos. Ésa es la idea de lo que yo trato de transmitir, y que trataré de impulsar. Y eso, hablando con unos y con otros, trataremos de conseguir que se incluya dentro de su acerbo político. Sé que será difícil porque la historia pesa mucho, sé que las anteriores confrontaciones o batallas dialécticas los condicionan a todos, pero ése será el camino que yo trataré y personalmente me mantendré dentro de esas ideas siempre y no me sacarán jamás de ello. No encontrarán jamás en la Delegación del Gobierno en el tiempo que yo esté mandándola ni exabruptos ni salidas de tono ni palabras altisonantes. Eso está desterrado.

- En su discurso de toma de posesión tuvo en cuenta a las Fuerzas de Seguridad del Estado. La Guardia Civil tiene una serie de reivindicaciones, sobre todo la mejora de las garitas. No sé si conoce esos problemas.

- Sí.

- ¿Y va a solucionarlos? Porque llevan ya tiempo pidiéndolo e incluso se manifestaron recientemente ante la Delegación del Gobierno.

- La Guardia Civil es un Instituto Armado, un cuerpo jerarquizado en el que los problemas van de abajo a arriba por la cadena de mando, y el mando es el que tiene que solucionar esos problemas. Y ése es el camino que hay que seguir dentro de la Guardia Civil. Yo estoy de acuerdo en que el delegado tiene que colaborar y apoyar y ayudar a que se solucionen los problemas y a ahí voy a estar. Les voy a ayudar a que se solucionen todos sus problemas, pero son problemas que hay que solucionar dentro de la Guardia Civil.

- Usted es uno de los históricos del PSOE andaluz...

- Eso suena a viejo (ríe).

- Bueno, pero no lo digo en sentido peyorativo...

- (Entre risas) Está bien, está bien... es que empecé muy joven...

- Su partido está pasando por uno de sus peores momentos. ¿Cree que las malas encuestas y el problema de los ERE pueden costarle el Gobierno en las próximas elecciones por primera vez en democracia?

- Empezando por el final: no, no creo que le vaya a costar el Gobierno al PSOE. Yo creo que el PSOE va a remontar esas malas encuestas y va a tener nuevamente la posibilidad de formar Gobierno en Andalucía. Sí es cierto que las encuestas en este momento no son las mejores, pero queda un año para las elecciones, y en un año, viendo algunas mejorías en el aspecto económico, estoy convencido de que el PSOE podrá remontar las encuestas y volver a ganar en Andalucía trabajando mucho, poniendo orden y no cometiendo equivocaciones. En Andalucía hay un sentimiento profundo de apoyo al PSOE y de identidad entre la comunidad autónoma y el PSOE. Una identidad que se basa en que el PSOE fue el que defendió la autonomía andaluza. Y los andaluces vieron entonces y vieron después que nosotros trabajábamos en beneficio del desarrollo andaluz.
 

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