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sociedad - JUEVES, 21 DE ABRIL DE 2011


zona de ceuta. tuset.

reportajE
 

“Museo de las mujeres que
sonríen mirando al mar”

Un proyecto artístico y lleno de misticismo para los espíritus de las mujeres por lo que sería lógico que fuéramos mujeres espiritualmente implicadas las que arrimáramos el cemento y la mezcla y las que escamondemos las celdas abovedadas hasta que se pueda comer en el suelo
 

CEUTA
Nuria de Madariaga

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Para quienes creemos en la existencia de una Voluntad Superior y pensamos que la casualidad es el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar, la sincronicidad es una constante en nuestras vidas y la asumimos con entusiasmo y llenos de curiosidad.

Tuvieron que ser mis amigos Juan Tuset y la veterinaria Gabriela quienes se ofrecieron a acompañarme en mi visita al, para mí decepcionante, cementerio de Ceuta y me descubrieron la antigua cárcel de el Sarchal, esa en la que las mujeres lloraban mirando al mar. Y esperaban... ¡ Y miren que se hace larga la espera! Eterna y desoladora con una pesadez que late en los muros de piedra desprendiendo una energía agobiante que, en los años ochenta, unos mamarrachos con afanes de parapsicólogos trataron de captar montando sus engendros técnicos y saliendo escarmentados del intento. Porque hay que tener mal gusto y poco miramiento para molestar a las almas y a los espíritus de las mujeres que allí padecieron cautiverio. Resulta malvado e irrespetuoso.

Por eso, cuando acudí acompañada de un amigo que había sufrido una mala experiencia en la azotea del antiguo fuerte en el transcurso de una oración compartida y que iba más mosqueado que un pavo oyendo una pandereta, pero también con muchas ganas de reconciliación espiritual con el lugar, entramos saludando y presentándonos. Una visita con lapsus de largos silencios y explicaciones por mi parte de las razones de nuestra presencia, algún gorigori católico musitado y respetuoso recorrido de las naves con techos de bóveda, angostas ventanas que hurtan la luz y un par de puertas con rejas abiertas a un pequeño patio.

Allí hay un importante deterioro, el suficiente como para demostrar el interés de determinados sectores por los BIC, bienes de interés cultural. El fuerte está abandonado y sin lugar a dudas ha sido víctima del saqueo a lo largo de los años, de hecho falta el portón de la entrada, arrancado de sus goznes, pero no es una ruina. En lo más mínimo, he estudiado arte y patrimonio casi treinta años con un gran maestro de los que opinan que se aprende gastando los codos sobre la mesa y sé que la parte más antigua del edificio se encuentra en buenas condiciones por la excelente labor de quienes lo construyeron. Sólido y robusto, como una excrecencia de los propios acantilados.

Tan solo el apaño de ladrillo de las menos antiguas construcciones de la azotea apenas se mantiene en pie, pero como no forma parte del alma de el Sarchal sino que es un parche postizo y porquerioso, si el proyecto espiritual lo requiere ya veremos las mujeres como resolvemos el asunto.

Para quienes hemos sido premiados con el privilegio de una fe sin fisuras, tardía como en mi caso, que bien que me la curré durante más de media vida, la casualidad no existe y todo adquiere un significado. En el momento de mi presentación ante las almas, mi esposo el anciano pintor, se encontraba en puertas de una dolorosa y delicada operación de retina, así que pedí a los seres de luz que allí laten que estuvieran junto a él en el quirófano guiando la mano del doctor Monés y los giros de su mágico bisturí. Y un poco más adelante presentes en otra intervención de las arterias de ambas piernas que se las tienen que cambiar. Trueque en estado puro al más refinado estilo meridional.

Todo muy sensato y muy coherente. Si ellas ayudan al pintor en sus graves achaques trataremos de montar un museo en honor y por el recuerdo de aquellas mujeres que lloraban mirando al mar, cuadros de pájaros, flores y mariposas, la lógica presencia de una Virgen Madre y todo el montaje encaminado a conseguir una sonrisa de las almas, para que el lugar sea el de las mujeres que sonríen mirando al mar,

Un proyecto artístico y lleno de misticismo para los espíritus de las mujeres por lo que sería lógico que fuéramos mujeres espiritualmente implicadas las que arrimáramos el cemento y la mezcla y las que escamondemos las celdas abovedadas hasta que se pueda comer en el suelo. Y no digo repulir las letrinas porque no hemos conseguido dar con ellas, no las encontramos. Ni tampoco la instalación de luz aunque las últimas desdichadas inquilinas residieron y penaron allí en la guerra de 1.936.

¿Es que las tenían a oscuras y sin retretes? Normal que estuvieran ofendidas y apenadas. Pero no lo están cuando nosotros vamos, porque como conocen nuestro sueño para arrancarles una sonrisa, allí late una especie de expectación, una emoción contenida y una palpitante curiosidad. Y para más inri saben que le he contado el proyecto a la que tiene que ser nuestra factotum que es la mágica Yolanda Bel y como es lógico le ha encantado la idea, porque es una idea llena de magia y el reverso luminoso de la Portavoz me parece que se mueve como pez en el agua en el mundo de los sueños expresados con palabras. Porque ya saben que, las palabras no expresan la realidad sino que “crean” la realidad.

La sincronicidad es y está. Estan las almas, estamos las mujeres, están nuestros ángeles guardianes, está Yolanda, está el pintor y está este periódico ‘El Pueblo de Ceuta’ para hacerse eco de la crónica de la aventura que soñamos emprender. Y nos consta que cada pequeño avance será una especie de milagro, pero también sabemos que el que no cree en los milagros es que no es realista.
 

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