PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 21 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Vamos a seguir con nuestras pequeñas historias de cómo se celebraba la Semana Santa en la época de mi niñez y algunas costumbres que, con el paso del tiempo, éste tiempo moderno, que estamos viviendo, han ido desapareciendo y sólo han quedado en el recuerdo de los que la vivimos por aquellos años.

Los Viernes Santos eran de silencio absoluto, ni los escasos coches que había, por aquella época, en Ceuta circulaban por nuestras calles. Los niños que aprovechábamos esos días para jugar, nos guardábamos, muy mucho de hacer el menor ruido, sino queríamos recibir una reprimenda no sólo de nuestros padres, sino de cualquiera de los vecinos de nuestra calle.

Así que estábamos deseando que llegase el domingo de Resurrección para desquitarnos de todo aquel silencio que habíamos tenido que soportar y que, en ocasiones, por nuestra poca edad no llegábamos a entender.

El día que resucitaba Cristo que, por cierto, según me cuentan ahora resucita otro día y no aquel que nosotros celebrábamos con todo el ruido del mundo. Han cambiado tanto las cosas que, a pesar del tiempo transcurrido y los años que van pasando, algunas sigo aún sin entenderlas por culpa de ese cambio efectuado.

Volviendo al inicio del párrafo anterior, el día en el que Cristo resucitaba desde hora muy temprana, todos los chavales de los distintos barrios de nuestra tierra, atábamos una cantidad de latas, cuantas más mucho mejor porque hacían más ruido y nos dedicábamos a correr calle arriba calle abajo, armando con el arrastre de las latas un ruido ensordecedor.

Aún, hoy día, me sigo preguntando por qué ese de arrastrar las latas para festejar la resurrección de Cristo. Lo consulté, cuando pasaron los años, con los viejos del lugar y no me supieron dar explicación alguna, sólo me dijeron que ellos ya lo hacían en su época de niñez.

Ante esa negativa, me imagine que debería ser una tradición de algún pueblo traída hasta Ceuta, por alguno de aquellos, que procedentes de esa tierra nos llegaron desde distintos puntos de la Península.

Sea por la razón que fuese nosotros, los de mí época, continuamos esa tradición que se ha perdido con el paso del tiempo. No me pasa por la imaginación el ver a los niños, de hoy día, alejados de sus maquinitas de matar marcianitos o de sus ordenadores donde se pasan más de media vida, por no decir la vida entera, arrastrando una buena cantidad de latas por sus calles el día de la resurrección de Cristo.

Como tampoco me imagino a estos niños de la época en la que estamos viviendo, jugando al fútbol con una pelota de trapo hecha con una media rellena de papeles, con su nudo de “culo de pollo” que incluso llegaban a botar. Ni se me ocurre pensar que juegan a “me las tiro”, “tú la lleva”, “rescate”, “trompo”, “bolas”, ”el pincho” o el “palitroque”.

Y no me los imagino porque los niños de hoy día no se tienen que inventar nada para jugar, lo tiene todo inventado, desde la maquinita de los marcianitos hasta el ordenador. Conclusión, han perdido la capacidad de inventar y no saben jugar.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto