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OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los debates con Juan Vivas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Tras la tregua de Semana Santa, que ha venido muy bien para serenar mi espíritu, y, por qué no, para deleitarme con las tradicionales torrijas, que tan bien me sentaron el Jueves Santo, vuelvo a la realidad. La que me hace ver que otra vez volverán a la carga los partidos de la oposición.

El objetivo legítimo de los partidos de la oposición es ganar las elecciones. Los ciudadanos comprendemos que en esta lucha por el poder lo lógico es el aprovechamiento de la debilidad del otro y el truco recurrente de ser olvidadizos con los errores propios y airear machaconamente los ajenos. Aunque en esta ciudad, debido a que el Partido Popular lleva ya gobernando la tira de años, los errores de los partidos oponentes no existen. Entre otras cosas, porque los hay que no han gobernado nunca y los socialistas ni se acuerdan ya de cuando lo hicieron coaligados con otras formaciones.

Los partidos de la oposición han tenido la mala suerte, y ¡lo que te rondaré, morena!, de coincidir con el liderazgo de Juan Vivas. Quien, por más que muchas personas se me molesten, ha personalizado a tal extremo la opción popular, sustituyendo la marca PP por la suya propia, y acumulando tal poder personal, que se ha convertido en un rival tan poderoso cual imposible de ser batido por sus rivales políticos.

Rivales que no cesan, y están en su perfecto derecho, de buscar argumentos con los que intentan demostrar que todo lo hecho por el gobierno de Vivas, desde el 2001, no tiene nada que ver con lo que éste propala cuando interviene en actos electorales.

Los rivales de Vivas, es decir, los candidatos a la presidencia de los otros partidos, están convencidos de que debatir con Vivas les puede reportar beneficios en las urnas. Y han salido a la palestra, en los últimos días, reclamando ese enfrentamiento con el hombre que, según las encuestas, volverá a ganar las elecciones por mayoría absoluta.

Uno, cuando oye a los dirigentes de los partidos de la oposición, pidiendo enfebrecidamente que Vivas acceda a sentarse en un plató a discutir con ellos sobre argumentos relacionados con la mejor manera posible de hacer políticas provechosas para la ciudad, intuye que, por encima de ello, creen más bien que Vivas es persona feble, débil, pusilánime y, por tanto, muy dada a no dar la talla cuando enfrente tenga a quienes estén dispuestos a levantar la voz, a conducir la discusión por caminos tortuosos y a cantarle las cuarenta. Y uno, claro está, no tiene el menor empacho en recordarles a los que piensan así, que se equivocan; o sea, que cometen craso error. Por razones obvias.

Juan Vivas ha ganado dos elecciones con mayorías absolutas Y ha ganado en confianza en la misma medida que Guardiola o Mourinho la han ido adquiriendo por medio de los triunfos obtenidos.

La confianza de Vivas, amén de porque lleva ya muchos años gobernando, se debe también a la autoridad que conceden los votos y al afecto que le vienen demostrando los ceutíes, mayoritariamente.

Tampoco conviene olvidar que Vivas ha perdido el apresto de su tan cacareada timidez, desfilando por televisiones, dando conferencias y discurriendo en foros destacados. Debatir en Ceuta, con sus adversarios políticos, será para Vivas pan comido.
 

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