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Si ganarse la vida como autónomo
en estos momentos de crisis es difícil, más complicado aún
lo es en sectores como el del taxi, que en el caso de Ceuta
se ve especialmente afectado por los denominados ‘taxistas
piratas’, personas que sin licencia alguna se dedican al
transporte público ejerciendo una más que desleal
competencia. Aunque muchas otras profesiones y oficios
sufren también este tipo de intromisiones, en el caso del
taxi, la situación perjudica no sólo a los profesionales del
gremio, sino que se convierte además en una flagrante
violación de las normas de seguridad que rigen la actividad
del transporte público. La Policía Local y la Consejería de
Sanidad y Consumo han tomado hace tiempo cartas en el asunto
y parece que esta vigilancia da sus frutos.
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Ceuta puede presumir, y presume en
muchas ocasiones a través de sus valedores, de atesorar un
rico patrimonio histórico y cultural, tanto material como
inmaterial. Ese acervo ha pasado, no sólo en la ciudad, sino
en el conjunto del país, por épocas de mayor y menor
atención, de abandono e incluso de ruina y destrucción en el
caso de los vestigios arqueológicos y arquitectónicos. Lo
que se perdió es irrecuperable, pero aún queda mucho camino,
mucho por recorrer hacia atrás, hacia el pasado, y también
hacia el futuro que suponen la investigación científica y la
labor de conservación en este campo. El Partido Popular
presentó ayer las líneas maestras de su política en un
ámbito en el que cada iniciativa es una apuesta por una
herencia de valor incalculable.
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OPINIÓN / EDITORIAL
