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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE ABRIL DE 2011

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

El susto de aquella noche
 


Javier Cherllarám
javiercherllaramt@elpueblodeceuta.com

 

Cada vez que leo en las noticias, que se ha realizado un SIMULACRO, me entra una pequeña risa porque esta muy bien eso de organizar esos pomposos operativos y demostrar esa capacidad de respuesta, pero ay madre mía si cuando de verdad pasa alguna pelotera con una pequeña catastrofe o calamidad publica, te sale todo al revés y una desorganizacion espectacular.

Siempre se pide la colaboración ciudadana, cuando estuve en la Brigada Naval de Salvamento de la que he cumplido 26 años y todavía estoy esperando LA PLACA DE RECONOCIMIENTO, nos inculacaron EN CRUZ ROJA ese sacrificio, esa abnegacion y NO TE PUEDES NEGAR, cuando estaba licenciado, todavia tenía ese espiritu que conservo de las LLAMADAS DE SOCORRO, entré en un establecimiento a pedir el telefono, llamé al servicio de bomberos, para comentar un humo extraño en la zona de la DUCAR, y unos clientes se rieron diciendo ja, ¿ hoy que es el dia de los inocentes? y encima el comerciante se lo dijo a mi padre, como si uno fuera un niño chico y lo que había hecho estaba mal..

Un suceso de hace unos 35 años, era digno del guión de una pelicula de STEPHEN KING, mi madre fue a tirar la basura, de repente un perro enorme se le avalanzó, mi madre le entró un panico increíble, no sabía las intenciones del animal, si de atacar o de hacer juegos, mi madre emprendió la subida a la escalera de la calle Consuelo, el perro que se le venía detrás, subió despavorida, metió la llave y cerró la puerta jadeando del susto, el can no sabíamos de donde había salido y ahí estaba detrás de la puerta, mi padre quiso salir con una palo de una escoba, fue abrir la puerta un poco y el perro arremeter como un toro en los chiqueros..

En las escaleras de la bajada a la calle Consuelo, se escucha una voz de mi abuela Anica, diciendo Rosi enciende la luz que voy a subir, mi abuela era sorda como una tapia, y la angustia se apoderó de mi madre, se juntaba un cumulo de fatalidades que no sabiamos como poder arreglarlo, mi madre gritaba “ mi madre no escucha, avisarla alguien, que el perro se la va a cargar en plena escalera”, mi madre gritó por el balcón a Luisa, a Emilia a los vecinos de toda la vida, avisar a mi madre que no suba que hay un perro desconocido...

Al final a Antonio se le ocurrió con el riesgo también, salir abajo pero, con su perro, este ladró y avisó las intenciones del otro enorme, y el animal bajó del piso y se perdió en la muchedumbre de la noche, nadie lo reclamó ni lo llamó, siempre había algún tintorro en la Casa Bravo y esta vez sería , como una pelicula de terror o suspense, de donde carajo había salido el perro.

Fue un susto que nos diró años, de como los simulacros no tienen nada que ver con las cosas que pasan en la realidad.
 

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