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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE ABRIL DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACION

25 años de sistema público de salud: ¿copago?

Por José Antonio Carracao *


El pasado lunes 25 de abril, se cumplieron 25 Años de la Aprobación de la Ley General de Sanidad -14/1986- por la que se creaba nuestro Sistema Nacional de Salud, que ha sido uno de los legados más importantes que nos dejó el primer gobierno socialista de Felipe González y, sin ninguna duda, una de las leyes clave de nuestra democracia.

Esta Ley, promovida por el ministro socialista, Ernest Lluch, puso en marcha la reforma y modernización de la sanidad española, consagrando los principios de universalidad y financiación pública a través de impuestos, trascendentales para asegurar el papel de pilar fundamental del Estado de Bienestar que se quería desempeñase el sistema sanitario para todos los españoles. Tenía un objetivo prioritario: sustituir la caridad por derechos, vinculando la protección sanitaria a la condición de ciudadano.

Esta Ley permitió que más de siete millones de españoles, hasta entonces excluidos de la sanidad pública se incorporaran al Sistema Nacional de Salud. Para ello, se tuvieron que aumentar de manera considerable los recursos destinados a la sanidad. Así, durante los primeros gobiernos socialistas el porcentaje del PIB destinado a la sanidad pública pasó del 4,3 al 5,9 %. Consiguiendo una sanidad para todos, donde aportaban más los que más tenían, mediante un sistema fiscal progresivo. Actualmente estamos, aproximadamente, en el 6,5% del PIB.

En estos 25 años hemos puesto en marcha grandes reformas: el impulso de la investigación, la formación de los profesionales, la reforma psiquiátrica, el desarrollo de las infraestructuras como los centros de atención primaria y la dotación de alta tecnología que se ha multiplicado casi por diez, los nuevos hospitales como el que tenemos en nuestra ciudad, moderno y tecnológicamente muy avanzado, o la Organización Nacional de Trasplantes, entre otras muchas.

Todas ellas han hecho posible que nuestro sistema sanitario se equiparara a los países más avanzados, siendo en estos momentos uno de los que tiene mejores resultados en salud de entre los países desarrollados del mundo, como ponen de manifiesto los diversos indicadores de salud, con resultados excelentes en la protección y mejora de la salud: la mortalidad infantil es de las más bajas del mundo, hemos pasado de 9 a 3 por cada mil nacidos vivos; en la esperanza de vida al nacer somos de las más altas de la UE, situándonos cerca de los 82 años de media; y en algunos otros aspectos, como en trasplantes de órganos somos líderes mundiales.

Estamos ante un sistema Solidario, porque cada uno aporta según su capacidad y recibe según su necesidad; Equitativo porque garantiza no sólo que todos puedan acceder a los servicios sanitarios, sino que lo hagan en condiciones de igualdad; de Calidad en todos los aspectos del proceso de atención sanitaria; y Eficaz en el sentido de que todas sus actuaciones están dirigidas a optimizar y hacer el mejor uso posible de los recursos.

Nos encontramos por tanto con un buen sistema del que debemos estar todos orgullosos, sin duda fruto del trabajo de muchas generaciones, y de tantos y tantas profesionales de la salud que han contribuido con su capacidad, formación y trabajo a la consolidación y éxito del mismo. Éxito que corroboran los datos que sitúan nuestro sistema entre uno de los más avanzados y eficientes de cuantos existen en Europa. Pero esto no significa que no sea mejorable, ni que no tenga retos que afrontar.

Y todo esto hay que recordarlo y tenerlo en cuenta sobre todo ahora, cuando empiezan a sonar voces desde los sectores más conservadores y desde el Partido Popular, las cuales, valiéndose de la coartada de la crisis económica, están reavivando y proclamando planteamientos que suponen reducir prestaciones sanitarias e introducir medidas de copago por la asistencia sanitaria.

Ante estos planteamientos que generarían desigualdades entre los españoles y, por tanto, rompería la equidad, afectando especialmente a las capas de población con menos recursos y con mayores problemas de salud (ancianos, pensionistas y enfermos crónicos) que son los que más utilizan los servicios sanitarios por sus necesidades, los socialistas debemos seguir trabajando para que nuestro sistema sanitario continúe siendo público, fuerte y de calidad.

Es precisamente en estos momentos cuando más tenemos que valorar nuestro sistema y ser capaces entre todos de superar y dar respuesta a los retos que se nos presentan, pero sin retroceder un ápice sobre los derechos que ya hemos conquistado. Los socialistas debemos optar por seguir apoyando el futuro, impulsando y desarrollando medidas que mejoren la financiación y los cambios organizativos precisos del sistema sanitario, con el fin de garantizar su sostenibilidad, pero sin que esto recaiga en el bolsillo de los ciudadanos. Nuestro Sistema Nacional de Salud es un patrimonio de toda la ciudadanía y como tal debemos cuidarlo.

Veinticinco años después los socialistas seguimos avanzando en la sostenibilidad y en el funcionamiento eficiente del sistema sanitario público, desarrollando nuestro marco legislativo: el Parlamento trabaja en la tramitación del Proyecto de Ley de Salud Pública y en unas semanas está previsto que el Gobierno presente el texto de la Ley de Universalización de la Sanidad. De nuevo, 25 años después un Gobierno Socialista sigue trabajando por mejorar nuestro Estado de Bienestar y la Salud de los ciudadanos y ciudadanas.

*Secretario General PSOE Ceuta
 

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