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					La obra del vertedero de Santa Catalina supondrá la 
					construcción de un paseo exterior, al borde del mar y con 
					una pasarela de acceso al fortín, y otro interior. Por su 
					parte, el nuevo vertedero, que ya ha comenzado a sellarse, 
					tendrá forma pequeña loma “con un relieve similar al de su 
					entorno”. Esta zona irá reforestada con especies de árboles 
					y arbustos autóctonas. El traslado de los residuos marcha 
					según lo previsto y si las lluvias anunciadas para los 
					próximos días no lo retrasa, se terminará en la primera 
					semana de mayo. Los detectores de lectura continua de metano 
					no han registrado emisiones, según los técnicos de la GIUCE. 
					 
					Los ciudadanos dispondrán en el Parque de Santa Catalina de 
					dos zonas de paseo, “una a nivel del mar, exterior, y otra 
					en el interior”. De esta manera describen, los técnicos 
					responsables, el proyecto que se desarrolla en el antiguo 
					vertedero, que dirige la Gerencia de Infraestructuras y 
					Urbanismo (GIUCE) y gestiona la sociedad de fomento Procesa. 
					A falta sólo, y tal como adelantaba EL PUEBLO el pasado día 
					22, de dos semanas para terminar el traslado de la basura al 
					antiguo barranco de las Cuevas, se perfila el aspecto 
					definitivo que tendrá el parque. Los trabajos finalizarán, 
					si la lluvia anunciada no causa retrasos, la primera semana 
					de mayo. 
					 
					Tal como indicaron los técnicos de la GIUCE, la montaña de 
					residuos se reducirá de los 41 metros que alcanzó en su cota 
					más alta a los 14 que tendrá ahora en la zona más baja. 
					Habrá algún punto, como el que asciende hacia el garitón de 
					Santa Catalina, que alcanzará los 24 metros sobre el nivel 
					del mar. El autor del diseño del parque lo ha proyectado de 
					modo que quede distribuido en plataformas a distintos 
					niveles. 
					 
					Por otra parte, en el paseo exterior está prevista la 
					instalación de una pasarela de madera que lo conectará con 
					los restos de la fortificación que se conserva en el borde 
					marítimo. 
					 
					En lo que respecta a la imagen que tendrá la zona del nuevo 
					vertedero, sellado y reforestado al igual que el antiguo, 
					los responsables del proyecto explican que será en forma de 
					“pequeña loma con un relieve similar al de su entorno”. “De 
					lo que se trata es de aprovechar al máximo el espacio 
					disponible para lograr rebajar todo lo posible la cota del 
					viejo basurero”, explican. Tal como se ha proyectado, el 
					terreno, una vez sellado el vertedero, se reforestará con 
					especies arbóreas y arbustivas autóctonas. 
					 
					En cuanto a las emisiones de metano, el gas tóxico que 
					emiten los basureros, los detectores de lectura continua no 
					han revelado hasta la fecha su presencia durante el proceso 
					de movimiento de los residuos, “en ningún momento de la 
					obra”, señalan los técnicos.  
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