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					Marruecos ha iniciado una ‘operación’ policial para 
					responder al brutal atentado que ayer se registró en una 
					céntrica y turística plaza de Marraquech después de que un 
					individuo se inmolara en una cafetería y matara al menos a 
					18 personas (11 de ellas extranjeras) y causara más de 
					veinte heridos. Las fuerzas de seguridad marroquíes buscan 
					entre los sectores más radicales del Islam instalados en 
					Marruecos y ya se han tomado medida en las fronteras para 
					evitar huidas. 
					 
					Las fronteras de Marruecos hacia el exterior permanecen 
					desde ayer, a primeras horas de la tarde con máximo control. 
					Se trata de evitar cualquier posible huida de quienes hayan 
					podido estar próximos al atentado que se ha producido en una 
					céntrica y turística plaza de Marraquech sobre las 13:00 
					horas de ayer jueves y que ha causado al menos 18 muertos 
					(de ellos 11 son extranjeros) y más de veinte heridos. 
					 
					Marruecos, que estaba viviendo desde el pasado 20 de febrero 
					protestas en distintas localidades, al calor de lo que ya 
					ocurre en otros países del Magreb, estaba adoptando medidas 
					más aperturistas y había aumentado el sueldo a los 
					funcionarios. Aún así los grupos de protestas no cejaban en 
					el empeño pese a que el propio monarca había conminado a una 
					modificación de la propia Constitución marroquí para antes 
					del próximo mes de junio. 
					 
					El atentado de ayer justificará un mayor estado policial 
					ahora que eran crecientes y se extendían las protestas. El 
					clima de inestabilidad que se crea tras un atentado como el 
					de Marraquech (sucedió algo parecido cuando los de 
					Casablanca) es el idóneo para una respuesta contundente para 
					mostrar a occidente la capacidad como garante del orden 
					frente al terrorismo islamista. 
					 
					Tras los atentados de Casablanca, las fuerzas de seguridad 
					marroquíes arrestaron a unas 1.200 personas. Ahora, el 
					amplio sistema policial existente en Marruecos y los 
					servicios secretos, deben responder con eficacia ante el 
					atentado que se les ha venido encima sin haberlo detectado a 
					priori.  
					 
					En la parte española de la frontera, los dispositivos 
					permanecen por ser siempre intensos. 
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