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economía - DOMINGO, 1 DE MAYO DE 2011


‘Joyería Ramos’. v.s.c.

reportaje / LA FIEBRE DEL ORO
 

El oro no conoce la crisis

Los negocios de compra de metales
preciosos comienzan a florecer en la
ciudad en un momento en el que su
precio no para de aumentar en los mercados, en lo que parece una escalada sin techo
 

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Desde el lejano oeste estadounidense a la actualidad de las urbes españolas, la fiebre del oro, altamente contagiosa, también ha afectado a Ceuta. Hace poco más de un mes se instaló en la ciudad el primer negocio de compra de oro, situado en la Avenida alcalde Sánchez Prado y, poco tiempo después, otra de estas franquicias repartidas por todo la geografía española abrió sus puertas en Hadú. Dos comercios a los que se les unen cuatro joyerías ceutíes en las que, desde hace años, los clientes además de comprar también pueden vender sus joyas de oro.

Esta práctica se ha vuelto habitual desde la aparición en escena de la crisis económica, que ha obligado a muchas personas a desprenderse de sus joyas, que en muchos casos incluso constituían reliquias familiares. “Hay gente que vende por necesidad, pero otros simplemente quieren aprovechar piezas que no utilizan y llevarse un dinero por ellas”, explica Cristina Carmona, la responsable de ‘Ceuta Oro’. Este comercio se dedica a la compra de oro, de 14 y 18 quilates, pero también adquieren plata. “Nosotros adquirimos cualquier tipo de pieza de oro, incluso joyas rotas, ya que después los trozos se funden para crear nuevas”, explica la responsable.

Desde abrió sus puertas, por ‘Ceuta Oro’ una media de casi diez personas venden algo de oro cada día. “Son muchas las que vienen preguntando precios e informándose y cada vez más la gente entra para vender”, cuenta Cristina. El proceso siempre es el mismo. En primer lugar se comprueban los quilates de la pieza, se pesa la joya y en función del precio que ese día tiene el oro se hace una tasación. Si cliente y comprador llegan a un acuerdo, se procede al registro de la transacción, donde se incluye una imagen de las piezas y la documentación de la persona que las vende. Por ley queda anotado todo lo que se compra y además se toma una imagen de las piezas que se traslada a la Policía, para evitar que se haga negocio con joyas robadas, tal y como muestra la responsable de ‘Ceuta Oro’.

El mercado fija el precio


Durante el mes que lleva abierto este negocio, el precio del oro ha sufrido constantes altibajos. “No hay nada fijo, por la mañana se puede pagar 15 euros por un gramo de oro y por la tarde 12, todo depende del mercado”, puntualiza Cristina. No obstante, la tendencia de los últimos meses es de escalada. “Desde hace un tiempo el precio del oro ha subido muchísimo”, recuerda Juan Carlos Ramos, de la ‘Joyería Ramos’. Y es que, el pasado jueves este metal precioso volvió a romper techo alcanzando un valor 1.530 dólares por onza, uno de los máximos históricos.

En la ‘Joyería Ramos’ han visto muchas subidas y bajadas en el precio del metal por excelencia. Desde 1997, este negocio también se ha dedicado además de a la venta, a la compra de oro, que por aquel entonces se pagaba a 500 ó 600 pesetas por gramo. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, pero los motivos que siguen moviendo a la gente a vender su oro siguen siendo los mismos: necesidad o desuso de las joyas.

En su comercio, Juan Carlos sólo adquiere oro de 18 quilates. “Seleccionamos mucho las piezas que compramos porque a todas no se les puede dar uso”. Dependiendo de si son huecas o macizas, con incrustaciones o lisas y su forma, el precio puede ser más o menos elevado, según indica el dueño de este comercio de la calle Jaúdenes. Para él, el “boom” de este negocio comenzó hace un par de años, cuando la gente comenzó a dejar de recibir ayudas como el paro y se vio obligada a vender lo que tenía en sus casas para obtener algún beneficio.

Ahora, Juan Carlos asegura que ya no queda en España “tanto oro como el que se está vendiendo”. Con el comienzo de la crisis, los comercios de compra de oro crecieron al mismo ritmo que cerraban las constructoras. En ese momento las familias empezaron a intercambiar por dinero líquido las joyas de las que disponían .

Por entonces, quien no vendía aquí lo hacía en Marruecos, donde en ocasiones es fácil conseguir vender el oro a un precio más alto. Vender y comprar, pues este metal precioso es un activo refugio utilizado por muchas fortunas que invierten en este metal precioso como un valor seguro.
 

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