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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Una levantá
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Empezábamos el curso 67-68. Era el 2º año de mi incorporación a la Enseñanza Pública, en Barbate de Franco, (hoy, sólo Barbate), en el Centro Público “Generalísimo Franco”, hoy Baessipo.

Aquellos que habíamos conseguido la propiedad provisional corríamos el riesgo de ser desplazados, con los problemas que ello llevaba consigo: el cambio de localidad y el consiguiente cambio de Centro Educativo.

Por si tal circunstancia se pudiera producir, los provisionales no teníamos más remedio que “madrugar” y, a principios de Septiembre –el curso, generalmente, empezaba el día 15- ya nos encontrábamos en la localidad para “luchar” contra la posibilidad de que un propietario definitivo apareciera y te desplazara, por lo que nuestra estrategia consistía en convencerle para que no eligiera nuestro centro, siempre que en el resto de los existentes hubiesen vacantes y no tuviera inconveniente en elegir cualquiera de ellos.

Tuve suerte, ya que mi desplazamiento se produjo al quinto año, en este caso por conseguir plaza con carácter definitivo en Algeciras. Atrás quedaron los cuatro años de angustia que padecí en mi lucha por evitar mi desplazamiento.

En el segundo año, primero de mi particular lucha en defensa del puesto de trabajo, me encontraba en la puerta del Colegio, cuando se me acercó una pareja, un matrimonio, y en principio pensé que mi estancia en Barbate se iba a terminar, imaginando que se trataba de un maestro que venía a por “mi plaza”. Respiré profundamente cuando supe que eran unos turistas que desde hacía unos años se sentían atraídos por Barbate y sus magníficas playas.

El lugar de procedencia de la pareja era León y disfrutaba del magnífico ambiente que se respiraba en la localidad, su clima, aunque a veces “atacado” por el incómodo viento de levante, que perjudicaba enormemente a los bañistas.

En mis encuentros accidentales con la pareja, después de los saludos de rigor, siempre intercambiábamos algunas frases, en general sobre el estado del tiempo. Llegué a saber que él se dedicaba a la función pública, un modesto funcionario, que hacía grandes equilibrios para subsistir.

Elegían el mes de Septiembre por aquello que ya se diferenciaba entre “temporada alta” y “temporada baja” y además, solían elegir una casa con derecho a cocina. De esa forma, la pareja pasaba las vacaciones de verano con todos los atractivos que en el mes de Septiembre, todavía, ofrecía la acogedora Barbate.

Lo que más les llamaba la atención –repito- eran las playas. Cuando el viento de levante no soplaba era una delicia bañarse en sus aguas.

Posiblemente, lo mismo que hacía la pareja de León, lo harían otras parejas del interior, buscando las mejores oportunidades para disfrutar de sus vacaciones veraniegas.

En estos años ya se vislumbraba el “boom” del turismo, despertando en las localidades como el propio Barbate, Zahara de los Atunes, Conil, Tarifa…

Les habían comentado que un espectáculo maravilloso, digno de presenciar, era una “levantá” de atunes, que se llevaba a cabo en una almadraba que se instalaba en aguas de Barbate, pero, como muy bien sabían, la campaña de la captura del atún rojo ya hacía unos meses que había finalizado.

El momento más espectacular en la captura de atunes –la “levantá”- es cuando las barcazas hacen un cerco en torno al llamado “copo” y se formaba un tremendo mar de espumas de donde los almadraberos entren a golpe de “bichero” los grandes túnidos.

Los llamados atunes rojos cubren las rutas migratorias entre el Atlántico y el Mediterráneo. En el lenguaje vulgar se les llaman “atunes de derecho” y “atunes de revés”.

En la provincia de Cádiz se suelen instalar cuatro caladeros: Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa. Es conveniente recordar que en nuestra ciudad se establecía, también, un caladero. Pensemos en los puestos de trabajo que se generaban y la importante fuente de ingresos que se formaba.

Se capturaban en aquellas fechas una media de 25.000 Tm. Entre preparativos y capturas daban ocupación a más de 1.000 obreros (Abril a Junio). Los ejemplares, entre 300 y 400 kg. En la actualidad la cuota de capturas depende del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino y, según la temporada, se establece sobre unas 650 Tm, muy lejos de la cantidad que se capturó en 1949, que fue de unos 43.500 atunes (se batió el record, aproximadamente 17.400 Tm).

La pareja de León que, repito, en aquellos años en que yo permanecí en Barbate no dejaron de visitarlo, para completar en su permanencia algo tan típico como una “levantá”, se verían obligados a cambiar de fecha de visita, cosa que no sé si se produciría, ya que cuando yo abandoné Barbate, perdí el contacto con ellos. Al producirse un cambio radical en nuestra sociedad y haber transcurrido muchos años, más de cuarenta, es posible que cuando se produjera la jubilación de él, se dieran una vuelta en fecha donde el “espectáculo” se podía dar.

En mis recientes visitas a Barbate, nada seguía igual. Había desaparecido por completo del Consorcio Nacional Almadrabero (La Chanca). Un viejo edificio quedaba como testigo de una etapa que proporcionaba muchos puestos de trabajo. Junto a la industria que generaba la captura del atún, existieron algo más de diez fábricas de conservas y salazones. Ya todo es historia, y en el recuerdo, cinco años vividos intensamente.
 

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