PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE MAYO DE 2011

 
OPINIÓN / LUCES Y SOMBRAS

De los políticos… y respeto al Pueblo Español

Por  Juan Manuel Pecero


No voy a pedir perdón a los que, de entre estos, no tengan motivos para sentirse ofendidos, pero ante la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas me gustaría que en el día de hoy reflexionásemos sobre algunas cuestiones: ¿Son los políticos una categoría especial de ciudadanos por sus cargos? Si no es así ¿qué les hace diferentes? ¿Qué prerrogativas obtienen? Si analizamos los fundamentos de un sistema democrático podríamos decir que la soberanía que reside en el pueblo es la que legitima a unos representantes para que, en nombre de aquel, gestionen los asuntos públicos de la mejor manera posible y encaminada al bien común. En otras palabras, los políticos elegidos democráticamente, y en las urnas, serían unos servidores públicos en toda la amplitud de la palabra. Si comparamos nuestro modelo con el de algunos países anglosajones observaríamos que en estos se mantiene un mayor contacto entre los vecinos como individuos, y las asociaciones vecinales, con los representantes de las circunscripciones menores que, si bien es cierto, no siempre cala en la pirámide de decisiones hacia esferas superiores, al menos, consuela en la base.

Pero a pesar de todo, la clase política actual ha perdido la talla de aquellas figuras históricas que en el Parlamento esgrimían feroces batallas dialécticas cargadas de contenido; y los profesionales de los medios de comunicación, también. Si de los últimos meses eliminásemos las noticias relacionadas con ETA (Bildu o similares) y las confrontaciones futbolísticas (en especial, Real Madrid y Barcelona) sólo nos quedarían como grandes temas, la corrupción y las elecciones -al margen de catástrofes naturales y guerras o atentados-. Y si profundizamos en la historia menos reciente, tampoco. Pero ¿es la política corrupta por naturaleza? ¿Es tan beneficiosa? ¿Es la corrupción algo intrínseco a nuestra forma de ser? Los movimientos del norte de África no quieren un modelo democrático como el español –ni siquiera el latino-, quieren uno de corte más anglosajón, en apariencia más honesto.

Es innegable el hecho de que ante la convocatoria de elecciones, los políticos deben estar bien situados, como si de una carrera se tratara, para garantizarles al menos durante cuatro años la estabilidad laboral. En estos días somos y seremos visitados por líderes políticos de todo color, como si fuéramos y nos lo creyésemos, el centro de los pensamientos del partido. ¡Ahora somos importantes! Pero, el pueblo necesita un respeto ya que no forma parte de una república, de las conocidas como, bananeras. Visitas para conocer a un personaje público, popular y televisivo, siempre es curioso, pero la frontera de la curiosidad no debe rozar la credulidad de hacernos comulgar con ruedas de molino. Después de estos días festivos, y en los que no me he movido de España, al seguir a partir del lunes las noticias con un poco más de asiduidad, y en diferentes medios, parecía haberme perdido algo -recuperación del déficit, mejoría del superávit de la seguridad social, situación muy aceptable del endeudamiento nacional y paro en cifras escandalosas pero habiendo alcanzando el techo-; Jueves y Viernes Santo han obrado un milagro o la Política empieza a inmiscuirse en las cifras y estadísticas ofrecidas a gusto del que informa. La realidad no es variable, y es visible por nosotros mismos, en nuestras calles; no me hace falta que me informen de lo que veo –casi cinco millones de parados, empresas y comercios cerrando en progresión geométrica, nueve millones de personas en la pobreza y cientos de miles de familias en riesgo de perder su casa- ¿les pedimos el voto? La casta política al menos debe ser discreta: España se está polarizando entre una clase media alta, y esta cada vez más alta, y una clase baja también cada vez más baja –y la media en extinción-. En esta situación no hay prerrogativas que valgan, la sospecha de corrupción debe ser motivo de apartamiento, al menos temporal, y hasta que se resuelva. Hay que volver a los orígenes de la soberanía popular, no se puede convertir la política en hereditaria, ni los políticos imbuidos de un boato regio.

Con mi antiguo compañero en el Banco de España, y amigo, Van-Halen (hijo), ahora director general de la vivienda de la Comunidad de Madrid, durante años me ha unido una estrecha amistad. Incluso en algún acontecimiento familiar, y antes de su entrada en ese mundo, nos reunimos con Álvarez del Manzano, Gallardón y otros políticos, y solíamos hablar de estas y otras muchas cuestiones. Pero ya saben, una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica…
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto