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                     En pocas ocasiones vamos a tener 
					la oportunidad de ver tantas cosas juntas, tantas cosas 
					diferentes y tanta demostración del buen trabajo, en las 
					aulas, en los talleres y su reflejo al exterior. 
					 
					El patio de Las Murallas Reales, desde el martes por la 
					tarde, está siendo una feria, pero una feria sin feriantes 
					en busca de hacer caja, una feria de muestras con todos los 
					institutos de Ceuta, con la Cruz Roja, con la Guardia Civil, 
					con el Cuerpo de Bomberos, con buena parte de Enfermería y 
					con muchas personas que saben modelar el barro, que saben 
					enfocar la electricidad, que saben elaborar perfumes y un 
					largo etcétera. 
					 
					Gustosamente me pasé por La Murallas Reales, pero como una 
					fiesta no puede terminar con todo bien, en este caso los 
					sindicatos fueron a dar la nota, pero no la nota por las 
					actividades que se estaban presentando, no la nota de la 
					entrega de alumnos y profesores, o la nota agradable de 
					muchos padres que estaban gozando de lo que sus hijos eran 
					capaces de modelar o de orientar. La nota aquí era la de la 
					fantasmada y la poca consideración a los alumnos, a 
					profesores y a las obras en cuestión. 
					 
					Una gamberrada más de los sindicatos, entre los que había 
					personas muy respetables, los menos, y una serie de 
					seguidores que si no se dejan ver ahí, al lado de una 
					pancarta y si no se dejan oír, con esos pitos con que 
					amenizaban su procesión, muchos de ellos, desde luego, en 
					las clases no son los que más se dejan ver o tampoco son los 
					más destacados y podría dar nombres, de más de dos y de más 
					de media docena de los que estaban ahí “a la sombra” de la 
					pancarta, pero que pocas veces estuvieron, en su verdadero 
					sitio, en una clase. 
					 
					No voy a hacer uso de ningún tipo de deontología profesional 
					o de falso compañerismo, porque quienes no tienen 
					compañerismo y respeto con los que han trabajado, no merecen 
					ser considerados compañeros de profesión. Así de claro. 
					 
					Es cierto que en la Junta de Personal, que no es lo más 
					granado de la docencia, están de uñas con el director 
					provincial de Educación. Libres son de pensar o intentar ver 
					como quieran, pero, a lo largo del curso, han tenido y 
					tienen la oportunidad de ir, por la Dirección Provincial y 
					gritar, pitar o cantar una “nana” al director provincial, lo 
					que no es de recibo es ir a pedir su dimisión en esa muestra 
					de FP, cuando se ve que algo, por lo menos algo, está 
					saliendo de ahí. 
					 
					La Junta de Personal y su pancarta, es posible que hubiera 
					tenido más éxito en otra parte, porque allí, si alguien 
					prestaba atención sería por lo mucho que estaba molestando a 
					quienes iban a ver, a contemplar o a valorar unos trabajos 
					que se estaban exponiendo. 
					 
					Ahí no tuvieron mucho éxito, ya veremos cual es el próximo 
					punto de encuentro, yo no sé si se atreverán a ir a pedir la 
					dimisión de Aquilino Melgar a la Dirección Provincial de 
					Educación o a la Delegación del Gobierno, al final les va a 
					dar lo mismo, tiempo perdido, aunque más de uno, al estar 
					liberado, ya tendrá el entretenimiento y la justificación de 
					su liberación. 
					 
					Fui a la muestra el martes, volví el miércoles e iré el 
					jueves, primero porque me gustó lo que se exponía y en 
					segundo lugar porque es algo que valoro y que “los chicos 
					del sindicato, los sindicalistas” no parece que hayan sabido 
					valorar y tener en consideración a quienes trabajaron para 
					esta muestra. 
					 
					Me extrañó ver allí, también, a un colega y amigo del “Siete 
					Colinas”, al que le digo:” amigo Carlos, tú tienes otro 
					talante distinto al de la mayor parte de los que muy cerca 
					de ti iban con la pancarta”. 
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