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                     Es una situación en la que es 
					complicado ponerse de acuerdo, los unos por la comodidad de 
					la ausencia de humos y los otros por las consecuencias que 
					esa ley ha traído y está trayendo. 
					 
					Como en tantas otras ocasiones, voy a dejar de lado mis 
					preferencias o comodidades, de no fumador, para acercarme a 
					la realidad y a sus consecuencias, por esta ley que, dejando 
					de lado los humos, pocas cosas positivas más ha traído. 
					 
					Y ahora salen a escena los hosteleros, con toda la razón, 
					porque ellos han sido los más perjudicados y ponen el dedo 
					en la llaga ocasionada por tal ley, antitabaco que, de 
					momento, ya lleva a sus espaldas, según los propios 
					hosteleros, más de 50.000 puestos de trabajo destruidos. 
					 
					Y no es extraño que así sea, porque uno cuando va a entrar 
					en un local, quiere tener comodidades, quiere que se le 
					pongan las menos pegas posibles, y el no poder fumar en el 
					hall del hotel, en los pasillos, en la cafetería, en el 
					comedor o en la habitación, más que aportarle comodidad le 
					va acarreando docenas de problemas, con lo que muchos se 
					abstienen de ir a esos establecimientos y cuando la 
					clientela baja los puestos de trabajo se hunden. 
					 
					Y la cosa no es de broma, si nos atenemos a las 
					manifestaciones del presidente de la FEHR, cuando dice que 
					la Encuesta de Población Activa confirma la aniquilación de 
					53200 puestos de trabajo en el sector, lo que supone en 
					torno a la quinta parte, o lo que es igual un 21% del total 
					de la caída de empleo en nuestro país y el 71% de la 
					registrada en el sector servicios. 
					 
					Hay que pensar en voz alta y volver a decir a los 
					responsables o irresponsables de lo bueno y de lo no tan 
					bueno de este país que, en qué parámetros se han basado para 
					legislar en aspectos tan resbaladizos como éste. 
					 
					El propio presidente de FEHR, José María Rubio, afirmó que:” 
					Por primera vez desde hace décadas el empleo en el sector de 
					la hostelería española cae por debajo del millón de 
					trabajadores”. 
					 
					Y que todo esto vaya aumentando ahora es llamativo, cuando 
					los mil conflictos en territorios cercanos a nuestro país, 
					en el norte de África hacen que el turismo vuelva a repuntar 
					aquí, y deberían necesitarse más empleados. 
					 
					Y es que parece que nos vienen unos por un lado, pero 
					“echamos” a los otros por decisión de ciertos leguleyos que 
					miran de frente, pero que no son capaces de echar un vistazo 
					hacia la derecha o hacia la izquierda, para ver como pueden 
					marchar mejor las cosas. 
					 
					La crisis, a lo largo de los últimos dos años y pico, ha ido 
					minando la situación, los puestos de trabajo se han ido 
					perdiendo, en todos los terrenos y para más INRI, en esas 
					circunstancias se va legislando para ayudar a perderse un 
					poco más en parcelas que parecían más fortalecidas. 
					 
					Y que en el sector turístico es fácil frenar las pérdidas de 
					los puestos de trabajo nos lo demuestra el hecho de que, 
					simplemente, los días de Semana Santa hayan propiciado que 
					el paro se atenuara un poco y que bajara en más de 64.000 
					personas, en todo el mes de abril. 
					 
					De la misma forma que se atenúa el paro, ligeramente, con 
					unos días de más movimiento de una parte a otra, se podría 
					haber frenado, otro poco más, sin haberse puesto en 
					funcionamiento, de una forma tan rígida, una ley que ni los 
					menos fumadores, ni los fumadores empedernidos han saludado, 
					cuando se puso en escena. 
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