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					Las redes ya están en el mar. El pasado jueves los 
					trabajadores de Fraimartin comenzaron a extender los 
					aparejos que formarán el ‘arte fijo’ o ‘Almadrabeta’, como 
					se llama popularmente a la pesca selectiva de especies como 
					la caballa, el bonito o la melva. Martín Martín, uno de los 
					dos socios que forman esta empresa, es el encargado de 
					organizar un trabajo que ya está dando de comer a veinte 
					familias en Ceuta.  
					 
					Durante un par de semanas, los trabajadores instalarán las 
					redes frente la playa de ‘El Chorrillo’, desde donde ya se 
					pueden avistar las boyas que limitan la extensión donde se 
					realizará esta pesca artesanal. Un arte que se encontraba 
					perdido en la zona y que gracias a la labor que están 
					desarrollando Martín y Francisco José Foncubierta, uno de 
					sus trabajadores, se está recuperando para beneficio de 
					todos. En primer lugar, las familias tendrán un sueldo fijo 
					durante todo el año, una situación difícil en el mundo del 
					mar donde se cobra según la temporada. Además las capturas 
					abastecerán a los puestos de ‘volaores’ de la ciudad, que 
					hasta el momento se han visto obligados a comprar el pescado 
					que venía de Marruecos. Y, por último, el mar y los 
					recursos, que serán los grandes beneficiados ya que la pesca 
					selectiva evitará que se descarten especies tras la captura.
					 
					 
					Labor artesanal 
					 
					Una tarea en la que son de vital importancia las redes. Cada 
					método de pesca tiene unas específicas, y como no podía ser 
					menos, así sucede en el ‘arte fijo’ o de parada. Las redes 
					utilizadas en esta recogida aguantan un total de 70 u 80 
					kilos, mientras que las de la Almadraba soportan alrededor 
					de 300. Paseando por el puerto pesquero se puede ver a los 
					más marineros más veteranos elaborando estos aparejos con 
					paños de red que se unen de forma artesanal. “Se cosen uno a 
					uno y luego se enlazan en los cables de acero que los 
					sostienen en el mar”, cuenta Martín.  
					 
					En total, durante estos días se extenderán alrededor de 
					1.100 metros de red en ‘El Chorrillo’. Serán las barreras 
					que conducirán a los peces al rectángulo donde se 
					encontrarán los barcos a la busca y captura de estos 
					manjares del mar. Los huecos de las redes que se van a usar 
					son de 13 centímetros, para evitar que se enganchen las 
					especies más pequeñas. Su objetivo es capturar caballas, 
					melvas, bonitos, agujetas y ‘volaores’. 
					 
					Pero este proyecto no se queda ahí. Martín tiene un objetivo 
					de futuro, que espera no sea muy lejano. “Nuestra voluntad 
					es crear una fábrica de conservas, para elaborar los 
					productos aquí y poder dar trabajo a unas 40 personas”. 
					“Hemos arriesgado todo por apostar por un proyecto que sólo 
					saldrá adelante si Ceuta entra en la Unión Aduanera”, 
					explica el fundador de Fraimartin y es que, en la 
					actualidad, la situación de Ceuta, que se encuentra fuera de 
					la Unión Aduanera, imposibilita que se trasladen productos 
					elaborados, como las conservas, a la península.  
					 
					“Esperamos que se quiten las trabas y nos dejen elaborar los 
					productos conforme a unas normativas de sanidad y consumo 
					adecuadas”, pide este pescador que critica la falta de ayuda 
					que existe para empresarios que como él sólo buscan generar 
					trabajo, y tener opciones para crear negocios competitivos.
					 
					 
					“Una melva se paga a 90 céntimos y de ella se pueden sacar 
					entre cuatro y cinco latas de conserva, por las que se cobra 
					algo más de un euro por cada una”, señala Martín, que pone 
					en el proyecto de la conservera sus esperanzas para que la 
					‘Almadrabeta’ salga adelante.  
					 
					Ahora, el mundo de la pesca se encuentra herido de muerte. 
					De los seis barcos dedicados a la pesca de sardina, boquerón 
					o caballa que se encuentran en el puerto pesquero “tres van 
					a ser desguazados”, adelanta el socio de ‘Fraimartin’. Ellos 
					ya han hablado con los dueños de los otros tres para que les 
					realicen labores de transporte.  
					 
					Cada día, el mar da menos de comer y ya son pocos los que 
					quieren dedicarse a la pesca en la ciudad. “¿Quién va a 
					querer trabajar para no ganar nada?” se pregunta Martín, y 
					es que, en la actualidad son muchos los pescadores que se 
					tienen que conformar con cajas del pescado que capturan como 
					moneda de pago. Por el contrario, los trabajadores de la 
					Almadrabeta contarán con un sueldo fijo.  
					 
					Ahora, ya ha comenzado la cuenta atrás para que comience su 
					trabajo. En dos semanas los pescadores ya estarán faenando 
					en las aguas. Pero en el camino va apareciendo 
					contratiempos. El sábado amaneció para Martín con una mala 
					sorpresa. A su llegada al puerto, el socio de Fraimartin se 
					encontró una de las lanchas de la empresa desmantelada. “Nos 
					han robado el tanque de gasolina, la batería y hasta se han 
					llevado la puerta del depósito”, decía este caballa. En el 
					puerto no hay seguridad y, aunque incidentes como este son 
					escasos, suponen un perjuicio sobre todo económico para los 
					pescadores. No obstante, no queda otra que reparar y volver 
					a echarse a la mar. Es ahí donde, mirando al cielo y a las 
					aguas, esta temporada gracias a la labor de Martín se 
					recuperará el ‘arte de parada’ para la pesca ceutí.  
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