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					El cabo mayor Delgado Fernández formó parte de la primera 
					misión militar en Bosnia–Herzegovina. Corría el año 1992 y 
					el era uno de los 60.000 soldados procedentes de todo el 
					mundo destinados a terreno, uno de los 1.100 españoles que 
					participaban en la misión. “A los militares españoles nos 
					quisieron mucho” recuerda el cabo mayor, “especialmente en 
					la capital croata, la de Herzegovina, en Mostar, donde 
					incluso le pusieron el nombre de ‘Plaza de España’ a su zona 
					más céntrica”. El cabo mayor Delgado se encontraba ayer 
					custodiando la exposición que, desde el lunes, está 
					instalada en el Casino Militar, en la cual se recuerdan los 
					dieciocho años que el Ejército español participó en misiones 
					en Bosnia, entre los años 1992 y 2009.  
					 
					“Cuando llegamos al río Neretva [un río de 225 km, de los 
					cuales 203 km están en territorio de Herzegovina, y los 
					últimos 22 km en la región de Dubrovnik-Neretva, en 
					Croacia], era conocido como ‘la ruta de la muerte’; pero 
					empezó a ser llamado ‘la ruta de los españoles’ porque 
					nosotros éramos los únicos que nos atrevíamos a pasar”, 
					recuerda el cabo mayor. 
					 
					Esta muestra, coordinada por la Comandancia General de 
					Ceuta, pero preparada por el Tercio Duque de Alba 2º de la 
					Legión, tiene el objetivo de “resaltar la enorme 
					participación de Ejército español en Bosnia y conmemorar el 
					final de aquella operación” , explicaba, el día de la 
					inauguración, el capitán Diego Rico, secretario de la 
					Comandancia General de Ceuta.  
					 
					La muestra reúne fotografías hechas a lo largo de estos 
					años, así como objetos de otra índole. Diferentes maniquíes 
					posan con los uniformes que han caracterizado a las unidades 
					que, a lo largo de casi dos décadas, bajo la diferentes 
					denominaciones, desde ‘UNPROFOR’ (Fuerza de Protección de 
					las Naciones Unidas) hasta ‘EUFOR’, que era el nombre con el 
					las fuerzas militares supervisaban el cumplimiento de los 
					acuerdos de Dayton, proclamados tras la Guerra de 
					Yugoslavia, y en sustitución de las unidas precedentes, 
					‘IFOR’ (Fuerza de Implementación) primero, y ‘SFOR’ (Fuerza 
					de Estabilización) después. 
					 
					El legado de dieciocho años 
					 
					Junto a las fotografías, casi todas ellas publicadas en la 
					revista interna de la Legión, paneles de información. Las 
					diferentes etapas por las que pasó el conflicto y la 
					cantidad de soldados que participaron en cada una de ellas. 
					O las personas que murieron en Bosnia; en total, 23 personas 
					en dieciocho años.  
					 
					Una mascarilla esculpida en bronce recuerda al primero de 
					ellos, el capitán Arturo Muñoz Castellanos, cuya muerte 
					supuso la del primer militar español fallecido en una misión 
					de mantenimiento de la paz; motivo por el cual el pasado mes 
					de marzo se le rindió un homenaje, en el que su viuda, Rosa 
					María López, descubrió una placa en su honor, en la fachada 
					principal del Museo de la Legión. 
					 
					En la exposición también pueden verse armas. Desde navajas y 
					otras armas blancas hasta pistolas de diferente cargamento. 
					Eso sí, como se apresuran a decir los legionarios que las 
					custodian, “todas ellas debidamente inutilizadas, por si 
					acaso”. Entre estas, por ejemplo, un bolígrafo que en lugar 
					de tinta lanza balas.  
					 
					Las armas también traen recuerdos al cabo mayor Delagado, 
					que explica la cantidad de “chanchullos”, que hacían unos 
					con otros: “Los croatas, que eran cristianos, tenían armas 
					que les pasaban desde la República Federal Alemana; los 
					serbios, mayotitariamente ortodoxos, tenían armamento de la 
					Antigua Yugoslavia; y los de Bosnia, que eran musulmanes, 
					recibían dinero y carburante de Arabia Saudí, y otras ayudas 
					de los iraníes. Al llegar a la frontera cambiaban sus 
					bienes, e igual los de Bosnia pedían ayuda a los croatas 
					para bombardear a los serbios, que al día siguiente se 
					aliaban con los de Serbia en contra de los de Croacia”.  
					 
					Para frenar tanta violencia, la virgen de la Victoria, en un 
					lateral de la exposición. Fue un regalo que la Hermandad de 
					Málaga hizo al Ejército en 1992. En el centro de la muestra 
					pueden verse también los diferentes guiones de todas las 
					unidades que han participado en algún momento en esta 
					misión. Todo este legado estará a disposición de los ceutíes 
					hasta el día 14. 
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