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					Después de ver el debate político en televisión, como 
					ciudadano, me quedo con lo anecdótico, aunque no debería ser 
					así. A un lado, la oposición, a la que no se le puede 
					recriminar nada de su forma de gobernar, porque no ha estado 
					gobernando, es obvio para los que portamos más de una 
					neurona. Al otro lado, el “Vivas” que mató a Manolete. Eso 
					dijo él y, la verdad, eso pareció en algunas ocasiones.  
					 
					Los ciudadanos estamos hartos, muy hartos, de los políticos 
					que se dedican a poner verde al otro. Estamos hasta las 
					narices de escuchar tonterías inventadas o sacadas de 
					contexto, para atacar al que gobierna o al que hace algo por 
					esta ciudad, sólo por ocupar huecos en periódicos o por 
					mantenerse en una “picota” que hace muchos años ya le dio la 
					puntilla, después de dos verónicas y un revolcón con el 
					capote. 
					 
					Los ciudadanos, somos los que tenemos que torear en este 
					albero, el de las elecciones. Tenemos que dar capotazos a 
					diestro y siniestro, para evitar las embestidas de los 
					“iluminados e iluminadas” que nos intentan meter en la 
					cabeza que el de enfrente es muy malo, pero que muy malo. 
					Cuando alguien te dice: “todo lo que Fulano ha hecho, está 
					mal”, échate a temblar. Es como el albañil que llega a tu 
					casa y, con las manos en la cabeza te dice: “¿pero quién te 
					ha hecho esta obra?”, prepárate para un soberano sablazo en 
					el presupuesto que te va a preparar.  
					 
					Hastío por los políticos que tienen la cabeza a las cinco de 
					la tarde, la hora más taurina (y lorquiana), eso es lo que 
					los ciudadanos de a pie, sentimos cuando oímos y leemos, una 
					y otra vez, barbaridades, denuncias estúpidas, ataques 
					incontrolados, faltas de respeto, invenciones… y un largo 
					etcétera que, con total seguridad, les pasará factura en las 
					urnas. Porque no, señores, los ceutíes no somos tontos, no 
					nos vamos a dejar convencer por quienes ya hace mucho tiempo 
					que escucharon los clarines de aviso, pero siguen intentando 
					torear sin fortuna y sin permiso en esta plaza de la que 
					somos todos dueños.  
					 
					El toro más famoso del mundo, el que más se nombra, el que 
					ha quedado para los anales de las frases populares del 
					castellano… es el que mató a Manolete. Y es que, señores, 
					para dar muerte a un maestro de maestros, tuvo que ser muy 
					valiente, con raza, con fuerza, la suficiente para alcanzar 
					la inmortalidad que concede la historia y que tantos 
					intentan conseguir, a toda cosa, pero con un índice de 
					fracaso tan grande como el que las urnas llevan siglos 
					dándoles. 
					 
					Como ciudadano, sólo quiero levantar la vista y seguir 
					viendo cómo crece mi ciudad, cómo mejora, cómo se ha 
					convertido en la perla que tantas veces se ha nombrado pero 
					que hasta estos últimos años, no había brillado lo 
					suficiente. Como ciudadano, sólo quiero escuchar críticas 
					constructivas que aporten soluciones a los problemas y no 
					ataques y pretensiones de discriminación positiva hacia 
					nadie. Como ceutí, quiero una política limpia, sin injurias, 
					sin ofensas, sin ataques personales, sin memeces que 
					insulten nuestra inteligencia, la de los que al final, somos 
					los que decidimos a quién queremos al frente de un gobierno 
					que nos va a representar aquí y en cualquier lugar del 
					mundo. Los ciudadanos, queremos al mejor y no al que tenga 
					el mayor listado de insultos disponibles para el otro o que 
					no sepa mirarse el trasero y comprender que existe la 
					memoria y que los que aquí vivimos, la tenemos fresca. 
					Ventajas de la humedad relativa de esta tierra.  
					 
					Hay que tener mucha categoría para todo, hasta para ser el 
					“Manolete” de Vivas y eso, queridos políticos aspirantes, 
					todavía no lo ha conseguido nadie. 
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