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					La tradición de elaborar los famosos ‘volaores’ ha ido 
					transmitiéndose de padres a hijos durante décadas. Ahora, 
					este negocio artesanal del que han vivido muchas familias en 
					Ceuta está casi extinguido y sólo quedan cinco puestos de 
					los muchos que se concentraban cada verano la explanada de 
					Juan XXIII. 
					 
					Ya se acerca el verano y con la llegada del buen tiempo se 
					inaugura la época de los ‘volaores’. En la explanda Juan 
					XXIII ya están instalados los puestos donde se seca y se 
					vende este manjar tan apreciado tanto por ceutíes como por 
					foráneos. El viandante que pasa por ‘El Chorrillo’puede 
					divisar a los lejos los cinco puestos que mantienen viva 
					esta tradición tan arraigada en la ciudad y que ahora está 
					en riesgo de extinción, tal y como lamentan los pocos que 
					todavía tienen en este negocio su forma de ganarse la vida. 
					Conforme uno se acerca a estas casetas, es posible divisar 
					los cientos de pescados que cuelgan de los techos de chapa 
					de estos puestos de ‘volaores’, instalados en la explanada 
					durante cinco meses, los que dura la temporada de este 
					producto. 
					 
					Un bocado único para muchos, exquisito para otros y 
					tradicional para todos. No en valde, los peces voladores 
					secos son un manjar que ya se elaboraba en época fenicia. 
					Desde entonces y hasta ahora, en Ceuta, ciudad marinera por 
					excelencia, los caballas han podido disfrutar de los ‘volaores’. 
					Y no sólo ellos, ya que son muchas las personas que vienen 
					desde la península cada verano para hacerse con este 
					producto. 
					 
					Hace unos años, la explanada de Juan XXIII estaba plagada de 
					estos puestos de secado y venta de ‘volaores’. Ahora, sólo 
					quedan cinco casetas, apenas una muestra del esplendor del 
					que un día gozo este negocio que durante décadas ha pasado 
					de padres a hijos. Pedro y Guillermo García, son los 
					regentes de uno de los cinco negocios que han abierto sus 
					puertas este año. En su puesto duermen las 24 horas, al 
					igual que los regentes de los demás comercios, que vigilan 
					los pescados noche y día. Su jornada comienza a las siete de 
					la mañana. Es el momento de sacar uno a uno los pescados que 
					la noche de antes recogieron y colgarlos de las cañas que 
					plagan el techo. El pescado es preparado por el ‘Chorlito’, 
					el encargado y especialista en salar los ‘volaores’. Pero no 
					sólo de este manjar viven los puestos, ya que en ellos 
					también se vende bonito salado, agujetas o hueva, la más 
					escasa y buscada.  
					 
					Falta de subvenciones 
					 
					Los precios son muy variables dependiendo del tipo de pez, 
					lo único que tienen en común es el poco beneficio que 
					obtienen sus vendedores.”Si a cada pescao le sacas dos 
					euros, mucho es”, comentan los García. Y es que, este es un 
					negocio poco rentable, según afirman. Por ello, piden que se 
					regularice el comercio de estos peces, que al tratarse de 
					productos tradicionales no cuentan con certificados de 
					calidad. “Nos falta más apoyo, porque aunque nos dan agua y 
					luz para estar aquí no tenemos ningún tipo de ayuda 
					económica y tampoco podemos exportar”, explica Pedro. “A 
					fuerza de mucho sacas para pasar el año, pero no es 
					rentable”, asegura por su parte Guillermo. 
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					Ceuta recibe 4.750 euros de los 13,6 millones en ayudas del 
					FEP 
					La actividad pesquera de la 
					ciudad, cada vez más escasa, recibirá una subvención de 
					4.750 euros enmarcada en los Planes Nacionales de Cultivos 
					Marinos. El pasado viernes, el Consejo de Ministros aprobó 
					el acuerdo de distribución del Fondo Europeo de la Pesca (FEP), 
					además de los Planes de Cultivos Marinos. Entre ambas líneas 
					de financiación, se otorgarán a las Comunidades Autonómas un 
					total de 13,6 millones de euros. De esta cantidad, casi 12 
					millones corresponden al FEP que no ha contemplado a la 
					ciudad en el reparto de esta subvención. De modo que, la 
					ayuda destinada a la ciudad proviene del plan nacional, que 
					en su reparto ha tenido en cuenta los proyectos presentados 
					por las CCAA. 
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