OPINIÓN - DOMINGO, 15 DE MAYO DE 2011

Ayer Ceuta “sabadeó”

Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Es esta una especie de crónica sentimental del recuerdo de aquellos otros sábados en el protectorado Español en Marruecos, cuando la elegante y próspera comunidad judía salía a pasear portando sus mejores galas ¿Por qué?, ¿hay alguien capaz de igualar en elegancia a una sefardita?. Entonces se comentaban que los hebreos, “sabadeaban” paseando las calles y deteniéndose a saludar a fulano o a mengano.

Y en Ceuta se puede utilizar el verbo, se diga o no se diga “shabat shalom” aunque hay que decirlo por cortesía y porque así saludó un joven judío a sus vecinos, sí. Ese mismo que murió a los treinta y tres años dejándonos sus enseñanzas esotéricas en el resplandor de los Evangelios Gnósticos (o respetamos las raíces que nos unen a nuestro patrimonio espiritual o nos vamos directamente al carajo). El caso es que ayer, sábado del mes de mayo, el mes de las flores, “venid y vamos todos con flores a María...”, la ciudad relucía como una patena, sonaban las campanas con sones de gloria, que son los de los bronces de la Cristiandad, Enrique el navegante hubiera reventado de pura autocomplacencia y la Virgen de África guardaba su media sonrisa de talla templaria escamoteada a la avaricia del rey gabacho, para saludar a los comulgandos. ¿Qué dicen que la hispánica mariolatría es secuela de un reciclado culto a Isis?. Da igual, ambos nos pertenecen, así como los latinajos, hisopaduras, turíbulos y maitines. Y los niños que viven y festejan la celebración eucarística de su Primera Comunión, marineros y trajes algodonosos de organdí amerengados y mágicos. Rectifico en estos instantes un párrafo anterior porque “Sí” hay alguien capaz de plantarle competencia estética al elegante clasicismo barroco de las sefarditas y esas son las niñas convertidas en princesas que, por vez primera y ante la emoción de sus padres, se acercan a comulgar.

Organdí con festones y jaretas, alguna tira bordada, enaguas tiesas para “dar cuerpo” al vestido, calcetines calados y zapatos blancos que siempre acaban haciendo rozaduras, rosarios y limosneras para guardar las estampas de “el día más bello de mi vida” tocados de flores en el pelo, ya no se llevan aquellos velos blancos que colgaban de las coronas o de las cofias, pero se volverán a llevar porque las modas son cíclicas. Aún recuerdo cuando a los resignados niños y niñas, allá por los prolegómenos de los años setenta, cuando dio por disfrazarles de curas y monjas para comulgar por mor de los vaivenes de las modas religiosas. Hoy afortunadamente hay libertad para engalanar y los marineros o los almirantes con galones siempre han sido muy lucidos y también lucidos pero más sobrios quienes se acercan al cáliz de chaqueta y corbata. Pasarela ayer por ese Paseo del Revellín que era la bendición de Dios y que se para en la Plaza de España para hacer un requiebro y empaparse del cromatismo de las flores que festonean los parterres.

¿Se han parado ya ustedes para darse un festín de colores?, porque los naranjos que han convertido los azahares en guiños de cítricos dan sombra arbolada, las flores revientan en aromas, en los bancos se sientan las madres para vigilar los juegos de los niños y si te tomas un café en la única terracita del único bar, el líquido te sabe a soles y al murmullo del agua en la fuente en la que chapotean y hacen sus abluciones bandadas de palomas.

Ceuta ayer “sabadeó” demostrando la realidad de que es “una ciudad que hay que vivir con los sentidos” ¿Cabe mejor y más ajustada definición?. El cielo un poco brumoso con aromas marinas, el perfume de las flores que abigarran cromáticamente las aceras, calles, avenidas, plazoletas y esos rincones decorados que constituyen un guiño urbanita al paisajismo. Las hojas de los ficus estallando en verdores y la niebla resinosa de los pinos descendiendo por la piedra que esconde nuestros manantiales de energía telúrica, la energía que emana la roca y es aún más vivificante que el aire sin polucionar, puro cristal de roca.

Sabadeaban los ciudadanos y los niños y niñas que iban o venían de las comuniones entre miríadas de pequeños invitados a los convites vestidos de gran gala y estrenando la primavera que este año se ha hecho esperar. Y ¿Quién se acordaba hoy en la ciudad jubilosa del trapisondismo político y de la picaresca oportunista de quienes hablan de “la fractura social?. Nadie. Ceuta es de “esta otra manera” de los bronces con sones jubilosos, de los padres emocionados viendo el desfile de nácar hacia los altares, de los parterres engalanados para la ocasión, que parece que ángeles jardineros hubieran bajado al alba para pintar colores, recolocar los macizos de flores, poner firmes a las buganvillas trepadoras y dar brillo a las hojas de esos árboles que dibujan sombras chinescas sobre el asfalto. Ayer, jornada de mayo, la ciudad latía en un inmenso Te Deum y Ceuta sabadeó.

* Dedicado a Antonio Gómez que me supo inspirar este paseo sentimental por Ceuta.