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                     Quedan cinco días para que, de una 
					vez por todas, se sepa quienes van a gobernar en nuestra 
					tierra. Bueno lo de gobernar es un decir, pues está de una 
					claridad meridiana que el Partido Popular se llevará de 
					calle estas elecciones.  
					 
					Lo que no está tan claro es quiénes serán los que ocupen 
					algún que otro silloncito que quede libre, después de que el 
					PSOE saque los tres correspondiente colocándose, de esa 
					forma, como el primer partido de la oposición. 
					 
					Teniendo en cuenta que me he jugado una porra de cinco 
					euros, y que es cantidad, a pesar de los miles de millones 
					que tengo gracias a los sobrecitos, es una gran cantidad muy 
					fuerte que puede hacer resentirse mi economía y que además 
					por su fuese poco tengo en juego una cena, me veo en la 
					obligación de seguir fiel a mis ideas y lo que sobre las 
					elecciones y su resultado he venido diciendo y escribiendo. 
					O sea 21 PP, 3 PSOE y 1 que se repartiría entre Caballas o 
					el partido de Rosa Díez. 
					 
					En esta campaña que está a punto de terminar donde las 
					mentiras y los insultos, por parte de algunos políticos o 
					así se creen ellos ser, aunque del dicho la hecho hay un 
					gran trecho, han estado a la orden del día sin darse cuenta, 
					esos que dicen ser políticos cuando a lo más que han llegado 
					es a ser ha sido ser unos fracasados, que el discurso 
					empleado de insultos y descalificaciones, es algo que ha 
					quedado en la historia de la época medieval. 
					 
					Si a estos añadimos que están falto de memoria, o sea que 
					son desmemoriados, olvidándose de cosa que dijeron no hace 
					mucho tiempo el resultado, para todos esos anclados en el 
					pasado sin haber evolucionado lo más mínimo, es fracaso 
					total y absoluto. 
					 
					Son tan olvidadizos que con tal de criticar al enemigo 
					político en estas elecciones, emplean frases que les 
					califican mejor que a sus rivales. Por ejemplo, llamar 
					racistas al contrario o a miles de personas porque piensen 
					de una forma diferente a uno, cuando fueron ellos los que 
					mostraron, a su debido tiempo, ser lo más racistas con ese 
					colectivo, es la mayor de las incongruencias. 
					 
					Hay personas que no olvidan lo que un día les llamaron 
					quienes hoy, por intereses partidistas, se muestran 
					defensores a ultranza de todos ellos a quienes tanto 
					criticaron. Las mentiras tienen las patas my cortas. Ya lo 
					decía la sabia de mí abuela: “se coge a un embustero, antes 
					que a un cojo”. 
					 
					Y todo ese cúmulo de mentiras, cuentos y de promesas que son 
					imposible de cumplir es lo que llevará, a todos estos que 
					dicen ser políticos con discursos trasnochados y caducos, al 
					mayor de los fracasos en estas elecciones. 
					 
					Ceuta es y será siempre, ante los ojos del mundo, una ciudad 
					ejemplo a seguir de convivencia entre las cinco culturas 
					existente. Sólo los retrógrados, los politiquillos del tres 
					al cuarto que mantienen el mismo discurso arcaico de los 
					años setenta, no quieren que exista esa convivencia, y sacan 
					a relucir la palabra racista.  
					 
					Una palabra que ya no le hace efecto a nadie, porque los 
					ceutíes, sin distinción de credos o razas, pasamos 
					olímpicamente de esa fantasmada que no nos afecta en 
					absoluto. Ninguno con los que saque. 
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