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OPINIÓN - MARTES, 17 DE MAYO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Márquez le metió el dedo en el ojo a Aróstegui
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

A Francisco Márquez de la Rubia no dejan de hacerle entrevistas. Es, sin duda alguna, el político más entrevistado en los últimos años. Si acaso, y debe de ser por muy poco, podría ser superado por Juan Vivas. Lo cual me parece lógico. Porque no conviene olvidar que nuestro hombre es una pieza vital en el Partido Popular, después de haber realizado sus primeros escarceos políticos en el GIL, cual él acostumbra a decir. Ahora, además de ser diputado en el Congreso, aparece como número tres en una lista que acabará siendo votada mayoritariamente. Por lo tanto, estamos hablando de un político destacado.

Francisco Márquez se lleva muy mal con Juan Luis Aróstegui. Una enemistad que data de hace poco tiempo. Más o menos, según el consejero de Hacienda, desde que el sindicalista pasó por su despacho para exigirle cierta concesión a la que Márquez no se ha cansado de decirnos que se negó rotundamente. Y, a partir de entonces, el hombre que lidera Caballas decidió que el consejero de Hacienda merecía engrosar la lista de quienes han de recibir su ración de denuestos cuantas más veces mejor.

Sea como fuere, la verdad es que Márquez y Aróstegui llevan ya un tiempo tratando de hacerse el mayor daño posible con sus declaraciones. Se tiran a degüello cada dos por tres. Y han conseguido, mediante esa actitud, que muchas personas se froten las manos de gustirrinín leyendo las diatribas que se intercambian.

A mí lo que me extraña, y lo digo con absoluta franqueza, es que Mohamed Alí, que presume de ser agradecido y de bonhomía, no haya mediado entre ambos. Más aún: que no le haya dicho ya a su socio, Juan Luis, que mejor haría en dejar de meterse con el consejero de Hacienda. Aunque no tenga por qué explicarle con pelos y señales los motivos que él, Alí, tiene para pedirle que se tape un poco y no siga siendo tan insidioso con Márquez.

Los motivos que podría alegar el segundo hombre de Caballas, o sea, Alí, son tan convincentes como para que Aróstegui se viera precisado a no mencionar más al consejero de Hacienda. Por mucho que aún estemos en campaña electoral. Yo sé que a ustedes les agradaría sobremanera conocer esos motivos tanto como a mí poder propalarlos. Pero uno, que trata de no tenerle miedo al miedo, es consciente de que tampoco es conveniente escribir como Kamikaze, con el único fin de darse porte. Hasta ahí no llego.

Pues bien, volviendo a las muchas entrevistas que le hacen a Francisco Márquez de la Rubia, en vista de que es un político destacado (por ser consejero de Hacienda, diputado del Congreso e ir de numero tres en una lista electoral, la del PP de Ceuta, llamada a conseguir una mayoría absoluta), la publicada el domingo en este periódico, evidenció que Márquez no es buen enemigo. Que sabe cómo meterle el dedo en el ojo a cualquiera que intente denigrarle.

“Quien nos llama racistas dijo en 2002 que los partidos musulmanes eran un factor contaminante”, recordó Márquez que escribió Aróstegui en un libro titulado “Ceuta a corazón abierto”. En cuya página 31 pueden apreciar muy bien lo mucho que Aróstegui detestaba a los musulmanes.

Tanto como para desbarrar contra ellos. No obstante, con el paso de los años, y dada su volubilidad, Aróstegui ha decidido cambiar de opinión. Y la gente se pregunta: ¿qué será del pobre Alí?
 

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