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                     Naturalmente, en la RFEF, con el 
					Lorca Atlético que, a pesar de la catástrofe en la que 
					estaba metida toda la localidad de Lorca, por el terremoto 
					de la pasada semana, con miles de personas que se quedaron 
					sin casa y con otros mil problemas más, que también 
					afectaron a los propios jugadores y a otros trabajadores del 
					club, se obligó a que el encuentro, de segunda B, que tenían 
					que jugar, el pasado domingo, se jugara, por las buenas o 
					por las malas. 
					 
					Este luctuoso hecho, que ha sucedido en Lorca, ha puesto en 
					su sitio a todos esos “jetas” que rigen los destinos del 
					fútbol y ha puesto de manifiesto la catadura moral de todos 
					y de cada uno de ellos, sin posibles excepciones, en este 
					caso. 
					 
					Es incomprensible que se haya tenido tan poco tacto y que se 
					haya tenido que jugar un partido de fútbol, estando en la 
					situación que se encontraba todo el Lorca Atlético, sus 
					familias, sus vecinos y toda la población , sin excepción. 
					 
					Afortunadamente para el Lorca, el resultado le fue favorable 
					y han logrado salvar la categoría, pero ahí lo de menos eran 
					los puntos, cuando tras ello había la catástrofe que habían 
					sufrido y que siguen estando afectados por ella, durante 
					todos estos días. 
					 
					¿A dónde querían llegar desde la Federación de Fútbol?. 
					Nadie se puede explicar la falta de sentimientos que han 
					demostrado y lo que sí es cierto es que, de ahora en 
					adelante, han quedado marcados por su insensibilidad y por 
					sus intereses particulares, sólo por eso. 
					 
					Y que no digan que no había otra solución, había otra y 
					otras, como por ejemplo, si era preciso, retrasar esa 
					jornada, o los encuentros que tenían algo que ver con los 
					descensos, situación en la que se encontraban, tanto el 
					Estepona, como el mismísimo Lorca Atlético, en esta ocasión. 
					 
					Y que luego no nos vengan con las pantomimas que suelen 
					hacer y repetir, por cualquier chorrada, como es eso de, 
					lucir brazaletes negros en señal de luto, cosa que se da, a 
					cada instante. 
					 
					El luto, la tragedia y la desgracia estaba y sigue estando 
					en la localidad de Lorca, y para eso la Federación de Fútbol 
					lo único que ha hecho ha sido forzar para que se jugara la 
					jornada, especialmente ese encuentro que tenía que disputar 
					el equipo titular de esa localidad, el Lorca Atlético. 
					 
					Villar y su séquito han quedado marcados ya, de por vida, no 
					sólo para Lorca y para el Lorca Atlético y toda su comarca, 
					sino también para quienes tenemos sentimientos y sabemos 
					valorar lo que son los tres puntos en un encuentro y lo que 
					son varias vidas humanas y una catástrofe como la sufrida 
					por esa población, la pasada semana. 
					 
					Ahora, con la jornada concluida, no sé si a Villar y a todos 
					los suyos no se les caerá la cara de vergüenza, por la 
					desconsideración que ha habido para con todo un pueblo que, 
					ahora mismo, todavía, se mueve entre escombros y entre el 
					miedo de lo que han sufrido estos últimos días, en casa y 
					fuera de ella. 
					 
					Si nos ponemos a recordar a los últimos presidentes que han 
					pasado por esa Federación de Fútbol, nos encontramos con lo 
					más granado de la sociedad española de cada época, ahora 
					bien, a Pablo Porta, que ha pasado como el jerifalte más 
					desvergonzado de esa casa no se le hubiera ocurrido forzar 
					la situación como se ha forzado ahora para que se jugara 
					este encuentro con el equipo roto y la ciudad entre 
					escombros, Roca tampoco hubiera caído en esta situación, 
					pero Villar es otra cosa, con más cara de bueno, pero con 
					más ansias de poder, especialmente, para él. 
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