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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE MAYO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

La renuncia de Aróstegui, única solución honrosa


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Ayer nueva convocatoria de la Coalición Caballas y montaje de filas de sillas en el local de la sede que hacía prever una declaración “institucional” por parte de la formación o alguna iniciativa de similar relevancia. Se cruzaban apuestas entre una pública petición de disculpas de Mohamed Alí anunciando al tiempo la retirada de su número tres o bien una renuncia “pactada” de Aróstegui alegando desgaste o motivos de salud para hacer correr la lista y tratar de reparar el impacto de las manifestaciones contenidas en su libro. Pues bien, ni una cosa ni la otra. El escenario de filas de sillas fue testigo de una especie de rueda de prensa que parecía enjaretada en el último momento para expresar las ideas de siempre sobre el desempleo y la necesidad del “pacto social”.

Como los presentes conocíamos de memoria el discurso permanecimos expectantes atendiendo “la declaración” y como ninguno declaró nada nos fuimos. ¿Y para una rueda de prensa de escasos diez minutos se convoca a los medios y se organiza ese despliegue? Totalmente absurdo. Y también una nueva falta de respeto y de consideración para con los profesionales que andamos agobiados cubriendo las últimas jornadas electorales donde los políticos se multiplican por tres y no dan abasto a la hora de visitar barriadas y de hacer acto de presencia en los lugares y en las circunstancias más insospechadas. Y acontezca lo que acontezca, a la hora que sea y aunque caigan chuzos de punta hay que estar. Porque la labor del informador es informar. Pero no malgastar el tiempo asistiendo a improvisaciones insulsas y vacías de contenido. De políticas de empleo se ha hablado por parte de todos los partidos hasta quedar afónicos y del problemón de los bancos que no conceden créditos a los empresarios para que refloten sus empresas con la consiguiente generación de puestos de trabajo y de prosperidad también.

Por ello la convocatoria de la Coalición Caballas no satisfizo ninguna expectativa ya que esperaba un “”gesto” por parte de Mohamed Alí y vistas las delicadas circunstancias que vive la Coalición, la retirada de Juan Luis Aróstegui como muestra de coherencia política y para no perjudicar a sus coaligados. Dicen que “los grandes pecados tienen largas sombras” y que “para el político el pasado siempre es presente”, pero lo cierto es que la salida de Aróstegui no puede ser forzada ni impuesta por el número uno, Mohamed Alí, porque carece de mecanismos para hacer fructificar esa iniciativa ya que no se trata de una lista única de un solo partido, sino de dos grupos que van en coalición y podría acontecer que, ante la tesitura, una salida forzada de Aróstegui supusiera la retirada de todos sus fieles y dejar a la Coalición deshecha y sin lista. Mal arreglo tiene la situación.

Y la Coalición Caballas, con su credibilidad bajo mínimos, parece no encontrar salida a la tesitura y nos consta que largas y tensas han de haber sido las reuniones, que amplias y minuciosas las explicaciones por una y otra parte, que en estos días habrán acontecido numerosos desencuentros, pero que lo hablado y argumentado en las conversaciones, aunque acabará trascendiendo, porque todo acaba por trascender, permanece oculto y camuflado por el sepulcral silencio de la Coalición Caballas. De ahí que si no iban a realizar manifestaciones relevantes, la última rueda de prensa de la campaña, haya quedado aún más desprovista de contenido, ya que sobre temas de empleo se ha vertido a estas alturas un auténtico caudal de propuestas y de informaciones, se ha debatido y rebatido, se ha alegado y disertado de forma milimétrica, era innecesario el despliegue de medios y de cámaras, nada nuevo bajo el sol.

Quedan un par de días para que la Coalición Caballas se convierta en artífice de algún tipo de salida honorable que rehabilite su imagen ante el electorado, lo sentimos por Mohamed Alí que había llegado a dirigir un partido que, aunque localista y muy limitado ideológicamente, estaba ahí y detentaba un sector de votantes más o menos fieles, los mismos votantes que no creemos que vayan a regalar su sufragio para encaramar a Aróstegui a un escaño, por mucho que lo lamenten por dañar tangencialmente a la UDCE. ¿Y merece la UDCE ser víctima de las actuales circunstancias? A medias, porque el empecinamiento de Mohamed Alí ha sido proverbial y su política de hacer oidos sordos a quienes le desaconsejaban coaliciones ha acabado por explotar en su propia línea de flotación.

El comentario es que la UDCE ha contribuido activamente a “crear una pesadilla” y ahora no sabe que hacer con ella.

Todo depende por lo tanto de la postura de Juan Luis Aróstegui que puede elegir entre la discreta retirada o forzar a sus compañeros de travesía a seguir coaligados, si el barco flota muy bien y si se hunde, se hunden todos con él.
 

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