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OPINIÓN - SÁBADO, 21 DE MAYO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

El veneno de la crispación alcanza a la barriada del Príncipe


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Quien siembra vientos recoge tempestades”, a veces nuestro refranero se erige en tabernáculo porque en él hay que buscar las respuestas. Y nunca mejor que ahora, cuando el veneno sembrado de la crispación, los ataques y los insultos parecen haber preparado el terreno para los enfrentamientos directos y en pleno zoco del Príncipe, entre los vecinos. En esa barriada, mientras ha venido existiendo una especie de pastosa y al tiempo artificiosa uniformidad en torno al partido localista que postulaba el “pensamiento único” todo aparecía “controlado” por su propio líder, el mismo que ha aparecido junto a sus números dos y tres en panfletos repartidos por quienes han decidido “pensar por su cuenta” y no atenerse a la estricta disciplina de los borregos. Y de ahí el desencuentro transformado en refriega, los unos repartiendo los rostros de Caballas con acusaciones de racismo y los de enfrente repartiendo sus consiguientes fotocopias de Vivas y Aznar con alusiones a Carolina Pérez y las mismas acusaciones. Natural que los rivales se enfrentaran para determinar a fuerza de empellones quien se erigía con la titulación de “más racista”.

Sorprendente actitud, porque tanto los unos como los otros tienen idéntico derecho a repartir sus octavillas (aunque no estoy de acuerdo con ellas) e idéntico derecho a postular sus opiniones. Lo que sucede es que esas libertades normales en cualquier punto de la ciudad parece que “no pueden” permitirse en el Príncipe donde, los que siempre han manejado el cotarro, no pueden soportar ni les sale de los cojones soportar, que salgan “levantiscos” y que se “les rebele” la gente. De hecho la seguridad de Alí y de sus asociados consistía en estar firmementes convencidos de que “todo se encontraba bajo control” y los vecinos absolutamente teledirigidos, con los cerebros convenientemente lavados y centrifugados y dispuestos a “cumplir órdenes”. Pero no ha sido así, la gente llega un momento en que compara y opina y que “siente” que les tienen secuestrado el derecho a pensar de forma independiente, a discrepar, a discutir y a no estar de acuerdo con la disciplina impuesta, esos son los goces de vivir en un sistema democrático, ese es el privilegio de un Estado de derecho, el que los ciudadanos puedan optar, elegir y cambiar libremente de parecer sin que les “estigmaticen” ni les ataquen por ello.

Durante la campaña que ha pasado y en cuyo descanso nos encontramos, la crispación gratuita de manos de profesionales del enfrentamiento ha sido una constante, máxime cuando, por vez primera, personajes como Aróstegui han topado con cumplidas respuestas hasta a los puntos y las comas de sus ofensivas intervenciones. ¡Anatema a los osados! No. Nada de “anatemas” ni de “vaderretros” sino el puro y duro derecho a la réplica y se ve que la réplica ha calado en las mentes, al tiempo que calaba en otras mentes la dialéctica enconada. La violencia engendra violencia sobre todo entre quienes han sido azuzados por los intolerantes y por sus ideas incendiarias referidas al “riesgo de la fractura social” dicho en tono amenazador, como quien vaticina males futuros. ¿Culpable de “todo”? “Todos” los ciudadanos que se niegan a comulgar con sus ruedas de molino y prefieren la libertad de pensar como les de la gana, discrepar con ellos, no compartir su deprimente ideario y encima volverse respondones y poco dados al aprensivo “silencio cauteloso”. En las fechas pasadas “se ha hablado” y nadie en Ceuta se ha callado ni debajo del agua, no ha habido forma de acallar las opiniones ni de ocultar las réplicas y eso que por parte de los intolerantes se ha tratado de frenar la libertad de expresión y de opinión contrarias a ellos. Con escasos resultados, rectifico, con ningún resultado, al revés la crispación de unos era el acicate perfecto para los otros.

La grandeza del progreso es la capacidad de evolucionar y de cambiar para crecer. En la barriada del Príncipe prevalecía el inmovilismo, todos y todo parecía paralizado, a los vecinos les habían dicho “a quien” había que votar y el fracaso de la crispación y de su veneno es que, hoy por hoy, una gran parte de esos ciudadanos ha decidido libremente que “no quieren” que les digan “a quien” deben votar, porque se niegan a hipotecar sus futuros y prefieren ser ellos quienes decidan en total libertad. Y desean la libertad de poder moverse, hablar, expresarse y opinar en “su” barrio y en “sus” calles con total tranquilidad y como las libertades se conquistan, tanto en las urnas como en las aceras, el encontronazo entre rivales políticos ha motivado que otros vecinos se tuvieran que meter a separar. Dispuestos unos a defender sus ideas distintas, decididos los otros a no permitirles moverse libremente. El veneno de la ola expansiva de la crispación ha alcanzado a los ciudadanos del Príncipe, los que han crispado pusieron gasolina y mechero y luego pincharon para hacer saltar la chispa y los contrarios, al ver armarse el fuego en lugar de salir corriendo se acercaron y lo mearon para apagarlo con el mayor de los descaros. Parece que los vecinos pierden el miedo a cambiar y a exigir su derecho a elegir lo que mejor les convenga, sin presiones, ha habido un “levantamiento” popular, la gente se ha revuelto y han acabado a empujones y malas palabras con “los guardianes de las formas y del pensamiento único”.

En el Príncipe hoy ha habido libertad sin miedo. Tras años de silencio y de conformismo y los vecinos se han negado a tragar más quina y a que les envenenen más. De ahí el rifirrafe, de ahí la rebelión.
 

Las luces de la “Jornada de reflexión”


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Precampaña, campaña, “Río sobre aguas turbulentas”, acampadas, Simon y Garfunkel, mítines, convocatorias, comparecencias, ruedas de prensa, rifirrafes, visitas, publicidad, mensajes, incordios, huellas dactilares que se borran de darle a la tecla con el consiguiente peligro de que sospechen los del Ministerio del Interior, acometidas, regocijos,despliegue y...punto final. Anoche entre faustos y esperanzas se finiquitó el periodo electoral y hoy toca deglutir y reflexionar para mañana regurgitar nuestros pareceres y voluntades en urnas de metacrilato.

¿Jornada de reflexión? Antes que nada un paréntesis, porque el sentido del voto de cada cual ya va más o menos firmemente arraigado en la sesera presto a ser depositado. Pero lo importante es participar, porque si mañana no se está a pie de urna con el DNI bien dispuesto, luego se carece del derecho a quejarse y a desbarrar. Las acampadas que trata de capitalizar la izquierda cuando es minoría, porque no ha sido iniciativa exclusivista sino gazpachuelo de cien opiniones diversas y de otras tantas ideologías sin encorsetar, las “movilizaciones” pueden ser un símbolo genérico de hartazgo y descontento, pero no están llamada las revoluciones a las calles en la UE. Mayo del 68 existió y hoy sus autores son dignísimos sesentones, existió la primavera de Praga y cayó una vez el Muro infamante. Pero hoy por hoy las revoluciones y los cambios surgen directamente de las urnas, en ellas continuismo o regeneración, “habla pueblo habla” cantábamos en los estresados años 70 y cazurrillos como éramos sin rodaje en las lides democráticas quisimos y supimos estar.

A nivel Ceuta en esta campaña ha habido de todo y se ha vivido de todo, antes que nada muchas prisas y pocas pausas, pero, como sucede en cada nueva convocatoria los grupos políticos cambian estrategias, reciclan el marketing, modernizan iniciativas, modifican el mensaje y suelen ir con las propuestas bien estudiadas y analizadas algunos y con los modismos dialécticos repescados en los mares de las evidencias y la demagogia los otros. Positivo para quienes se modernizan y adecuan cada mensaje a cada circunstancia, porque las circunstancias de hoy nada tienen que ver con las de hace cuatro años y menos aún con las de hace ocho. Negativo para quienes fotocopian idéntica cantinela sin comprender que el mundo cambia , aunque sus cerebros parezcan no darse cuenta. Jornada de reflexión para recordar anécdotas y refrescar los mensajes recibidos, para que los políticos tomen oxígeno antes de la vorágine de mañana domingo y se repongan de los arduos “fines de campaña” que suelen implicar un gran desgaste, aunque durante todo el periodo electoral los partícipes queman toneladas de energía, porque el tiempo es limitado y “hay que estar y llegar” con los mensajes al máximo de ciudadanos. Por mucho que los medios de comunicación ayuden actuando de eco-eco-eco... Y colaboren analizando, destripando, escarbando y comparando, porque no se trata de “soltar la noticia” a palo seco, sino de desgranarla,analizar y luego sintetizar, todo muy empírico y con mucha labor de coco en honor de la distinguida concurrencia. De la calidad informativa depende y mucho el que “cale o no cale” la noticia, juega la credibilidad, juega el rigor, juega el nivel y juegan y mucho los que dirigen los medios actuando como catalizadores del tratamiento de la información.

La energía que se ha movido en torno a esta campaña que ha sido especialmente espinosa, bastaría para alimentar en condiciones a una buena central nuclear y encima, de haber filtraciones no serían muy contaminantes porque los tanques estarían llenos de buenas ideas, ideas sandias, excelentes principios doctrinales, jilipolleces, iniciativas ilusionantes,”más de lo mismo”, proyectos que encandilan,palabrería de baratillo y perlas cultivadas ideológicas. El resultado es que en caso de fuga radiactiva lo que es bueno en campaña beneficiaría al personal y el único riesgo de lo malo sería abrumar, saturar de memeces y aburrir a los afectados, nada que no pueda repararse con una vaharada de positivismo y un anuncio de créditos blandos y abaratamiento de las hipotecas.Pero mañana nos jugamos demasiado como para permanecer indiferentes o para ejercer cualquier amago de “pasotismo”. Para cambiar hay que participar. Porque de la voluntad ciudadana surgirá o no surgirá la regeneración y esta no nos la van a “regalar” ni nos va a tocar siendo agraciados por el cupón de la ONCE, el cambio hay que lucharlo en las urnas con nombre, apellidos y datos de filiación, de ellas saldrá “la nueva movida” porque en los sistemas democráticos no caben “revueltas populares” que no sean el resultado de un recuento de votos efectuado por los interventores de las mesas electorales. Esas son las revoluciones legítimas, esa es la revolución de mañana domingo y no la de cuatro mamarrachos que tratan de arrimar el ascua a su sardina en las acampadas y salen pidiendo la convocatoria de un referendum “monarquía-república” cuando a cinco millones cortos de españoles les está faltando la leche y el pan. Primero se vota y luego si se quiere se acampa en plan simbólico y para que no diga la izquierda radical que la calle es suya, porque de los que están el 90% ni son de izquierda ni son radicales ni llevan rastas piojosas, lo que sucede es que el escaso 10% se pirra por acaparar protagonismo y hacerse oir ante las alcachofas de los micrófonos, los otros, la mayoría, permanecen tristes y algo abrumados porque se ha venido pasando muy mal en España y los pesares y las fatigas dejan agotadas a las personas.

Por todos ellos y por nosotros hemos de ir a deslizar nuestra voz por la ranura de la urna de metacrilato. Y yo sé y presiento que la participación femenina va a ser del 100%. Normal, son hijas, madres o abuelas. Son la mano que mece la cuna que es la mano que mueve al mundo. Que nadie falte mañana, hay convocada una revolución.
 

El Gobierno de Vivas y la defensa
sin resquicios de las libertades


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Última rueda de prensa tras el último Consejo de Gobierno, compareciente la Portavoz Yolanda Bel para enumerar los acuerdos sobre la concesión de subvenciones a diferentes asociaciones con especial insistencia en el asociacionismo vecinal y en las relevantes actividades que, de manera continuada llevan a cabo las Asociaciones de Vecinos, auténtico factor puntero de la calidad de vida y de las actividades culturales y sociales de las barriadas. Y respuesta ante la pregunta realizada por este diario sobre el ataque del que fuimos víctimas la jornada anterior por parte de Aróstegui de la Coalición Caballas con la cooperación necesaria y complicidad manifiesta de Mohamed Alí ya que “quien calla otorga”. Yolanda Bel estaba informada del asunto y de cómo nos habían calificado de “panfleto indecente que damos asco”. Y todo el despotricamiento ante la increíble pasividad del resto de los medios de comunicación, prensa, radio y televisiones, que se limitaron a presenciar la acometida y a dar fe de ella sin organizar “ipso facto” un “plante” en solidaridad con el medio de comunicación atacado. Porque la lealtad profesional “existe” el Código Deontológico también “existe” y ningún informador consiente que se insulte a un compañero en el ejercicio de sus funciones sin pronunciarse de inmediato y poner los cojones encima de la mesa.

Pero “pelillos a la mar”, la postura del Gobierno de Juan Vivas manifestada a través de Yolanda Bel siempre ha sido y es la de manifestar absoluta condena y rechazo ante cualquier ataque a las libertades de opinión, expresión e información que aparecen reflejadas y articuladas en el texto constitucional y que son garantía plausible del correcto funcionamiento de un Estado de Derechos en el que se respetan las garantías. Y tras esta parrafada que es un sentido homenaje a la corrección política añadir que, la estulticia de quienes vejan, zahieren, increpan, insultan y ofenden no tiene límites, añadiéndose a esta disyuntiva la utilización de un cabreado lenguaje cuyas raíces podrían hundirse en la verborrea del Apocalipsis reconvertido en virtud del nivel intelectual de sus usuarios en una especie de “Apocaleche” de andar por casa. Y dentro de la dialéctica, no apocalíptica, sino “apocalechística”, sería conveniente y adecuado que tiraran de algún texto o diccionario para afinar cuando atacan y califican de “panfleto” a un medio, salpimentando la denominación con crípticas imputaciones de que, el panfleto en cuestión, miente, intoxica, manipula y demás lindezas subyacentes a la especie de lucha luciferina que ha venido librando la Coalición Caballas contra este periódico, que no contra otros que se les muestran cercanos y dispuestos a aplaudir y secundar sus dislates, por más que reciban más dinero público que ningún otro medio. Lógicamente, los medios de comunicación “adeptos y adaptables” al coñocido Aróstegui (¡Coño, de nuevo Aróstegui!) no se pueden considerar “subvencionados con dinero público” sino “debidamente apoyados en legítimo interés al derecho a la información y al ejercicio de las libertades propias que no de las ajenas”. Así, siguiendo el camino espiritual de la chinchorrería y de las molleras precintadas y utilizando de forma liberal el plural mayestático (conducta muy decimonónica) vamos a permitirnos ejercer de Maestros Ciruela de la Coalición y de su factotum Aróstegui para que bienutilicen la riqueza fragante del idioma español porque terminológicamente son unos desastrados.

En efecto, tildarnos de “panfleto” no resulta lo bastante “incordión” y hace poca mella en nuestro almario o armario del alma. Y es inadecuado. De hecho se equivocan ya que, desde un criterio convencional el panfleto se asocia con actividad propagandística y así podemos encontrarnos panfletos sobre partidos políticos donde dan a conocer sus programas, panfletos de asociaciones con sus actividades y panfletos de todo tipo conteniendo lo que Dios les de a entender. Pero, cuando una publicación, en claves de auténtica malignidad y cargada de aviesas y retorcidas intenciones miente, manipula, engaña, intoxica, desorienta, subyuga, adoctrina, equivoca, despista, insulta, persigue, acosa, zahiere y... Y demás sinónimos del verbo “joder” no es un panfleto sino un “libelo” que se deletrea l-i-b-e-l-o. Así que aplique Aróstegui el cuento a sus paroxismos y nos haga el favor de insultarnos y vejarnos “en condiciones”. Y no moralizamos ni reprochamos cuan alevosos de corazón traidor, sino que nos limitamos a respetar tradiciones literarias de honda raigambre en cuanto a géneros. ¿Quien no recuerda los afanes vengadores de los Poderosos pregonados por diabólicos libelos paridos en dieciochescas imprentillas clandestinas? El libelo vituperaba agazapado en el anonimato de sus autores, era germen de revoluciones y revolicas, ponía a caldo a quienes apetecía y era usado insanamente para desgastar y atormentar al adversario de turno. Poco más o menos lo que el “coñocido Aróstegui” (¡Coño, de nuevo Aróstegui!) nos imputa de manera claramente inapropiada, lógico que hasta para difamar haya que tener un cierto bagage cultural, no hablamos de llegar a la sabiduría hermética pero si de coñocer al menos las acepciones de cada término y un poco de la multidimensionalidad del lenguaje.

Y pese a las carencias culturales evidenciadas el ataque a las libertades resulta evidente y clarificador de ahí nuestro reconocimiento a la condena sin vacilaciones de la Portavoz del Gobierno, más veloz en reaccionar que el resto de los medios de comunicación en general y que alguno concreto en particular que por presumibles afinidades ideológicas e intelectuales con la Coalición Caballas parece alborozarse cuando ‘El Pueblo de Ceuta’ recibe vituperios. Y vituperios catetos y mal encaminados, porque, para insultar con seriedad no se acusa de panfleto, se acusa de libelo.
 

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