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                     Hoy es domingo, y ya saben ustedes 
					que para mí el domingo es el día más importante de la 
					semana, por el simple hecho de que no me tengo que dedicar a 
					escribir. O sea que es el día que estoy de descanso. 
					 
					Seguro que, para algunos éste domingo será un domingo feliz, 
					mientas que para otros será un mal día. Claro que un mal día 
					lo tiene cualquiera, pero tranquilos que ya se sabe, que 
					menos da una piedra. Aunque, eso sí, hay pedradas que duelen 
					lo suyo. Por eso yo siempre digo:”a quien Dios se la dé, San 
					Pedro se la bendiga”. 
					 
					No creo en lo adivinos, ni en ninguno de esos que dicen que 
					aciertan cosas, cuando nunca aciertan nada de nada y, sin 
					embargo, hay muchas personas que se creen todo de cuanto 
					dicen unos cuentistas. 
					 
					Ahora, bien, las cosas claras para que nadie se llame a 
					engaño, hay personas que sin tener el don de la adivinación 
					ni, por supuesto, ser vidente o profeta, dicen algo con 
					vista a un futuro no muy lejano, que aciertan de pleno. 
					 
					Por ejemplo, sin señalar que está una jartá de feo, hay 
					quien dice, con una visión de futuro impresionante, que el 
					paro no volverá a subir, pues ya hemos llegado a la cota 
					máxima y que por lo contrario, en estos meses de junio, 
					julio y agosto, volverá a bajar. 
					 
					Ante estos videntes, me entrego, no tengo palabras para 
					calificar la sensacional actuación de sus profecías. Cómo es 
					posible qué con antelación a la llegada de esos meses de 
					verano, se sea capaz de vaticinar ese descenso del paro en 
					nuestro país. Eso sólo se le puede ocurrir a una 
					inteligencia privilegiada capaz de ver el futuro. Ese 
					vaticinio no se le pude ocurrir a una inteligencia normal 
					pues su capacidad intelectual, debido a su normalidad, no da 
					para tanto. 
					 
					Basa su profecía en fundamentos lógicos pues dice que se 
					notará ese descenso del paro, debido al turismo que en esos 
					meses de verano llegará a nuestro país. Un turismo que a su 
					forma de ver según su profecía, aumenta considerablemente 
					debido a que hay países que por la situación que están 
					atravesando los turistas no irán a ellos, prefiriendo 
					hacerlo a España. 
					 
					Claro que se le ha olvidado decir que con el asunto del 
					recorte de los chiringuitos y tal como está la situación, 
					los empleos que se van a conseguir, éste año de gracia, van 
					a ser menos de los que se presumen, Al menos de los que 
					presume el adivino de turno. 
					 
					Y mire, señor adivino, no me gustaría más, en mi vida, que 
					equivocarme y, en esos meses de verano nos viéramos 
					desbordados por le turismo y se creasen miles y miles de 
					puestos de trabajo. Pero también tengo que decirle que, 
					después de esos meses cuando el turismo se haya marchado 
					volveremos por desgracia, a aumentar el número de parados. 
					 
					Vamos, con claridad meridiana, para que nos entremos todos, 
					que esa profecía que usted ha lanzado, me lleva a 
					convertirme también en profeta, asegurándole que voy a decir 
					algo, con vista a un futuro no muy lejano que se va a 
					producir. Ahí va mi profecía, con la seguridad total de que 
					acierto. En una gran ciudad se va a producir un accidente de 
					coche por exceso de velocidad. Es más, como estoy que me 
					salgo, en plan adivino, voy a decir la ciudad, Barcelona. ¡Peazo 
					de profecía! 
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