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                     Es lo mejor para todos. No es un 
					capricho, ni tampoco un regalo que se nos hace, es algo que 
					nos hemos ganado y que no debemos desaprovechar. 
					 
					Afortunadamente hoy tenemos esa posibilidad y si no estamos 
					a gusto con lo que había, o con el talante de lo que hay, 
					tenemos la posibilidad, con nuestro voto de intentar que 
					haya una alternancia. 
					 
					Eso no lo hemos podido disfrutar, en gran parte de nuestra 
					vida, los de mi generación que, hasta que no estábamos 
					metidos en los 30 años, no habíamos tenido la oportunidad, 
					ni la posibilidad de ir a las urnas para elegir o para que 
					se nos eligiera. 
					 
					Hoy, sin embargo, tenemos derecho a votar, yo diría que, 
					también, tenemos el deber de hacerlo y ello no significa que 
					tengamos que votar a tal o cual opción, eso significa que 
					podemos elegir unas siglas, las otras o, en el peor de los 
					casos, votar en blanco, que sería lícito y que es otra de 
					las opciones. 
					 
					Particularmente, procuraré que no sea muy tarde, esta misma 
					mañana, nunca lo dejé para la tarde, iré a mi colegio 
					electoral, ya tengo preparada la papeleta, porque desde hace 
					días sé a quien votaré y, tras cumplir con mi deber, si es 
					que el día está de playa, un rato a la orilla del mar no se 
					está, del todo, mal, con lo que ya habremos completado el 
					día. 
					 
					Y digo que voy a votar, por supuesto que sí, y lo que siento 
					es que las leyes no me permiten votar dos veces, que si 
					fuera posible lo haría, con lo que me iba a resarcir de 
					tantos años como estuve sin poderlo hacer. 
					 
					Y, en estos días, en los que han levantado algunos la voz, 
					en busca de otras formas de democracia, es muy posible que 
					existan otras maneras mejores, no las conozco, pero estando 
					donde estamos, lo primero que tendremos que hacer es cumplir 
					con lo que hay y luego, todo lo que nos pueda llegar y que 
					sea mejor, aceptarlo, pero sabiendo a donde vamos, sin 
					utopías y sin carnavaladas que aporten otras cosas que ni 
					esperamos, ni son convenientes. 
					 
					En los últimos días y, especialmente, en los centros de 
					enseñanza, hemos visto como se estaban preparando las 
					cabinas y todo lo que conllevan unas votaciones. 
					 
					Al mismo tiempo, Ceuta se va a estrenar con una modalidad 
					nueva, de la que van a participar otras pocas ciudades, como 
					experimento bien, lo que no sé es si ese experimento será 
					auténtico o necesitará de “gaseosa” como ocurre con muchas 
					de las novedades que se presentan, solamente, para unos 
					pocos. 
					 
					Con el cierre de campaña, por parte de los grupos políticos, 
					en la noche del viernes, las calles han quedado como 
					desiertas, aunque tan sólo haya sido del ruido, a veces 
					molesto, de dos semanas. 
					 
					Ayer, las ciudades aparecían diferentes y hoy con la calma 
					propia de las elecciones, con los votantes por un lado, los 
					de las encuestas cerca de los colegios electorales y, antes 
					de que se hagan oficialmente los recuentos, comenzarán a 
					aparecer, en los medios de comunicación, unos resultados que 
					casi nunca coinciden con lo que resulta luego. 
					 
					Es lo que nos espera, en este día, ya el último antes de 
					saber quienes serán los componentes de las nuevas 
					corporaciones. 
					 
					Tenía ganas de que terminara todo esto y tenía ganas de 
					tocar otros temas que, en estos días, hubieran parecido ir 
					contra corriente, pero que desde mañana ya estarán, de 
					nuevo, actualizados. No olvidemos que lo que votemos hoy 
					será para cuatro años, no nos equivoquemos, no nos olvidemos 
					de votar. Yo votaré, por supuesto. 
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